Andagoya es –en palabras de Raúl Porras Barrenechea– “el precursor fracasado de Pizarro en el descubrimiento del Imperio de los Incas”. Es también uno de los que se jactó de ser el primero en develar la existencia de la provincia de Birú, hecho que el historiador miró con cautela al entender que el conquistador quería algo de fama dado que el destino le impidió la gesta.
“En el año de 22, siendo visitador general de los indios, salí yo de Panamá a visitar la tierra a la vuelta del este y llegado al golfo de San Miguel, pasé a visitar una provincia que se decía Chochama, bien poblada de gente y lengua de los Cueva. Aquí supe como por la mar venían cierta gente en canoas a hacerles guerra todas las lunas llenas, y tenían tanto miedo de aquella gente lo de aquella provincia, que no osaban ir a la mar a pescar; estos era de una provincia que se dice Birú, donde corrompido el nombre se llamó Pirú. Toda la tierra de allí, adelante era gente crecida y belicosa”, son las palabras de Andagoya que Porras Barrenechea recoge en su libro “El nombre del Perú”.
Aunque el investigador peruano, en ese libro, hace hincapié en que los testimonios de la época deben ser tomados con pinzas, en tanto solían responder a intereses personales más que a la verdad, sí otorga a Andagoya haber sido el primero en tener noticia, en 1522, de un tal cacique Birú. Sobre ello y otros detalles sobre el origen del nombre de este país, Porras Barrenechea anota: que no se inspira en un río, que fue desconocido para los Incas, que los españoles lo impusieron y que fue rechazado por los locales; y que se trata de la “corrupción del nombre del caquique de una tribu panameña”, “al que los soldados y aventureros de Panamá dieron en llamar Perú”.
Que no se entienda mal: Perú fue la tierra que iniciaba en Panamá y que llegaba hasta donde la imaginación marcaba. El mito de El Dorado fue, cuentan, una de las razones de su exploración.
El caso es que, antes de los españoles, estas tierras fueron conocidas como Tahuantinsuyu, nombre que intentaría ser modificado por Pizarro por Tumbez, Chincha y Cusco, ciudades verdaderamente importantes para la época, hasta que, por fuerza popular, Perú ganó la partida.
PASCUAL EN EL NUEVO MUNDO
Conocido por ser un hombre “desventurado, tramposo y leguleyo” y “ambicioso como pocos”, aunque “de noble conversación”. José Antonio del Busto, en su “Diccionario histórico biográfico de los conquistadores del Perú”, describe de esa forma a Pascual –nacido en Andagoya (en la provincia de Álava, España) en 1494–, quien de muy joven conoció los tormentos del Nuevo Mundo, específicamente, los del Tapón del Darién, esa inexpugnable selva que hasta hoy en día separa las américas, cortando la carretera Panamericana entre Colombia y Panamá.
Hijo de Juan Ibáñez de Arca, viajó y luchó junto al longevo Pedro Arias de Dávila 'Pedrarias', quien lo casó en primeras nupcias con una mujer de apellido Tovar.
Siendo regidor de Panamá, en 1521 inició un viaje hacia el sur. Durante un año, conoció pueblos y se hizo amigo de caciques. Aunque decidido a continuar su empresa y descubrir los nuevos países, Andagoya debió detenerse por un accidente. La piragua en la que viajaba se volcó y el peso de sus armas lo arrastraron hacia el fondo; felizmente, fue salvado por uno de los reyezuelos. Cuenta Del Busto: “[Pero] no pudo escapar a una enfermedad que le sobrevino por enfriamiento, regresando tullido a Panamá a curarse y viviendo allí imposibilitado de montar a caballo hasta 1527”.
Su prestigio de capitán y de ser el descubridor del río San Juan no desaparecieron, pero sí su gran sueño, que fue tomado por Francisco Pizarro, quien asumió su empresa. Algunas versiones cuentan que fue el mismo Andagoya quien ayudó a Pizarro.
Más tarde, Andagoya sería elegido alcalde de Panamá. La buena estrella en la política y en los negocios (logró amasar gran fortuna) se terminarían por un escándalo. “Por malversar los fondos del Cabildo fue encarcelado”, cuenta Del Busto. Su fama de antipático y embustero también se popularizó, siendo acusado en repetidas ocasiones de apropiación indebida de bienes. “Como ocurrió en 1535 –escribió el historiador–. Entonces fraguó un inventario de [ciertos] bienes, evitando hacer constar algunos miles de pesos y la vajilla de oro para quedarse con ello”.
Sus ganas de llegar a las tierras conquistadas por Pizarro no menguaron. Pasó por Cali e intentó tomarla y, por tanto, se enfrentó a Sebastián de Belalcázar, quien finalmente lo encarceló. Pero su astucia de siempre logró librarlo de polvo y paja frente al Consejo de Indias, lo que le permitió seguir su camino. Llegaría más tarde a Tumbes, y pronto se dirigió a Jauja. “Parece que fue [allí] donde un caballo le propinó una coz, quedando impedido de mandar. [...] Dolido como estaba siguió hasta Jaquijahuana [...][y] después se aposentó en el Cusco en las casas que fueron de Pedro de Gustinza”, señala Del Busto.
Más tarde viajaría hacia Lima y, luego de ello, nadie sabe más.
“Pero los papeles se refieren a él como difunto –agrega el investigador–, por lo que se deduce que falleció en el viaje o muy poco después de ingresar a la Ciudad de los Reyes”. Así concluyó el camino del primer español en navegar el Mar del Sur hacia el Perú, y el propulsor de que esta tierra lleve dicho nombre.
ACTUALIZACIÓN
Se conversó con el diplomático y académico Harry Belevan-McBride, quien fuera uno de los que presentó la reedición del libro "El nombre del Perú" (2016, UNMSM) de Porras Barrenechea. ¿Por qué la mayoría de peruanos no conoce el origen del nombre? "Podría pensar que, como se trata de algo a lo que estamos acostumbrados, ya ni curiosidad nos da. Puede suceder lo mismo cuando pensamos en los nombres de nuestras calles. Además, no es que sea una palabra que da pistas de dónde viene: Francia, por ejemplo, es por los francos", cuenta.
¿Y sobre el ostracismo al que la historia condenó a Andagoya? Belevan-McBride cuenta que, como suele ocurrir, el nombre del país cobró vida propia, desligándose de su origen y propulsor. Él agrega: “Porras habla de cómo a partir de la llegada de Hernando Pizarro a Sevilla, los genoveses y venecianos supieron de un gran tesoro en estas tierras y el nombre empezó a circular”.
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