A sus 91 años, Carlos Gassols aún tiene sueños por cumplir. No solo es un connotado actor de teatro, cine y televisión, sino que además posee un talento innato como dramaturgo. Así lo demuestran las 10 obras que lleva escritas. En ellas retrata la realidad del Perú con lucidez y humor, pero también enarbolando ideales de justicia y libertad. La última de sus piezas teatrales es la irreverente comedia musical “Poderoso caballero”, recientemente publicada por el Fondo Editorial de la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle. Con esta, Gassols se adentra en la irrefrenable obsesión humana por obtener dinero. El ruidoso sonido de las monedas al caer unas sobre otras es la metáfora perfecta con la que el autor inicia la obra, y escucharla sobre el escenario se ha convertido en su más caro anhelo.
El tema que aborda es tan universal que bien podría escenificarse en Lima, Madrid o Nueva York. Es, dice el primer actor, “una especie de profético espejo, lanzado a manera de broma, de lo que nuestro planeta podría llegar a ser si no actuamos ya”. ¿De qué es capaz el hombre para conseguir dinero?, parece ser la pregunta con la que “Poderoso caballero” interpela al lector en sus 78 páginas. El mundo desolado que nos presenta al final, como consecuencia de los propios actos humanos, es la inevitable respuesta.
¿Por qué escribir una comedia musical? Pudo haber sido un drama.
Pensé que podría tener éxito porque pisa muchos callos, como se dice. Y bajo este formato, en tono jocoso, podría entenderse y disfrutarse más porque nos hace reír un poquito de nosotros mismos y a la vez reflexionar sobre la necesidad de tratar de ser mejores personas. Más que una comedia es una sátira.
El rapsoda, personaje principal de la obra, dice: “Olvidaron que el dinero no es un fin/ era solo un comodín/ para más comodidad”. ¿Esta frase podría resumir el tema central del libro?
Es correcto. Hemos convertido al dinero en lo más importante de nuestras vidas. Y en esto todos tenemos la culpa, en mayor o menor parte. Por eso para mí era importante escribir este libro. La humanidad ha construido su vida a través del dinero y este se ha convertido en causante de muchísimas desgracias. Comenzando por las disputas personales, entre familias, comunidades y las guerras entre países que conocemos y que han existido desde siempre. Pero el dinero en sí mismo no es malo. Somos las personas quienes le damos mal uso.
¿A quién le gustaría ver dirigiendo “Poderoso caballero”?
Acá hay gente muy importante que podría hacerlo. Dennise Dibós o Giovanni Ciccia. Él está haciendo muy buen trabajo en cine y esta obra tiene mucho de este medio audiovisual. En realidad, todas las personas que tengan gran conocimiento del teatro pueden hacer una magnífica labor. Por ejemplo Yuyachkani, cuyos integrantes tienen la ventaja adicional de tocar algún instrumento. Eso sería importante. Alguien de la Escuela Superior de Arte Dramático también.
¿Considera que esta es la mejor obra de teatro que ha escrito?
Pienso que sí. No soy político, pero sí me preocupan las personas desafortunadas. Aquellas que no han tenido suerte en un mundo donde algunos son ricos y muchos son pobres. Pero tengo varias obras interesantes como “El inquilino del buque”, puesta en escena en el Teatro Segura en 1986, que trata del problema de la desocupación de los inmuebles. “Lima de ayer”, que es la más conocida, o “Fantasmas de Lima vieja” tienen un valor agregado porque reproducen la vida en la capital de antaño. Es teatro costumbrista y no hay ningún dramaturgo que ahora lo escriba. Parece que no se dan cuenta que este tipo de teatro es una especie de retrato de la época en que vivimos.
Otra de las cosas que ha escrito últimamente es un himno al bicentenario. Cuéntenos sobre esto.
Hace tres años más o menos (Miguel) el ‘chino ‘Figueroa, que conoce que tengo cierta facilidad para rimar las frases, me pidió que escriba la letra de una canción para el bicentenario y me dijo que él pondría la música. Pensé que no podría hacerlo. Aunque yo he escrito muchas canciones que no se han popularizado, sé que todo camina con intereses económicos y yo no tengo ese dinero. Además ya casi tengo un siglo de vida. Pero hace unos años, tras la muerte de mi esposa, estuve muy deprimido y empecé a escribir. Se la pasamos a Francesco Petrozzi y le encantó. Pero terminó su paso como ministro, viajó y, total, nunca se pudo hacer. El coro del himno dice: “Dos siglos celebra un pueblo inmortal/ país milenario, adalid mundial/ tus hijos elevan un himno coral/ a quienes soñaron un Perú ideal…”.
¿Y cuál sería para usted el destino final de este himno?
Pienso que podría tomarlo en cuenta el Ministerio de Cultura y tal vez la Orquesta Sinfónica Nacional se anime a tocarlo. Pero solo son mis sueños. Ojalá que se pueda hacer algo.
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