La victoria de Nemo, un rapero de 24 años y género no binario, ha logrado acabar con casi cuatro décadas de sequía en Eurovisión para Suiza, el país donde se celebró en 1956, en la ciudad de Lugano, la primera edición del festival de la canción europea por antonomasia.
Suiza sólo había ganado en esa primera edición con “Refrain”, de Lys Assia, y lo había conseguido nuevamente en 1988 con “Ne partez pas sans moi”, cantada por la canadiense Celine Dion, quien años más tarde se convertiría en una estrella mundial.
Los 36 años que ha tenido que esperar Suiza convertían al país, que además es sede del ente organizador de los festivales, la Unión Europea de Radiodifusión (UER), en uno de los ganadores que más tiempo llevaba sin volver a lo más alto.
Sólo le superaban Bélgica, que lleva 38 años sin ganar el certamen, Luxemburgo (41), Francia (47), Mónaco (53) y, por supuesto, España, que desde el “Vivo cantando” de Salomé, hace 55 años, no sabe lo que es la victoria, aunque aún hay más de una veintena de naciones que jamás han ganado, incluyendo “históricas” como Chipre o Malta.
El ganador de esta edición, Nemo Mettler, nacido en la ciudad bilingüe de Biena, en la frontera entre la Suiza francoparlante y la germanoparlante, desarrolla actualmente su carrera musical en Berlín, aunque es popular en su país desde hace casi una década.
Fue en el concurso televisivo “Los mayores talentos de Suiza” donde con 16 años ya sorprendió por su habilidad para rapear letras compuestas o improvisadas, entonces en el peculiar dialecto alemán de Berna, su cantón natal, aunque en los últimos años se ha decantado por el inglés para lograr un reconocimiento más internacional.
A finales del pasado año Nemo, que en sus actuaciones y vídeos musicales alterna ropas masculinas y femeninas, se declaró no binario, y en la canción ganadora de la noche, “The Code”, expresó su lucha interior y exterior para asumir esa identidad de género.
“Fui al infierno y regresé para encontrar el camino. Rompí el código”, grita en el estribillo un Nemo que enlaza con su victoria con otras muchas del colectivo LGBTQI en Eurovision, incluidas las de la israelí Dana International en 1998 o el austriaco Conchita Wurst en 2014.
En las últimas décadas, el país alpino había tenido una trayectoria bastante discreta en Eurovisión, e incluso desde la implantación del sistema de semifinales su presencia en la gran final había sido casi excepcional.
Sin embargo, en 2021 estuvo a punto de dar la campanada con “Tout l’univers” de Gjon’s Tears, que quedó primera en la final tras las votaciones del jurado, pero bajó a la tercera posición al agregarse el siempre polémico televoto.
Nemo ha ganado cantando en inglés, idioma que en una Suiza con cuatro idiomas oficiales (francés, alemán, italiano y romanche) es ampliamente usado como lengua franca entre las distintas comunidades idiomáticas, y que en lo que va de siglo ha utilizado 17 veces ya en sus participaciones eurovisivas.
Hasta entonces, el idioma preferido por Suiza para concursar había sido el francés (utilizado en 25 canciones de todas las que ha llevado al festival), mientras que el alemán ha sido usado en 12 ediciones, el italiano en 11, y el romanche únicamente en 1989, el segundo año en el que una ciudad suiza (Lausana) acogía el certamen.
Con información de EFE
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