“Araceli ara / arando remueve la tierra y germinan relatos / viejos cantos de amor y desengaño / Araceli ara y arando remueve su historia”, escribió en la portada de su primer y único disco (“Arando”, 2017), un compuesto de diez joyas escondidas entre el vasto legado de Felipe Pinglo, Mario Cavagnaro y Alberto Haro. Canciones de mínima rotación incluso entre los iniciados gracias a las cuales ha viajado a Tahití, Colombia, Estados Unidos, Chile, Canadá y Suecia. “Afuera no saben casi nada del Perú, así que aproveché el confinamiento que se nos impuso para hacer una serie de programas dedicados a explorar nuestros sonidos”, dice.
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Dice también que este mes debería estar alzando vuelo rumbo a EE.UU, Canadá y Europa para seguir cantando. Lleva una década completamente dedicada al cultivo de lo nuestro. “Pero la vida nos da sorpresas y acá estamos. Cuando hay motivación ni una pandemia te apaga las ganas de crear y creer. Y nada mejor que estos días, la gente está más pendiente de las redes y mejor dispuesta a compartir una vieja idea que finalmente he podido hacer realidad sin salir de casa”. Es Araceli Poma (37), cantante de valses y productora de “Sin distancias”.
Que es, básicamente, un diálogo horizontal entre ella y su audiencia en una serie de audiovisuales generados gracias a sus tres aliados: un productor de videos con experiencia en documentales, un traductor al inglés y su padre, que es al mismo tiempo camarógrafo, luminotécnico, director de escenografía y utilero. Y así ha logrado grabar tres episodios y tiene listos otros tres. “Es un programa muy honesto que habla sobre la música peruana tal como me hubiese gustado recibir la información: fácil, didáctica y desde el corazón”, dice.
MÚSICA PARA SANAR
La serie inicia con una pregunta –”¿qué sabes tú de la música peruana?”— antes de remontarse a los orígenes de ese compuesto hispano-aborigen llamado criollismo. Los instrumentos incaicos al mezclarse con los europeos durante el Virreinato. El germen del vals, que tuvo entre sus primeros referentes a Montes y Manrique, los primeros en grabar la música peruana en discos de carbón. Luego llegará Pinglo, cúspide de la composición. Poma conduce, canta y abre el paso a algunos historiadores. Y a otros músicos, que interpretan sus canciones. Para terminar hablando de la polka mientras concluye que es un gran momento para valorar lo simple sin olvidarnos de lo evidente.
En otro episodio hablará del yaraví y del llamado ‘fox incaico’. De cómo las “Vírgenes del sol” llegaron hasta la garganta de Yma Sumac. De las alturas que alcanzó “El cóndor pasa”, que salió de las manos de Daniel Alomía Robles y llegó hasta las marquesinas con Simon & Garfunkel. Luego abordará el fenómeno mundial del cajón peruano. Cómo fue adueñándose del ritmo en las haciendas azucareras y saltó hasta convertirse en el percusivo favorito del planeta. Y todo mientras se pregunta si es lícito hablar del festejo mientras miles de compatriotas son diezmados por el virus.
“Pero es que la música también puede sanar”, se responde. “Leo tres o cuatro libros, veo diez entrevistas y de todo ello extraigo un párrafo pequeño. No soy escritora profesional, pero amo contar y hablar sencillo como para que todos me entiendan. Me ha servido muchísimo la experiencia que adquirí en la realización del documental ‘Las guerreras de la música afroperuana’ que la productora norteamericana Just Play grabó en el Perú. Trabajar de la mano con productores de la talla de Javier Lazo y Matt Geraghty ha significado un gran aprendizaje para mí”.
PEDAGÓGICA Y MELÓDICA
Demostrando una gran capacidad de síntesis, bajo un formato corto, ágil y pedagógico, el rebote de “Sin distancias” es perfectamente cuantificable en las treinta mil reproducciones que cada episodio cosecha en sus redes. “La clave es, primero, ser honestos y hablar desde el corazón, que es lo que hago en cada introducción. Y luego abordar el asunto de manera sencilla. Quiero que nuestra música tenga el peso de la música brasilera, mexicana o colombiana. Tenemos todo para hacerlo. Me atrevería a señalar que la única artista de música popular peruana conocida en el mundo es Susana Baca. Muchos extranjeros la tienen como referente y eso a mí me llena de orgullo y admiración. Espero tenerla pronto en el programa”, dice.
¿Y tú crees que la música criolla nunca muere ni seguirá muriendo? Sonríe. Y contesta: “Sus referentes principales estarán muriendo porque son muy viejitos, pero hay que darle continuidad a ese legado con contenidos más contemporáneos. Hace poco yo estaba en un parque tocando mi charango mientras unos niños y niñas jugaban más allá. En eso se me acerca un chiquillo muy curioso por el instrumento. ¿Tú crees que si le canto un tema de Pinglo se iba a quedar? ¡No! Así que mientras le enseñaba el charango le canté un reguetón. Al escuchar eso vinieron los otros niños y se quedaron felices cuando luego les canté un huayno y un vals”, concluye.
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