A propósito del premio obtenido por Susana Baca en la edición 21 de los Latin Grammy, actualizamos la entrevista que la cantante le concedió a El Comercio el 29 de mayo de 2020, en la que habló sobre su más reciente producción: “A Capella”
En Santa Bárbara, San Luis de Cañete, no hay ningún infectado. La gente ha sabido tomar sus precauciones: en el mercado están bien distanciados y hasta hace unos días, a quien llegara al pueblo, se le desinfectaba de los pies a la cabeza. Luego, guardaron el agua y la lejía cuando se supo que rociar a la gente tampoco era bueno para la salud. Sin embargo, nadie canta victoria: más al sur, un mercado grande como el de Imperial, de donde sale la producción de fruta hacia Lima, ha sido cerrado al encontrar varios contagiados.
- Camila Fernández: “Quiero que mis canciones lideren los charts, pero con mi propio estilo”
- Isabela Merced lanzó su primer EP con un tema inspirado en “Toro Mata” | ENTREVISTA
Susana Baca ha pasado toda la cuarentena en el silencio de su casa cañetana desde el 29 de febrero. Tuvo que regresar apurada de Barcelona al anunciarse el aislamiento y fue obligada a cancelar su concierto en Roma con músicos italianos que habían aprendido a interpretar el landó. Desde entonces, el ladrido de sus perros y el arrullo del mar son su única compañía sonora.
Pero ella no podía quedarse en silencio. Con su esposo Ricardo Pereira, le daba vueltas a la idea de compartir música urgente, a pesar de no poder ensayar con sus músicos, el trío que siempre la acompaña: Óscar Huaranga en el contrabajo, Samuel Vicente en el piano y Fernando Urteaga en la percusión. Entonces surgió la idea de volver a lo básico: crear música únicamente a través de la voz. Así, la cantante entró al pequeño estudio construido al lado de su cocina y se enfrentó a dos micrófonos, mientras Ricardo registraba el video con dos celulares. Algunas canciones solo las había interpretado frente a un guiso o cortando cebollas. Sola frente a los micrófonos, cantaba y recordaba rostros familiares. Cerraba los ojos y veía a sus amigos. “La verdad, no he estado sola, me he sentido acompañada”, nos dice. El resultado es “A capella”, un disco conmovedor por su profundidad y desnudez.
¿Cómo sobrellevas el aislamiento?
Esta pandemia es un castigo para los que tenemos que subir a un escenario, bandas, músicos, teatreros. Los artistas son el sector más desamparado realmente. No hay ningún compromiso del Estado por protegernos.
Hace poco entrevistamos a la ministra de Cultura y el tema recurrente fue la falta de información necesaria para tomar decisiones. ¿Qué habría pasado si se hubiera aprobado el seguro de salud para artistas que propusiste como ministra?
Mucho es el tiempo perdido. El Perú es el único país de la región que no tiene una ley del artista que valga la pena. En los últimos días de marzo hablamos con la ministra. Es una mujer muy reconocida en su trabajo, pero hasta el día de hoy no nos ha respondido. Es muy triste.
Hablemos de tu nuevo disco. ¿Cuál es el reto de un cantante que no cuenta con el apoyo de músicos, que ofrece solo su propia voz?
¡Tienes que tener mucho cuidado! Debes tomarte muchísimo tiempo para buscar el tono. Y de allí trabajar con toda la gama de acordes de la canción. No puedes obviar eso. Hay que profundizar en el tema y repetirlo hasta que le encuentres la expresión, el sentimiento. Ha sido una tarea difícil, pues hay que buscar la excelencia. He repetido varias veces hasta que quedara bien. Pero aquí doy un consejo: no hay que buscar la perfección, porque no la vamos a encontrar. A veces, por buscarla, sacrificamos el alma.
En el repertorio del disco hay temas que tienen que ver mucho con la situación actual, como “Triste con fuga de tondero”. Imposible no conmoverse con la situación que se vive en Lambayeque por la crisis sanitaria. ¿Hubo esta intención?
Sí. Me han dado mucha pena las noticias que vienen de Lambayeque. Yo he cantado allí muchas veces, he hecho conciertos en su plaza. He estado en Sicán, en Sipán, en todos esos maravillosos lugares, siempre disfrutando. Y ves que el COVID-19 entra y deshace a la población. Cantar “A Chiclayo llaman gloria”, para mí, es como rezar.
Abres el disco con un clásico de Páez: “Yo vengo a ofrecer mi corazón”
La escuché por primera vez con Fito cantándola. Esa canción salió después que la Argentina atravesó un periodo terrible de dictadura y muerte. Esa canción me conmovió mucho. Y cuando comenzó la pandemia, me pidieron hacer un llamado para que la gente se quedara en sus casas, y empecé tarareando: “quien dice que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón...” Me parecía que el tema tenía que ver con este momento en el mundo. Un grupo de gente en México, nos llamaron para que lo cantara junto al mismo Fito, también con René Perez de Calle 13, entre otros. El video está por salir. Pero yo me quedé con el deseo de cantarla también para mi disco. Y la canté a solas, sintiendo todo esto.
Como siempre, está Chabuca Granda con su “Cardo o ceniza”. ¿Crees que es su canción más audaz y sensual?
¡Esa canción es el acto de hacer el amor! Con sus palabras, con poesía, pero está allí. Ella lo sintió e hizo esa canción tan hermosa, tan llena de vida, de entrega. Canto otra de ella, también de amor: “Rosas y azahar”, mucho menos conocida y difícil de cantar, pero a la que hay que encontrarle el sentido para trabajarla. Otra canción clave para estos tiempos es “Canción de fe”, de Manuel Acosta Ojeda.
Y por primera vez cantas “Contigo Perú”, hoy convertida en un himno de resistencia popular.
A mí nunca me gustó cantar canciones que hablaran directamente de la patria. Veía que gente que se mostraba muy patriótica cantando en la calle luego ponía su basura en la puerta del vecino. Pero te cuento: yo no puedo ver jugar a Perú. Me pongo muy nerviosa, me da dolor de estómago. Solo cuando escucho que hay gol voy corriendo a verlo. Pero cuando vi en el Mundial de Rusia a los peruanos llenando estadios, todos cantando “Contigo Perú”, se me movió el piso. ¡Se me caían las lágrimas! Varias veces me habían propuesto cantarla, es como que nos hubiéramos perseguido pero por caminos diferentes. Y me dije: ahora sí la canto. Esa canción se ha impuesto.
El disco
Un canto en cuarentena
“A capella” está compuesto por 17 temas, desde el “Yo vengo a ofrecer mi corazón” de Fito Páez hasta el clásico “Gracias a la vida” de la chilena Violeta Parra. El repertorio de Susana Baca incluye poemas de Vallejo y García Lorca, y letras de Chabuca Granda, Simón Díaz, Andrés Soto, Manuel Acosta, Augusto Polo Campos, entre otros.
VEA EL VIDEO
Daniela Darcourt lanza “No me digas” canción grabada en cuarentena
LE PUEDE INTERESAR
- Ministra de Cultura: "Las pérdidas en el sector cultural por la pandemia se calculan en 1000 millones de soles” | Entrevista
- Difícil escenario para el teatro: ¿cómo rescatarlo y paliar la crisis del sector?
- Ministerio de cultura: artistas y creadores hacen un balance de su gestión en emergencia | ENCUESTA
- Ochenta años de “The Spirit”: un detective para tiempos duros
- Cusco y el terremoto del 21 de mayo de 1950: Seis segundos que cambiaron al ombligo del mundo