Cuando se encienden las luces y aparecen sobre el escenario, Los Nocheros inician una ceremonia con un público entregado, que canta sus canciones, letra a letra, como si se tratara de invocaciones capaces de hacer al amor eterno. Eso sucedió el último año en ciudades como Bogotá, Quito, Santiago, La Paz, Dublín, Londres o Madrid. Ocurrió también recientemente en el Teatro Colón, que los recibió, como en otras ocasiones, con un lleno total. Temas como “Entre la tierra y el cielo”, “Vienes y te vas”, “La Solís Pizarro”, “Aprenderás a Llorar”, “Voy a comerte el corazón a besos” o “Me enamoré de una zamba” han cautivado a su público gracias a una esencia folklórica matizada por el romance y la pasión de sus letras desde que se formaran en Salta, al norte de Argentina, en 1986. Tras ello, han publicado más de 20 álbumes y han vendido más de 4 millones de copias, mientras recorrían más de 30 ciudades del planeta.
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“La algarabía que estamos recibiendo de nuestro público, aunque es algo a lo que felizmente nos hemos acostumbrado, también nos hace ver que estamos en una etapa de agradecimiento, al poder gozar estos shows tras la pandemia”, nos dice vía zoom Kike Teruel, uno de los fundadores del grupo que aún forma parte de él, al lado de Rubén Ehizaguirre, su hermano Mario y su sobrino Álvaro, quien también se suma a la entrevista previa a su llegada a Lima y Arequipa, donde ofrecerán conciertos el 2 y 3 de setiembre, respectivamente.
—¿Cómo sienten que es posible conservar la esencia romántica de la música en un mundo con tanto ruido hostil, en el que últimamente destacan más las estridencias?
KIKE: La música es un estado de ánimo y no siempre está regida por patrones de comunicación, que marcan lo que se está escuchando hoy en muchos lugares. Cuando nosotros recién salimos, yo decía lo mismo: que no siempre los medios acompañan al sentimiento de la gente. El medio es el que más sectorizado está. Tiene que ponerle rótulos a la música como quien dice “Vos sos de Boca y vos sos de River”. Y eso no aplica en el caso de la música. Yo te llevo a lo que nos dijeron cuando recién empezamos: “¿Por qué creen que Los Nocheros van a llegar? ¿Por qué creen que van a ser conocidos en Buenos Aires?”. Porque somos distintos. Te puede gustar o no, pero somos distintos. Hemos hecho de esto una forma de vida profesional, hemos podido cantar lo que nos gusta y, gracias a Dios y a la música, cantamos lo que a la gente también le gusta, porque si no, nos quedamos cantando solos (risas).
—El folclore es un género que une a Latinoamérica. ¿Qué es lo más satisfactorio de seguir interpretándolo en una época en que, aparentemente, pasó de moda?
ÁLVARO: A mí me da un orgullo hermoso el sentido que tiene esto, que pasa de generación en generación. Hay lugares a los que vamos a cantar en que se recibió esa información por parte de la gente, desde abuelos a padres, de padres a hijos y eso es lo que pasa con el cancionero popular que compartimos en todo el idioma, rico, romántico en la cantidad de colores y tonos y ritmos que tenemos con nuestro paisaje.
KIKE: A mí me gusta mucho, por ejemplo, como vibran las cañas, el sonido de los ficus y qué se yo, el del viento frotándose en los cerros de cualquiera de las ciudades de aquí de Salta o de Argentina o Bolivia o Chile o Perú y que sigue más allá. Me parece que eso es algo que está implícito en nuestro ADN. Los veo a los chicos, a los niños mismos con los que puedo compartir, que siguen la música y no hay que explicarles nada. Ahí ya me da una muestra de que camina, de que se entiende, que las frases resuenan de una manera porque vienen haciendo eco hace rato. Lo mismo las melodías con las que nos quedamos. Esa es un poco la explicación de que tenemos para rato, porque los chicos siguen cantando y tocando esta música.
—Y en cuanto a las letras también hay una poesía distinta, una forma de construir canciones y letras muy diferente. Y me imagino que también viene desde el arraigo que tienen ustedes con Salta, su tierra…
KIKE: Eso ha sido una búsqueda y un propósito nuestro, el encontrar canciones nuevas y pronunciarlas de manera diferente. Había una poesía muy paisajista que aún existe y que tiene vigencia, sobre todo en la zona rural. Nosotros no somos de eso, somos personas urbanas. Digo esto, porque acá en Salta se cantaba con traje de gaucho. Cuando nos lo sacamos fue como sacarse un símbolo de la música popular. Fue una de las primeras situaciones estresantes. A algunos les chocaba, pero a otros les gustó. Nosotros consideramos que somos gente de la calle, urbana. Entonces hemos pensado, citando aquella canción, que “Yo no le canto a la luna porque alumbra y nada más”. Nosotros vamos a decir: “Voy a comerte el corazón a besos”. Entonces, eso ha sido una diferencia abismal para la forma de expresar de la época. Eso quedó para siempre, porque las canciones se reciclan. Entonces, lo que le gustaba a la abuela o a la mamá, ya le empieza a gustar a los hijos. Eso nos pasó a nosotros. Cuando entra Álvaro, la edad nuestra como grupo la tiene él de vida. Entonces, nos dio otro aire.
—La cuna siempre otorga características peculiares, muy especialmente en el arte. ¿Qué otros elementos han sumado a su música el haber nacido en Salta?
ÁLVARO: Creo que el romanticismo que tiene la zamba, por ahí el bolero, creo que esa parte romántica melódica ha sido lo que más le queda a Los Nocheros.
KIKE: Además, sin querer entrar en rivalidad con ninguna otra provincia argentina, la cuna del folklore está aquí en Salta. No lo digo por fanatismo, sino que Salta provee desde hace muchos años a la cultura musical argentina canciones, ritmos, poesía, con grupos y solistas que han salido de aquí, y llenan estadios, festivales. Hay una zamba aquí en Salta, “En cada esquina un cantor”, que siempre se confirma. Aquí vos te cruzás a la gente, así como algunos van a jugar al fútbol con sus balones, aquí van con la guitarra al hombro. Aquí cantamos todos. En cada reunión familiar hay un cantor. Es lo que hemos mamado desde chiquitos. Tiene mucho que ver nuestra provincia, porque es el lugar donde nacés, y todo lo que inculcan en la familia. Luego nos juntamos los Teruel y ha sido una linda unión musical.
ÁLVARO: Luego los de Salta somos orgullosos, agrandados, somos gritones (risas). Aquí hay campo amplio para cantar a viva voz y para expresarse y eso nos hace muy particulares.
—¿Qué pueden decir que ha sido lo más interesante del contacto tanto con el público como con la música nativa de los países que han visitado, como Colombia Venezuela, Chile, Paraguay o México? ¿Suelen tener tiempo para recorrer e investigar la música de cada lugar?
KIKE: De mi lado no, soy burrísimo (risas), pero sí conozco por supuesto los ritmos de ustedes y algún que otro cantor. Me llevo, sobre todo, el ritmo de cada lugar, porque al ser respetuoso de la poesía no soy nadie para empezar a evaluar si algo está mejor o peor. Cada lugar tiene su forma de escribir y de expresar sus propios ritmos. La rítmica de cada lugar me llama la atención, porque siempre es diferente. Por ejemplo, el vals peruano para nosotros es imposible de tocar, así como en otros lados es imposible tocar la zamba como lo hacemos aquí.
ÁLVARO: Yo uso el programita para escuchar la música, entonces me dan vueltas ritmos de cada lugar. De Perú siempre hemos sido hinchas de Eva Ayllón, se le escuchó mucho en mi casa. La última vez que fui a Lima también escuché a Arturo “El Zambo” Cavero. Tremendo cantor. Tiene voces muy particulares y sus ritmos afro, esos cueros sonando, es muy bueno, impresionante.
—¿Cómo se forma y se hace sólida la personalidad de un grupo durante más de 30 años, como es su caso?
KIKE: Lo mismo que una persona. Cuando sos chico y te vas acomodando a lo que te va a gustar, luego en la adolescencia estás medio confundido para dónde debes ir. Si llegás así a adulto, estás en problemas (risas). A nosotros, musicalmente, nos pasa lo mismo. Hemos tenido una búsqueda en los comienzos, de ver para dónde íbamos. Por ahí nos podemos haber confundido con alguna que otra canción que a la gente o no le gusta o no tuvo el éxito que uno creía. Hoy la personalidad esta en las canciones de Los Nocheros, absolutamente. Yo digo que el hit es como los ojos celestes de una persona, que aparecen de golpe, y son lo primero que ves. Después, la personalidad la vas forjando. La nuestra está en las canciones. En hits como “De la tierra al cielo”, por ejemplo. El grupo se distingue por eso, por la personalidad y elección de las canciones y por cómo las decimos.
ÁLVARO: La gente descubre a Los Nocheros en el show, porque ahí te paseamos por todas las situaciones del amor: desengaño, deseo, erotismo, recuerdo, extrañar. Te paseamos por todo para llegar arriba con los ritmos bien latinoamericanos, bien de aquí del norte de Argentina, los ritmos del altiplano, y terminamos siempre arriba, al palo.
—Ahora, hemos hablado de la primera impresión y la seducción posterior de la personalidad, pero luego vienen también el feedback o la química. ¿Cómo crean la comunión o conexión con el público? ¿Qué tan importante es tenerla entre ustedes para lograrla?
KIKE: Eso no se genera, eso lo tenés. O no. No te lo puedo explicar. Eso es parte del cariño de cada uno, de cómo vos llenás a la gente y no lo podemos decir nosotros. El modo en que yo pueda influir en vos no tiene explicación. El show de Los Nocheros crea algo con la gente que no tiene explicación.
ÁLVARO: Claro, porque si no también entraría en una dinámica de complacer y no sé si estuviera tan piola eso. Uno hace ese compromiso y donde se crea todo es con la canción, con la obra. El feeling entre la obra, el artista y la gente arma una comunión. No hay una cosa sin la otra, pero tampoco es que vos estás queriendo hacer música para complacer. El compromiso es con la canción.
—Ahora, en el momento en que enfrentan al público hay como una magia o hipnotismo que viene como consecuencia de la química entre ustedes…
KIKE: Sí, eso es algo que fuimos construyendo sin darnos cuenta. Armónicamente sí hay un orden que se respeta en la construcción de una canción, en cómo nos guía Mario (Teruel, su hermano, uno de los fundadores del grupo) también un poco. Hay una conexión pre establecida, la forma de interpretar la fuimos logrando con el tiempo y eso es pura química entre nosotros y la gente.
—Muchos grupos folklóricos, tradicionalmente, han mostrado también su propia visión social o política de lo que ocurre en Latinoamérica más allá de la música. En este sentido, ¿Cómo ven la actualidad argentina y latinoamericana tras la pandemia, con la crisis mundial y los cambios de liderazgo?
KIKE: En mi caso prefiero no, porque acá está muy dividida la cosa. Nosotros, al ser referentes tan populares, podríamos herir susceptibilidades, y es lo que no queremos hacer. Sí tenemos, por supuesto, nuestra opinión, muy formada, cada uno. En muchas cosas coincidimos, en otras tenemos distintas opiniones. Lo que sí podría decirte es que estamos pasando una situación durísima, muy difícil, a la cual, lamentablemente, Latinoamérica se fue acostumbrando, no solo Argentina. Cuando llueve en Latinoamérica, en cada país gotea. Y siempre es lo mismo. Creo que en todo Latinoamérica lo que tiene que pasar es que nos unamos. Sé que esta es una frase muy repetitiva, pero no lo hicimos nunca, jamás. Yo no digo que no existan las fronteras como en Europa, que pases como en un peaje de un país a otro, aunque sería maravilloso. Nosotros podemos salir a cualquier lugar, pero después nos cuesta entrar. No tiene que ser así, nos tenemos que unir todos, tienen que dejar de decirnos “Vos sos blanco o vos sos negro”. También existen los grises en la sociedad, en la Argentina. Entonces, tienen que dejar de hacernos creer que estamos peleados. Entre nosotros no estamos peleados. Y si querés que te defina a la Argentina hoy, no está peleada, si lo hacen ver de esa manera es por algo absolutamente político, como pasó siempre. Nosotros estamos en un partido de fútbol, jugando contra un tren, y queremos ganar. Entonces, no me gusta a mí, para nada, cuando nos hacen ver como que estamos peleados o que está todo mal o que la sociedad está partida. No. Están partidos los políticos y cada uno por las movilizaciones que se les antojan. Los argentinos estamos unidos y por eso siempre salimos de todos los agujeros políticos, sociales y económicos que se nos presentan. Salimos siempre, porque el argentino sí está unido de verdad.
—Qué importantes palabras. Una de las cosas que más une es, justamente, la música. Nadie pregunta si uno es de derecha o izquierda cuando cantan juntos en un estadio las canciones de sus grupos favoritos…
KIKE: Totalmente. Muchos años pasó eso y sí estaba bien en los tiempos en que había que correr de la violencia militar. Y lo digo porque eso le pasó a toda Latinoamérica, no solo a Argentina. Entonces nos teníamos que unir en una música rebelde, contestataria, y diciendo “¡Queremos ser libres!”. Ahora somos libres. Entonces, ya no hay que ir por un solo lado. Los Nocheros cantamos al amor por eso, no es por ser demagogos o por lavarnos las manos. Justamente ahí está lo difícil. ¿Qué es más difícil para vos, con tu pareja o con tu familia? ¿Discutir o consensuar y pedir disculpas? Siempre resulta más difícil pedir disculpas, perdón y seguir adelante. No sabemos por qué. Entonces, con la música pasa lo mismo. Nosotros vamos al amor, nos parece incluso más difícil darle, darle y achacar con eso, para que todos sigamos unidos. Nuevamente, no hablo solo por Argentina, sino por Latinoamérica.
—Reivindicando el poder de la música, ¿Cuáles son los temas que han interpretado en vivo a los que más cariño les guardan? ¿Cuáles sienten más indispensables?
ÁLVARO: A mí me fascina “Noche amiga mía” y “Un amor como tú”, canciones que describen el placer de la noche, la complicidad de alguna compañera y “El amor como tú que me hace falta”, como dice la letra. El anhelo de vivir el amor a lo grande.
KIKE: Para mí sería “De la tierra al cielo”, porque internacionalizó al grupo, nos dio a conocer en medio mundo, literalmente, y “Me enamoré de una zamba”, porque cuando nosotros salimos era muy difícil hacer una. Había grupos emblemáticos, de muchos años, muy arraigados en la cultura y la música argentina. Meter una zamba era muy difícil, porque es un ritmo muy tradicional. Y cuando empezamos a cantar y a ver que en los shows la gente cantaba la zamba sin tener la publicidad masiva ni ser muy difundida, a mí me pegó muy lindo. Empecé a pensar que sí podíamos cambiar las cosas. Ya estábamos mandando a la banca de suplentes, como decimos, muchas canciones, que yo pensaba que eran imposibles, que no iban a salir nunca. Pero lo logramos con ellas.
—Ya que hablamos de folklore, una pregunta final se hace necesaria. ¿Qué significan para ustedes artistas como Horacio Guarany, Jorge Cafrune, Mercedes Sosa o Atahualpa Yupanqui?
ÁLVARO: De los que nombraste, Horacio Guarany me cambió con toda su obra, el amor que le ha dado a su profesión y las bellas canciones que ha dado, desinteresadamente, mostrando pensamientos importantes, mostrando la pasión de un hombre de estos lados. Eso me vuelve loco. Y también quiero destacar a Daniel Toro, alto cantante. La carrera de Mercedes, el poner su voz en tantos escenarios con sutileza, profesionalismo. Todos han cantado hasta grandes y a mí, particularmente, me gustaría hacer eso. Cuidar como han cuidado ellos su voz, su instrumento, su gran regalo. Atahualpa también ha hecho que entendamos metáforas tan lindas como “Yo no le canto a la luna porque alumbra, nada más/ le canto porque ella sabe de mi largo caminar”. Y eso es algo muy especial. Me apasiona eso.
KIKE: Por estos días, nosotros estamos homenajeando a San Martín, que ha sido nuestro libertador. Entonces, con los cantantes que vos mencionaste hago el paralelismo: para mí son libertadores, son nuestros sanmartines. Mercedes, Guarany, Cafrune, Yupanqui, han cantado en una época muy complicada del país, de Latinoamérica, una época de presión en que era muy complicado vivir la libertad de expresión de verdad. Pero ellos cantaban y decían cosas. Voy a usar una definición que Guarany nos dedicó a nosotros hace años. Ahora se las regalo: Ellos defendían con su cuerpo lo que cantaban con la boca. Su canción, su guitarra, era un arma sana, pero letal.
Lima
Fecha: viernes 2 de setiembre
Lugar: C.C Bianca, Barranco
Hora: 7.00 p.m.
Arequipa
Fecha: sábado 3 de setiembre
Lugar: Teatro Municipal
Hora: 7.00 p.m.
Entradas: Joinnus
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