A la Feria del Libro de Magdalena se puede llegar en mototaxi. Ventaja obtenida de ubicarse justo al frente de su popular mercado –dicen que uno de los mejores de Lima–, que convierte a la zona en un interesante punto de conexiones de este lado de la ciudad. Si viene de Magdalena misma, busque los mototaxis celestes; si lo hace desde la vecina San Miguel, los rojos son los indicados.
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Y si viene de otros distritos, tampoco es tan difícil ubicarse. La Plaza Túpac Amaru, sede de este inédito recinto ferial, está a dos calles de la cuadra 7 de la avenida Sucre, y a cuatro de la 36 de la Brasil. Imposible perderse.
Se trata de la primera feria del libro presencial desde que nos cayó encima la pandemia, y solo ese hecho ya la vuelve especial. Si bien la Cámara Peruana del Libro supo adaptarse a la virtualidad, se extrañaba la dinámica más bien tradicional: recorrer stands, revisar contratapas, pedir recomendaciones a los libreros. Costumbres que se nos habían vuelto lejanas y ajenas.
Aunque ahora, claro, las cosas son diferentes. Hay que desinfectarse las manos y medirse la temperatura antes de ingresar, doble mascarilla de por medio. Tampoco encontrará las aglomeraciones que se solían formar en la feria (cosa que se agradece), pues la disposición de los más de 30 puestos es lo suficientemente espaciada. Además, se ha mantenido la configuración al aire libre, para no perder la ventilación.
Mientras tanto, la plaza continúa con su vida normal. Las bancas siguen siendo bancas y es posible sentarse a descansar los pies o a leer los libros recién adquiridos. Los perros siguen paseando por su ruta habitual, lo que también convierte a esta feria, quizá involuntariamente, en una actividad cultural y ‘pet friendly’. Y el dorado Túpac Amaru sigue allí también, observado a sus visitantes desde arriba.
PARA TENER EN CUENTA
Bautizada como Augusto Tamayo Vargas –en honor al escritor, historiador e ilustre vecino de Magdalena–, la feria también tiene un espacio acondicionado para sus actividades. Allí habrá conferencias, conversatorios, los llamados Diálogos por el Bicentenario (con invitados nacionales y extranjeros), un homenaje al escritor Carlos Zúñiga Segura, e incluso un evento que lleva como título “Marbella, geografía literaria”, que recorrerá las casas de algunos autores que vivieron en el distrito.
Pero vamos a lo importante: los libros. Un paseo rápido por algunos de las editoriales participantes nos permite esbozar algunas recomendaciones. En el stand de Heraldos Negros, por ejemplo, saltan a la vista los dos volúmenes con entrevistas de la emblemática revista “The Paris Review”, editados por Acantilado. No es una compra barata, pero con el 20% de descuento por la feria la inversión no tiene pierde.
Un poco más allá, en el puesto de El Virrey, también muy sugerentes son “Cartas a Felice” (Nórdica), libro que reúne la correspondencia de Franz Kafka a su amada, y las novelas del rumano Mircea Cartarescu (“Solenoide” o las dos primeras partes de “Cegador”), en la fantástica editorial española Impedimenta.
La infaltable Crisol tiene buena variedad de títulos –también con descuentos–: hay desde libros ilustrados hasta de autoayuda, y desde ficciones peruanas hasta cuentos infantiles. Una sugerencia particular: el bello libro “La lengua de los dioses”, de la italiana Andrea Marcolongo, que ahonda en los secretos de un idioma tan rico como el griego antiguo, pero con la capacidad de encandilar a cualquier lector.
También hay que pasar sí o sí por algunos stands que ofrecen literatura peruana: en el de Ciudad Librera, por ejemplo, una buena adquisición es “Pajarito”, conjunto de cuentos de Claudia Ulloa; en Estación La Cultura se pueden encontrar títulos del maestro Augusto Higa; y en Editoriales Independientes Peruanas hay un catálogo amplio, entre del que recomendamos los libros de La Siniestra Ensayos, ideales para reflexionar sobre nuestro país en esta época crucial.
Como consejo final pero necesario está el evitar las altas afluencias. La feria tiene espacio de sobra, así que mantenga su distancia, que la salud es lo más importante. En cuanto a la feria en sí misma, si ya resistió un sismo en su primer día de inaugurada, no es difícil augurarle solidez y resistencia en las ediciones que vengan. Que así sea.
EL DATO
- La Feria del Libro de Magdalena se realiza en la Plaza Túpac Amaru. Va hasta el 4 de julio. El ingreso es libre.
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