El presidente de la comisión de transportes del Congreso de la República, Carlos Simeón Hurtado (Acción Popular), reconoció ser “la voz de los colectiveros informales”, un servicio que atenta contra la reforma del transporte iniciada por el gobierno a través de la Autoridad del Transporte (ATU) de Lima y Callao. Esta declaración, grabada por el periodista José Miguel Hidalgo y transmitida hoy por Cuarto Poder, es realizada meses después de que el ‘taxi' colectivo haya sido legalizado en el interior del país con los votos de un sector del congreso, al cual pertenece el mismo Hurtado. En mayo del 2020, en plena pandemia, el legislador se convirtió en uno de los impulsores esta iniciativa legislativa que terminó aprobándose en todo el Perú, a excepción de Lima y Callao (este proyecto ha sido observado por el Ejecutivo y aún no se reglamenta).
Hasta la fecha se desconocía que Simeón tuviera un vínculo tan cercano con este gremio, más allá de ser solo un defensor del servicio. “Mira, yo soy la voz del pueblo, del rubro de colectiveros que vienen siendo atropellados sus derechos. Bueno ahorita todos son informales”, dijo Simeón Hurtado en Cuarto Poder. Sus declaraciones, además, fueron realizadas días después de que él mismo haya presentado otro proyecto de ley que plantea extender hasta por 10 años el permiso a todas las combis de Lima y Callao, un servicio que también contraviene a la reforma del transporte de la ATU.
“Queramos o no queramos, los hermanos que brindan servicio (del colectivo) trabajan en informalidad, porque tienen la esperanza que el congreso (los autorice por) insistencia a los M1, y los autos colectivos sean formalizados, porque así salga o no la ley, van a seguir trabajando. Hay que avanzar con algo", añade Simeón. Al referirse al M1, hace atribución a la categoría de vehículo tipo sedán o station wagon, es decir, lo que él busca es formalizar que cualquier auto, por más liviano que sea, esté autorizado para dejar o recoger pasajeros a lo largo de cualquier vía nacional (carretera), con el peligro que esto representa. “Vamos a tener la necesidad de contar con estos hombres valientes que trabajan en informalidad, la pregunta es: ¿siempre los veremos con abuso de policía y de Sutrán? No podemos ser indiferentes con ellos”, dice.
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Según este informe de la campaña #NoTePases de El Comercio, los autos livianos como sedán y station wagon, ahora permitidos para servicio interprovincial, han provocado el doble de muertes que los buses. Según la Fundación Transitemos, la evasión tributaria por parte del servicio de transporte colectivo es de más de S/25 millones al año. A su vez, son los vehículos que más generan tráfico vehicular, por la naturaleza de su actividad (recoger pasajeros a lo largo de su ruta). “Sobre la saturación de las vías urbanas y nacionales, los colectivos han incrementado la incidencia de accidentes de tránsito, la generación de comercio ambulatorio y la delincuencia, y es competencia desleal contra el transporte formal, lo que provoca el cierre de empresas y despido de trabajadores, además de incrementar la informalidad”, declara Transitemos.
La ATU sostiene que el servicio de ‘taxi’ colectivo en Lima y Callao debe ser erradicado por completo para dar paso a un sistema de transporte masivo de calidad. No solo porque los choferes de colectivo se han organizado para invadir paraderos, agredir a inspectores, evadir los operativos y hasta pagarle a una red de abogados especializados en dilatar sus papeletas hasta su prescripción, sino porque su proliferación es lo que ha generado la congestión vehicular en Lima. La misma que nos quita hasta cinco horas al día, la misma que nos ha colocado en el tercer puesto del ránking de ciudades con más tráfico en el mundo.
Las cifras lo demuestran: en el mismo espacio de pista donde caben tres taxis colectivos con 12 pasajeros puede entrar un solo bus formal con capacidad para 60 personas. Por eso, los 15 mil colectivos informales que circulan por la avenida Arequipa han hecho que la velocidad de los buses del corredor azul descienda de 13 km/h a solo 9 km/h. Y como un círculo vicioso, la lentitud que han generado en los buses de los corredores ha hecho que los pasajeros se bajen de este transporte formal y se suban al informal que va más rápido y te dejan en cualquier esquina, financiando una actividad que no tributa, y perjudicando al sistema formal que podría mejorar y ampliar su flota.