La noche del domingo 27 de marzo del 2022, Will Smith tuvo la oportunidad de volver a ser relevante por su nominación al Oscar de Mejor actor por “King Richard”. Su mejor momento ya había pasado hacía casi treinta años, cuando su serie “El príncipe del rap” terminó con altas audiencias y su cara empezó a salir también en el cine con películas como “Bad Boys” y “Día de la independencia”. En la década del 2000 fue nominado al Oscar dos veces, por “Ali”y “En busca de la felicidad”, pero no ganó nada. Pero esa noche era su noche, entraba como favorito. Nada podía salir mal.
Horas después, todo el mundo hablaba de Will Smith. Él fue la noticia, no por llevarse el Oscar, que sí lo ganó, sino por la cachetada que le dio a Chris Rock, que presentaba uno de los premios y al que se le ocurrió hacer bromas de la esposa del nominado. Smith se puso de pie, caminó rápido hacia el escenario sin llegar a correr, y le zampó el manazo. “¡Deja el nombre de mi esposa fuera de tu maldita boca!”, gritó Smith ya desde su asiento, ante la incredulidad de los presentes; la cara de Lupita Nyong’o, su vecina de asiento, era también la reacción de todos los espectadores.
Aquí acabó el romance entre el actor y la audiencia, sentimiento reemplazado por sanciones, críticas y, lo que es peor para una carrera, chistes que parecen no acabar. No hay publicación que el actor haga en Instagram que no incluya una referencia a la agresión. ¿Y Rock? Él, en su derecho como víctima, ha facturado contando la historia en sus unipersonales.
Y entonces llegó la participación de Will Smith en Coachella. El cantante salió al escenario después del colombiano J Balvin, vestido de terno negro y lentes de sol, ataviado para cantar la canción de la película “Hombres de negro”, con todo y una coreografía vistosa de extraterrestres verdes. Un paso más en su campaña para lavar su imagen, tal vez el más arriesgado hasta el momento. Que haya aparecido en un festival de música y no en algo relacionado al cine es una manera de distanciarse del ataque, además de reconectar con sus raíces. Como sabe que todos le recordarán lo que hizo, prefiere ser él mismo quien haga la conexión entre una cosa u otra: durante la presentación apareció la frase “Baila en tus momentos más oscuros”.
¿Pero qué oscuridad vive Will Smith? Primero, que está vetado de asistir a la gala del Oscar al menos hasta el 2032. Segundo, que su vida íntima sigue en discusión tras las revelaciones de su esposa, Jada Pinkett-Smith, quien dijo que llevan 7 años separados; de hecho, se sabe que ella estuvo sorprendida cuando en el escándalo de la cachetada el actor la llamó “esposa”, un término que él no usaba hace tiempo.
"Que Will Smith haya aparecido en un festival de música y no en algo relacionado al cine es una manera de distanciarse del ataque, además de reconectar con sus raíces."
Pero tal vez el mayor golpe haya sido que la organización benéfica que administraba junto a su esposa cerró. ¿Por qué? Las donaciones dejaron de llegar, algo de lo que se responsabiliza al incidente de la cachetada. Como señala Variety, en 2020 y 2021 el organismo recibió 1,7 y 2,1 millones de dólares, respectivamente; en 2022, el dinero bajó a solo 365 mil dólares. Y precisamente las fundaciones benéficas son ideales para lavar la cara de los artistas.
Fuentes cercanas a la pareja indican que ambos seguirán haciendo donaciones, pero de manera privada. Pero si alguien necesita ayuda es el cantante, que a dos años de la decisión que le cambió la vida, aún no ve la luz al final del túnel; suponiendo que esta exista en su caso.
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