Ha sido una gestión atípica: 18 de los 20 meses en que Ezio Neyra ocupó el cargo de jefe institucional de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) ocurrieron en plena pandemia del COVID-19. Una coyuntura difícil, pero que sobrellevó con aplomo y buenas ideas. Por ejemplo, para encontrar en las vías virtuales una manera ingeniosa de llevar a más ciudadanos los valores y beneficios de una biblioteca.
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Curiosamente, de los 20 meses de gestión, este último ha sido el más extraño de todos. Porque fue a inicios de agosto que el ministro de Cultura, Ciro Gálvez, citó a Neyra Magagna para solicitarle su renuncia; sin embargo, esta tardó cuatro semanas en oficializarse. Recién hoy, a través de la resolución publicada en El Peruano, se aceptó su dimisión y se asignó a Edwin Rigoberto Coico Monroy, secretario general del Ministerio de Cultura, para que cumplan sus funciones de manera interina.
¿Hubo en ese interín alguna esperanza de que se revirtiera la situación y se le renovara la confianza? “La verdad es que no –dice Ezio Neyra en su primer día fuera del cargo–. Desde que me pidieron la renuncia, cada día la falta de una resolución oficial era más bien una sorpresa. Y tampoco hubo ninguna señal de que pudiera revertirse la decisión, porque no hubo oportunidad de volver a reunirme con el ministro Gálvez ni de presentarle lo avanzado. Así que era difícil que se pudiera generar un cambio de opinión”.
Por lo pronto, Neyra señala ahora que ya está retomando sus labores de escritor: “Estoy terminando una novela y tengo muchas ganas de escribir también sobre la experiencia en la biblioteca. Le estoy dando vueltas al asunto. Quiero tomarme estos meses para tener las emociones cercanas y en caliente, y que sea un mejor registro de lo que he vivido, que ha sido bien interesante y diverso en sus emociones”.
Ahora que han pasado ya unas semanas, ¿puedes decir que te sorprendió o decepcionó que te pidieran la renuncia?
Realmente no sentí ninguna sorpresa porque siempre entendí, desde que asumí el cargo, que se trataba de un puesto de confianza. Y en ese sentido, como ya he dicho, el ministro y el presidente tienen toda la potestad de nombrar a quien mejor consideren. Eso no quita, sin embargo, que uno no sienta cierta tristeza por no poder continuar los diferentes proyectos que se habían estado impulsando. Ahora solo me queda esperar, ya como ciudadano, que el camino trazado pueda continuarse.
¿Y qué ha ocurrido en este mes un poco raro, desde que te pidieron la renuncia y se oficializó tu salida?
Es raro, en efecto, porque yo imaginaba que mi salida era inminente desde el día siguiente de mi reunión con el ministro Gálvez. Sin embargo, obviamente había que seguir enfocado en el trabajo, a pesar de esa rareza, como tú dices. Y estas últimas semanas estuvieron abocadas sobre todo a la conmemoración por los 200 años de la BNP. Todo el mes de agosto tuvimos varios eventos virtuales y presenciales, y agradezco haber tenido la oportunidad de poder estar en las celebraciones. Realmente pensé que no iba a estar.
Si tuvieras que destacar dos o tres logros de tu gestión, ¿con cuáles te quedarías?
Primero pienso en el inicio de la política de descentralización de las funciones, los servicios y la infraestructura bibliotecaria de la BNP, con el ánimo de que no sea nunca más la biblioteca de Lima, sino una institución que tenga alcance nacional. Dentro de este avance está la primera biblioteca pública en Cutervo, la creación de la red de bibliotecas móviles, entre otras. En segundo lugar, creo que ha sido muy importante el giro hacia la multimodalidad, que es como llamamos a la búsqueda constante de adaptarnos e incorporarnos a distintos canales por los cuales se pueda acceder a la cultura y el conocimiento; ya sea de manera presencial, por teléfono (con el servicio Aló BNP), o mediante las alianzas con radios locales y regionales que retransmiten nuestros contenidos. Y en tercer lugar, ha sido importante el trabajo que se ha hecho para promover el entendimiento de que no solo la BNP, sino las bibliotecas en general, deben ser instituciones pertinentes incluso en épocas de pandemia. Instituciones que pueden ofrecer un gran valor público a la ciudadanía, a pesar de situaciones difíciles como esta.
E imagino que también hay inquietud por proyectos que podrían quedar truncos. ¿Hay alguno que te genere especial preocupación?
Siempre el cambio de una gestión pone en riesgo cualquier proyecto que pueda estar ejecutándose. La continuidad dependerá de quien sea el nuevo o la nueva jefa institucional de la BNP. Yo espero realmente que quien asuma pueda continuar con la mayor cantidad de lo avanzando. Por ejemplo, hacer el esfuerzo por seguir con el posicionamiento de las bibliotecas como instituciones socioculturales fundamentales, no solo en el interior de la sociedad, sino en el interior del propio Estado. Necesitamos un Estado que entienda mejor el valor de las bibliotecas y que apueste por ellas. Necesitamos también, en los próximos meses, continuar con la política de descentralización que ya mencioné y que es fundamental; que exista, por lo menos, una biblioteca pública en cada uno de los departamentos del Perú. Luego también queda pendiente la implementación de una política institucional de acceso libre e irrestricto de los materiales de la BNP a la ciudadanía. También debe continuarse la implementación del gobierno digital en el Sistema Nacional de Bibliotecas. Y, por supuesto, espero que no haya un retroceso en la mayor apertura que hemos tratado de construir en la BNP: una biblioteca que tuviera la menor cantidad de paredes posibles, que buscara acercarse a los usuarios y no solo esperar que los usuarios se acerquen a ella. Una biblioteca más cercana, más humana, más vital, y con verdadero alcance nacional.
Imagino que no se ha podido realizar algo así como una transferencia en el cargo, ¿no?
Bueno, en el cambio de gobierno, como parte de la formalidad, todas las instituciones del Estado subimos la información para la transferencia. En ese sentido, formalmente sí ha habido un proceso. Pero a la vez hemos dejado varios documentos de trabajo, entre ellos uno que se llama “Rumbo a los 200 años: avances y retos”, que explican lo que se ha hecho. Además, tengo entendido que los equipos de trabajo de la BNP continuarán y espero que así sea, porque eso puedes significar la continuidad de lo que se viene impulsando. Armar equipos de calidad no es fácil, y creo yo que se hemos logrado armar equipos de trabajo sólidos.
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