Al igual que Quentin Tarantino, David Fincher o Paul Thomas Anderson, de quienes es más o menos contemporáneo, el británico Edgar Wright (Poole, 1974) es parte de una generación de cineastas que se formó a punta de un consumo obsesivo de cintas de VHS. Un conocimiento temprano forjado, más que en escuelas o rodajes, en una cinefilia casera típica de los años 80 y 90.
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Eso se nota en sus películas, que son casi todas homenajes a los géneros fílmicos que lo alimentaron: “Shaun of the Dead” (2004) es una divertidísima parodia del género zombi, lo mismo que “Hot Fuzz” (2007) lo es del policial o el ‘buddy cop’ y “The World’s End” (2013) de la ciencia ficción. Otras películas suyas como “Scott Pilgrim vs The World” (2010) y “Baby Driver” (2010) también les sacan el jugo a las fórmulas cinematográficas con estilo e inteligencia.
Su más reciente película, “El misterio de Soho”, que se estrena este jueves 11 en salas de cine, se encarga de darle una vuelta al género del terror psicológico. Pero no a cualquiera: ambientada entre la actualidad y los años 60 del siglo pasado, el filme funciona como un viaje en el tiempo rebosante de estética, moda y luces de neón. Una aproximación que, a primera vista, puede hacernos recordar al ‘giallo’ de clásicos como “Suspiria” (1977), pero que tiene referencias incluso más remotas.
Como el propio Wright ha revelado, esta vez se ha inspirado especialmente en varias películas sesenteras. A pesar de que su “El misterio de Soho” exhibe una rica paleta de colores (parecida a la del Eastmancolor de la época), la gran mayoría de sus influencias son cintas en blanco y negro: de las apariciones fantasmales de “Los inocentes” de Jack Clayton al perturbador derrumbamiento psicológico de una mujer en “Repulsión” de Roman Polanski.
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Con toda esa impronta, ha construido una película que es un juego de espejos por donde se la mire. ¿De qué va? Sigue la historia de una jovencita interpretada por Thomasin McKenzie (“Jojo Rabbit”) que en el Londres del siglo XXI busca afianzar una carrera en el mundo de la moda. Sin embargo, la competencia y la acelerada vida que la rodea retrasan su sueño y, de pronto, ella se verá extrañamente introducida en los años 60, donde se topará con una misteriosa muchacha (Anya Taylor-Joy, la misma de “Gambito de dama” y “Fragmentado”).
En medio de esos desdoblamientos femeninos y temporales también entran a tallar los personajes de Matt Smith (“Doctor Who”, “The Crown”), el joven Michael Ajao, e incluso las apariciones de dos figuras británicas de larga y notable carrera, a quienes Wright también rinde homenaje: Terence Stamp, de 83 años, y Diana Rigg, quien hizo en esta película su último papel, antes de fallecer en setiembre del año pasado, a los 82 años.
Ambientada en el barrio de Soho, en Londres, la película funciona también como una mirada nostálgica a la que fuera una zona famosa por su vida nocturna y artística, pero que desde los años 80 comenzó un proceso de cambios –gentrificación mediante– que devino en restaurantes de lujo y oficinas de precios altísimos. Una reconfiguración económica y social que simboliza los tiempos perdidos.
“El misterio de Soho” es una película disfrutable en muchas capas: como intenso ‘thriller’, como escaparate para el lucimiento de dos jóvenes y talentosas actrices, como artilugio sensorial en el sentido fotográfico y musical, o como tributo a un tipo de cine que creíamos extinto pero aún nos deslumbra. Sin duda, uno de los estrenos del año.
El dato
- “El misterio de Soho” (”Last Night in Soho”) se estrena este jueves 11 de noviembre en salas de cine del Perú.
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