Actualización: este informe fue publicado el pasado lunes 26, se vuelve a republicar porque hoy, miércoles 28, la Policía Nacional empezó a desalojar a los invasores en Lomo de Corvina.
Lima es una ciudad que, desde hace varios años, se construye al revés. ¿Por qué? Usualmente se planifica, a través de la alcaldía o municipalidad, qué terreno se podrá usar, sus condiciones y se arregla. Luego, se apuesta por asfaltar la zona, llevar los servicios básicos y crear un buen ambiente. Después, se empiezan las construcciones de viviendas y otras edificaciones. Pero, en nuestro caso vemos cómo las personas, por diferentes motivos, apuestan por tomar nuevos espacios y convertirlos en sus hogares de manera irregular e improvisada, lo que se conoce como una invasión. Actualmente, cientos de familias han tomado la zona de Lomo de Corvina, en el distrito de Villa El Salvador. A propósito de ello conversamos con dos especialistas quienes, desde sus campos de experiencia, explican las causas detrás de este fenómeno social y barajan opciones para regularlo.
MIRA: Lomo de Corvina: invasores bautizan el terreno como “Grupo familiar Luis Bambarén”
Desde el 13 de abril, miles de personas se equiparon con carpas, plásticos, esteras, piedras, palos de madera y todas sus pertenencias para buscar dónde vivir. El destino fue una zona de Lomo de Corvina, bautizada por los ciudadanos como “Grupo familiar Luis Bambarén”, cuyos dueños son el Ministerio de Cultura y la empresa Minera Luren. Las autoridades se encuentran en búsqueda de una solución adecuada, al igual que los ciudadanos que ocuparon el terreno, pero hay un peligro inminente: se encuentran viviendo en una duna.
Antes de explicar los riesgos, es importante entender que las invasiones responden a un derecho básico o a la falta del cumplimiento de este: el de vivir en un ambiente adecuado. Se puede asumir que esto está contemplado en su totalidad por la Constitución Política del Perú, pero no es así. Recién en febrero de este año, el pleno del Congreso aprobó, en primera votación, una reforma constitucional que busca incorporar el acceso a la vivienda digna y adecuada con servicios esenciales como derecho fundamental. “El problema es que el Estado ha mostrado un desinterés total en proporcionar vivienda digna a los peruanos. En la actualidad, hay un déficit de 1.6 millones de viviendas en el Perú. Es decir, existe un gran porcentaje de familias que no tienen un techo para vivir o habitan en espacios con condiciones pésimas. Lo que se tiene que hacer es tratar de cerrar esta brecha” explica Fanny Salas, abogada especialista en saneamiento y temas municipales.
Ella agrega que el problema también gira en torno a la ocupación informal. “Muchas personas recurren a esta forma porque el Estado es un cuello de botella en los procesos para titulación y licencias de obra. No cumplen los plazos pactados y ponen requisitos totalmente engorrosos para aprobar los expedientes de licencia. En promedio y siendo optimistas, sacar una licencia puede demorar cinco o seis meses. Hay municipalidades que se demoran un año y medio en el trámite. Y todo es peor con la pandemia. El sector privado tuvo que digitalizarse y simplificar los procesos, pero esto no ocurre en el Estado”, admite.
Los peligros de construir
Manuel de Rivero, arquitecto y urbanista, explica que a la hora de construir hay dos elementos a considerar. El primero, y más conocido, es la gravedad. El segundo, a considerar en zonas sísmicas como el Perú, es el movimiento horizontal. No se trata únicamente de fijarse si el techo aguanta, sino también en cómo resiste el suelo. “La manera en que un edificio se posa en el suelo, es tremendamente importante para el tema de los sismos y cuando este no es suficientemente fuerte, se tiene que hacer resistente”, afirma.
Sobre la zona ya mencionada, el especialista comenta que “Lomo de Corvina es una duna, que es arena que ha venido generándose por el río Lurín. Este ha venido moliendo los Andes por millones de años y esa arena se deposita frente a Pachacámac, la corriente lo lleva y el viento hace que se vaya acumulando ahí”.
Pero De Rivero es tajante cuando le preguntamos qué pasaría si se edificaran viviendas en la zona. “Construir en Lomo de Corvina es un suicidio, salvo que gastes enormes cantidades de dinero en darle una cimentación, es decir, dar una base suficientemente fuerte para que resista. En teoría, se podría, pero no hay ese dinero”, asegura.
Otro aspecto a resaltar es que se encuentran encima de la zona de trabajo de Minera Luren, quienes tienen la concesión del espacio. “Al mismo tiempo que alguien está tratando de quitar el suelo (porque la mina utiliza el arena de la zona), alguien se pone encima. Entonces, cada sol que le pongan a ese terreno lo van a perder. Si invierten 200 soles hoy, es como si se hubiese tirado al agua. Ese es el principal peligro”, comenta.
El rol de la municipalidad
La compleja situación actual nos lleva a preguntarnos qué deben hacer las autoridades locales y nacionales en este tipo de casos. En cuanto a las municipalidades, Salas explica que el rol que deben cumplir es el de tender un puente de diálogo. Estas son las entidades del Estado que están más cerca al ciudadano y tendrían que encargarse de revisar en qué zona se les podría reubicar, por ejemplo. En un plano más general, también señala que es importante que las municipalidades empiecen a regularizar muchas zonas donde ya existen viviendas. “Hay muchas construcciones que se han ejecutado sin licencia y sin revisión, no tienen título de propiedad, no tienen absolutamente nada. Y las municipalidades les cobran arbitrios como si fueran viviendas, cuando en realidad están registradas como terrenos”, comenta.
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Según la especialista, algo que empeora la situación es el desinterés de las autoridades en regularizar todo. “Muchas veces los alcaldes están más interesados en obras de cemento ¿no? En lo que les pueda dar un voto, pero no centran su interés en poder brindar ayuda al ciudadano. Una cosa es tener de propiedad un pedazo de tierra y otra es que en este tengas una construcción saneada con título”, dice. Además de esto, señala que muchos alcaldes y sus municipalidades no están capacitados ni preparados para asumir el reto, y existen otros que de plano no conocen que tienen esta atribución.
Salas recalca la necesidad de un plan urbano y su ejecución. Pero ¿esto qué es? Se trata de la planificación para el diseño de un distrito o ciudad, con miras al futuro. “Con esto se planifica, por ejemplo, qué zonas del distrito pueden crecer residencialmente o qué zonas se protegen. Puedes saber cuántos semáforos hay, cuantos puentes, entre otras cosas. Veámoslo en pequeña escala: uno tiene que saber qué cosas tiene en su casa y con eso se planifica cómo estarán organizadas, pero si no se sabes o no aprovecha esta información, se crece o se cambia de forma desordenada”, afirma.
Y el Estado, ¿qué hace?
Así como viene ocurriendo una invasión en Lomo de Corvina, hasta hace algunos días cientos de familias ocuparon una zona del Morro Solar. Como vemos, esto se repite y es inevitable pensar en el rol del Estado y en el trasfondo legal de la situación. Aquí entra a tallar la Ley 31056, aprobada en setiembre del año pasado, que amplía los plazos de la titulación de terrenos ocupados por posesiones informales y dicta medidas de formalización. A primera vista suena bien, pero varias organizaciones advirtieron en su momento que esta norma podría favorecer la ocupación ilegal y las consecuencias las vivimos ahora.
“Al ampliar el plazo, lo que les estás dando (a los ocupadores ilegales y los traficantes de terrenos) es un espacio para que persistan. En vez de decir ‘acá se acaba’, se les permite continuar con esta actividad que tanto daño hace”, dice Salas.
Y es que parece ser que en vez de asumir la tarea de reubicar a diversos grupos, resulta más cómodo dejarlos en espacios que no han sido revisados como se debería. “Lamentablemente, en los años 90 se desbarató un sistema que era ejemplo en el mundo y se reemplazó por el COFOPRI por el cual se dan títulos de propiedad y que era una manera populista de tener rédito político. Lamentablemente esta movida fue tremendamente popular, entonces hay mucho estímulo para que los políticos lo usen. Si yo vengo con mis cuatro hijos encima, te digo que no tengo donde vivir y tú me dices que use un terreno, yo te voy a estar agradecido por el resto de la vida. Pero, claro, lo que nunca me dijiste es que este terreno no me va a servir”, apunta el arquitecto De Rivero.
“Esta norma (la Nº 31056) es una especie de profecía autocumplida cuando ves la situación en la que estamos. Es como si dijera: ‘sigo insistiendo con eso que me está matando para tratar de salvarme’’, admite el especialista.
Grandes cambios por realizar
La solución para lo que ocurre en Lomo de Corvina está en la reubicación del grupo humano. Ahora ¿qué se debería tomar en cuenta al momento de trasladarlos? Manuel de Rivero comenta que en estos casos, el Perú es un país modelo o al menos lo era. “En todas las universidades del mundo que estudian la arquitectura y el urbanismo, hay un momento en que hablan de Lima. Lima es un caso de estudio porque en los años 60 dio un ejemplo al mundo sobre cómo lidiar con eso. El Estado, consciente de la enorme cantidad de personas que venían a la ciudad, empezó a ver la manera de aprovechar los recursos de que la gente en el Perú sabe construir”, agrega.
Es decir, el Estado supo reconocer la capacidad para construir de los peruanos y, por su parte, se encargó de buscar terrenos adecuados, prepararlos y entregárselos a las personas, tal y como pasó con Villa El Salvador y Huaycán.
MIRA: Lomo de Corvina: esta es la situación en el lugar tras ser invadido la semana pasada | FOTOS
También es necesario descartar la estigmatización que existe alrededor de la autoconstrucción. “Se ve como algo malo, cuando en realidad es la única solución que tiene el Perú para proveer viviendas. Solo que no puede ser como ahora, donde simplemente hagan lo que sea, sino que tiene que estar asistida por el Estado. Esto podría retomarse perfectamente con los miles de arquitectos, ingenieros y estudiantes que no tienen cómo conseguir trabajo y que podrían apoyar a las familias si hubiese un nivel mínimo de organización para que se haga”, complementa. No se trata únicamente de ofrecer soluciones como Mi vivienda o Techo Propio, hay que entender que la realidad es que muchas familias van construyendo poco a poco sus viviendas y con base a eso se tiene que buscar la solución.
Para Fanny Salas, es importante que se hagan tres cambios principales. Primero, se debe facilitar el tema de los créditos. “Mucha de la gente trabajadora es independiente e informal y para ellos es muy complicado acceder a un crédito hipotecario. Deberían bastar sus recibos por honorarios para que puedan calificar y para eso el Estado debería conversar con las entidades para flexibilizar los requisitos que piden”, propone. Segundo, se deberían ampliar los subsidios para que sea mucho más fácil poder acceder a viviendas de proyectos como Mi vivienda o Techo Propio. Y tercero, plantea crear zonas de expansión para vivienda. “No se trata de trasladar a la población a una zona para que puedan habitar ahí y listo. Sino también, de crear el espacio para que puedan trabajar, darles servicios básicos, de recreación, de salud y de educación”, comenta.
Finalmente, el urbanista De Rivero concluye que, sea cual sea la decisión que se tome, lo importante es un cambio en las normativas y en las formas que se crean. “Se tiene que escuchar a los expertos en el manejo del espacio, así como se escucha siempre a los expertos en el tema legal y económico. Las decisiones se tienen que tomar de una manera sistémica, viendo todos los elementos. Las normas deben ser consecuencia de estudios que, encima, ya existen. Creo que es imprescindible repensar la manera en la cual están armadas nuestras normas, porque las tenemos pensadas para realidades de primer mundo y que se cumplen ahí. Tenemos partes de Lima como Miraflores o San Isidro que tienen calidad de vida altas, pero estos distritos conviven con otros lugares que están comparados con el neolítico. Esa convivencia es el problema y la norma tiene que servir para encontrarnos”, reflexiona.
Recomendaciones
Como parte del análisis de esta problemática, el arquitecto y urbanista también dio algunas recomendaciones en cuanto a cómo se debe construir y dónde.
- “Se han compilado todas las normas en un documento que se llama Reglamento Nacional de Edificaciones y que está disponible en Internet. Ahí existen muchas recomendaciones que si uno sigue, va a tener como resultado una casa segura, organizada y probablemente bella”.
- En cuanto a cómo identificar un buen terreno, explica que lo que se debería hacer es un estudio de suelo, pero esto es muy caro. “Como no todos pueden acceder a eso, pueden acceder a los mapas de zonificación sísmica, donde ya se han hecho esos estudios y así conocer qué zonas tienen buenos terrenos o no”, dice. Pero, en principio, una señal mínima y obvia a tener en cuenta es que si el terreno es pantanoso, tiene mucha agua o es arenoso, se tendrán que hacer arreglos para poder trabajar en ese suelo.
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