Es la película de la que cada año había noticias, pero ninguna era el estreno. Postergada varias veces por temas de producción, luego por la pandemia y luego ya nadie sabe por qué. Fue noticia hasta por la conducta delincuencial de su protagonista, Ezra Miller, protagonista de múltiples memes por lo que parecía ser una cruzada contra el estado insular de Hawái. Pero “The Flash” ya está aquí y toca evaluarla.
El superhéroe Barry Allen (Ezra Miller) descubre que, además de moverse a velocidades sobrehumanas, puede viajar en el tiempo. Con ello decide cambiar el pasado para que su madre no pierda la vida y su padre no sea injustamente culpado del asesinato. Pero tal acción trae consecuencias, pues toda la línea temporal se altera. Ahora, junto a otro Barry más joven e inexperto, tendrá que arreglar el desastre.
El Flash que merecíamos
¿Cómo hacer que una historia sobre Flash funcione cuando el personaje ha estado presente tanto tiempo en televisión? Buena o mala, “The Flash” del canal The CW ha expuesto todo lo que el héroe es, lo que puede hacer y qué representa. La respuesta de DC Films ha sido llevar su película a extremos. La primera secuencia, con Barry Allen salvando el día de maneras exageradas, es la propuesta de la película para diferenciarse de lo que hasta el momento ha sido Marvel, y en cierto punto el mismo DC. Con esta película se apela a los recursos del cómic, donde nada es demasiado jalado de los pelos, donde el papel aguanta todo.
La secuencia también sirve para plantear de qué cosa es capaz el protagonista, quien busca soluciones a problemas que no lo tienen, constante que se repetirá en toda la película tanto con el Barry principal como el secundario. Ezra Miller ya había demostrado en sus otras películas un generoso rango actoral, lo cual se confirma con “The Flash”. La dinámica que el actor desarrolla consigo mismo en su doble papel, en partes iguales de cuestionamiento y relación de hermanos, es la trama más lograda de la película.
Las comparaciones con “Across the Spider-Verse”, la otra película de superhéroes en cartelera que también toca el tema de los universos paralelos, será inevitable. ¿Son ambas historias lo suficientemente distintas? Sí, porque la película del velocista es, en el fondo, una historia sobre hacer paces con nuestros muertos, sobre la madurez de entender que vivir no solo es ser feliz, sino sufrir, y estar conforme con ello. En cambio, la del Hombre Araña se sustenta en el impulso adolescente de hacer la diferencia, de no rendirse sin importar las consecuencias. Si esta última historia toma o no el camino de Flash, está por verse.
El núcleo argumental de aceptar el destino se consigue en gran medida por el trabajo de Miller como el Flash principal, quien está preciso con sus emociones; comunica muy bien cómo es ser alguien con la mente atrapada en el pasado en todo sentido, con las acciones, las palabras, las relaciones afectivas. El otro punto clave para entender esto es Norah Allen, interpretada por una encantadora Maribel Verdú, que en sus escasas escenas trasciende al estereotipo de la madre muerta que aparece solo en flashbacks para motivar al protagonista. En ella hay un personaje.
La película del velocista es, en el fondo, una historia sobre hacer paces con nuestros muertos, sobre la madurez de entender que vivir no solo es ser feliz, sino sufrir, y estar conforme con ello.
Nostalgia que funciona
Un punto que vende la película, que motiva comprar la entrada al cine, es el retorno de Michael Keaton como Batman. El actor, si bien aparece en contadas escenas, ofrece un complemento interesante para su propia saga, carente de cierre satisfactorio; muy aparte de la calidad actoral que ofrece Keaton. ¿Es esta aparición un cierre digno para el Batman de Keaton? Para nada. En ese aspecto otra película sobre multiversos (ya hay demasiadas, ¿no?), “Spiderman: No Way Home”, hace un mejor trabajo al ofrecer vistazos a la vida de sus arácnidos héroes.
Aun con todos sus problemas, este Batman recibe un mejor trato que la Supergirl de Sasha Calle. La actriz hace lo que puede al interpretar a una kriptoniana endurecida por el encierro y el maltrato, pero la buena performance solo llega hasta cierto punto. Se necesita un guion donde sostenerse y la intérprete cojea por esta carencia que deja su rol como una curiosidad antes que un personaje de verdad. Su destino final, eso sí, motiva un punto de giro mayor.
“The Flash” es una buena película, el resultado de poner a un cineasta de talento como Andy Muschietti en la dirección, pero en definitiva no es la clase de historia que justifica una demora de tantos años para lanzarse. Es una cinta intermedia, para dar pie al futuro de una franquicia, y por ello mismo limitada. Pero en estas limitaciones resulta ser disfrutable y hasta valiente, por el cómo trata sus temas. Por último, ofrece por fin una buena interpretación de Ben Affleck como Batman. El hombre, después de aguantar por años a Zack Snyder, ya se merecía una victoria en el género de superhéroes.
CALIFICACIÓN
3 ESTRELLAS DE 5
"The Flash" llega a los cines este jueves 15 de junio.
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