Mira el pasado sin apegos y el presente con libertad. Alejada de la absorbente televisión, Camucha Negrete encontró en el cine la posibilidad de seguir vigente artísticamente, sin tener que dejar de “vivir”. Pasa seis meses en Lima y seis en Miami. En su departamento, ubicado en una zona apacible de Surco, predominan plantas naturales, fotografías familiares y cuadros al óleo pintados por ella. Allí nos recibe para hablar de su participación en la película “Mundo gordo”, de “Pantaleón y las visitadoras”, de sus inicios y desencuentros televisivos, y del buen momento que vive.
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La nueva propuesta cinematográfica de Big Bang Fims, basada en el stand up del mismo nombre del comediante Daniel San Román sobre las vivencias de un hombre con sobrepeso y la relación con su aspecto físico, se encuentra actualmente en cartelera.
“Estaba en Estados Unidos cuando el director Sandro Ventura me llamó para formar parte de su película interpretando a una suegra totalmente opuesta a mí, pues a diferencia del personaje, yo siempre he recibido a mis yernos con amor, respeto y nunca me he fijado en su aspecto físico o en si tienen dinero o no”, señala la artista nacional.
─Si bien es una comedia, la película nos permite reflexionar sobre los prejuicios y actitudes negativas contra las personas de talla extra grande. ¿En algún momento de tu vida has enfrentado esta problemática?
Cuando tuve a mi último hijo, me quedé con 13 kilos demás, y al mes ya estaba saliendo en bikini en la obra de Osvaldo Cattone, “Los ojos llenos de amor”. Bajé esos kilos muy rápido, creo que es cuestión de tener fuerza de voluntad y de saber controlar tus emociones. El sobrepeso no es solo un problema estético, también es médico.
─En 2019 regresaste al cine con “Papá x tres”, luego de 40 años, y desde entonces no has parado. Esta es la tercera película que haces con Big Bang Films.
Siempre es muy gratificante trabajar con Sandrito, con un equipo que te hace sentir bien, en familia, con el que te diviertes. El cine me mantiene vigente y no es esclavizante como la televisión, me permite vivir, disfrutar de las personas que amo, salir con mi esposo, mis hijos, nietos y bisnietos, ya no me pierdo los momentos importantes. Además, ahora hacer cine es muy sencillo, antes habían muchas cámaras, las escenas las repetíamos varias veces, era complicado, terrible.
─¿Por qué consideras a “Pantaleón y las visitadoras” (1975) como tu primer filme, en lugar de “De nuevo a la vida” (1973)?
Porque el director de “De nuevo a la vida” usó esa película -que era muy simpática y con actores de primera- para hacer películas pornográficas. Ponía mi foto junto a escenas fuertes, para confundir a la gente, sentí bastante molestia, por eso decidí borrarla de mi vida e hice como si jamás hubiese existido.
─¿Cómo llegas a “Pantaleón y las visitadoras” de la Paramount Picture?
Me buscó el mismo Mario Vargas Llosa, me comentó que su suegro le había dicho que me escogiera para el papel de ‘La Brasileña’, eso fue en el año 75, cuando mi carrera estaba bien arriba. Fue una experiencia hermosa, grabamos en República Dominicana, en escenarios paradisíacos. Lamentablemente en Perú fue censurada por la dictadura militar, en ese tiempo nuestro país tenía como gobernante a Juan Velasco Alvarado.
─¿Recuerdas algún anécdota durante el rodaje de esa película?
Para el local de las visitadoras, la producción construyó una especie de isla en la ciudad La Romana, pero un huracán (Eloisa) arrasó con todo, tuvimos que parar las grabaciones durante varios días, hasta que pase el peligro. Luego hicieron una nueva escenografía. Teníamos previsto grabar un mes y terminamos quedándonos tres. En ese tiempo mi hija Claudia no tenía ni un año de haber nacido, fue difícil para mí.
─Llegaste a la televisión por casualidad y pese a la negativa de tu mamá. Cuéntanos cómo se dio.
Dios me abrió el camino. En el mismo piso en el que trabajaba había una compañía de publicidad y siempre me decían para que hiciera comerciales, pero me negaba porque mi mamá no quería. Finalmente, acepté hacer dos comerciales que fueron un éxito: uno de Philco Credisa y otro de Monterrey. El primero salía en el noticiero todos los días, a las 8 de la noche; y Monterrey era para todos los periódicos, con mi cara enorme en casi toda la página. Cuando mi mamá se enteró casi me asesina. Una semana después, me llamaron de Canal 9 para trabajar en “La llamada de la fortuna”, me dieron a elegir: entre esta vida o ‘la vida decente’. Elegí la primera y me fui con mis hijos para empezar desde cero.
─Tuviste que salir adelante sola con tus dos hijos, luego que tu esposo falleció en un accidente de moto.
Así es, y no fue fácil, era muy joven. Me casé y tuve a mi primera hija cuando tenía quince años, a los 16 tuve al segundo, y a los 17 enviudé. Celebré mis quince años con un matrimonio (Risas). Cuando murió mi esposo no quise arrimarme a nadie y que a mis hijos les digan huerfanitos, ellos tuvieron su mundo digno, lo que les pude dar. Cuando entré a la televisión me dediqué a trabajar para mantenerlos, nunca busqué involucrarme con alguien de la parte administrativa, ni figurar ni lucirme, para salir adelante. Cada seis meses me renovaban contrato en Panamericana TV y sin decirme nada, me aumentaban el sueldo, antes se ganaba muy bien, te pagaban por todo, hasta por entrevistas en los canales. A fin de mes cobraba en carretilla, tuve la suerte de haber estado en la época de oro de la TV.
─¿Por qué después de 25 años dejaste Panamericana TV?
Camiseta eres hasta que te necesitan, estaba feliz en Panamericana, hice mi vida linda, hasta que pasó algo que no me gustó. Me ofrecieron conducir “Aló Camucha”, firmé contrato y todo, pero luego me enteré que se lo iban a dar a otra persona, y cuando voy a preguntar, a hacer valer el contrato, me dicen que este no tenía el nombre del programa. Actuaron mal conmigo, fue terrible, pero justo me llegó una propuesta para conducir “Camucha y tú” en América TV, y me fui.
─“Aló Camucha” terminó siendo “Aló Gisela”, con Gisela en la conducción. ¿Alguna vez conversaste con ella sobre lo que pasó?
No tenía por qué hablar con ella porque no fue quien dispuso que eso pasara, pero como éramos jóvenes, obvio que hubo cierta cosa.
─Con “Camucha y tú”, en América TV, la situación tampoco fue alentadora.
Al comienzo tuve apoyo, luego me dejaron solita, por eso no funcionó. La productora tenía otros intereses. Sin embargo, las cosas empeoraron cuando llegó a ese canal, el mismo equipo de Panamericana, el de “Aló Camucha”, y quise irme, pero tenía un contrato firmado. Tuve que recurrir a un abogado para acelerar el proceso, recuerdo que me fui resentida, fastidiada, y dije: “Nunca más”. Me alejé de la televisión completamente durante seis años, estudié repostería y empecé a vender chocolates y postres en restaurantes.
─¿Extrañabas la TV?
Decía que no, pero, por dentro, la extrañaba. Siempre me invitaban a los programas, pero no iba, estaba muy decepcionada, hasta que acepté una invitación porque mi marido y mis hijas me alentaron, y no tienes idea de cómo respondió la gente, los teléfonos se vinieron abajo, todos se volcaron, la prensa, las amas de casa. Al ver eso, Malú (Crousillat) me contrató, ahí arranqué mi vida de nuevo (en “Utilísima”). La que no quería volvió y hasta ahora no se va. La televisión me dio demasiado, tengo recuerdos muy lindos, he vivido momentos inolvidables, conocí gente increíble, he trabajado con grandes artistas.
─¿Qué recuerdos gratos guardas de la época de oro de la TV?
Empecé como modelo, pero en ese tiempo las modelos actuábamos junto a grandes actores, como Antonio Salim, Álvaro Gonzales, Justo Espinoza ‘Petipán’. Este último, en una de las fiestas de Panamericana TV se emborrachó y me pidió matrimonio, me dijo que podía ser un padre para mis hijos (Risas). Aprendí a torear porque no quería ser enemiga de nadie, pero no dejé de divertirme, iba a las fiestas, me jaraneaba con todos, bailaba hasta con Genaro Delgado Parker, también con alguien a quien le decía Pablo Mármol y que terminó siendo uno de los dueños de Inca Kola. Me enteré de eso varios años después, cuando abrí una empresa y busqué auspicios. En ese tiempo, siempre estaba rodeada de gente, usaba mucho a la gente, me gustaba que me traigan la comida, el trago.
─¿Te dejaste envolver por el ego?
Jamás, porque todo lo bonito que me decían o hacían por mí, lo recibía con amor, no con ego. Además, nunca me di cuenta que era bonita, me veía bien y punto. A mí me pueden decir qué bien estás y sé que me lo dicen con cariño, pero soy consciente que estoy vieja, tengo 78 años y estos vienen acompañados. No quiero pensar que son los últimos años, a veces vienen a la memoria.
─¿Le temes a la muerte?
No le temo, pero sí me da pena irme, dejar a mi gente amada, aunque es parte de la vida, a todos en algún momento nos va a tocar.
─¿Ves cercano el retiro de los escenarios?
Por qué me voy a retirar, si estoy feliz con lo que hago y mi trabajo es reconocido. Hace dos años recibí el premio a Mejor actriz por “Papá x Tres”, en un festival en Estados Unidos ( Overcome Film Festival). Mi carrera acabará el día que me vaya o que ya no pueda más.
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