El revuelo causado por la serie documental “Rompan todo” de Netflix lleva varios días sin disiparse, sobre todo en redes sociales. Hay reclamos de todo tipo: que si debía llamarse “Santaolalla y sus amigos”, que si Maná es realmente rock, o que las bandas de rock peruanas merecían un mejor y mayor espacio que los tres minutos que les dedican. Aprovechando el barullo, el Círculo de Lectores ha organizado un taller llamado “No rompan todo: la historia del rock peruano”, que se promociona como “lo que Netflix no te contó”, en oportuna respuesta al documental de moda.
A cargo del taller está el músico y periodista Fernando Pinzás, quien se ha dedicado a investigar distintos episodios de la música local, como por ejemplo la vida y trabajo de Danai Hohne, primera figura femenina del rock local, sobre quien anuncia la próxima publicación de un libro. Mientras tanto, nos da detalles del taller que arrancará este martes 12 de enero.
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¿Por qué crees que se ha tomado tan en serio el discurso de una serie como “Rompan todo”? ¿No queda claro que está sesgado por una visión particular de la industria?
Yo también me he preguntado lo mismo. Imagino que tiene que ver, más que nada, con el poder de la narrativa de Netflix. Incluso mucha gente que escribe sobre arte y cultura parece que recién se entera de la existencia de una historia del rock latinoamericano con este documental, cuando hay muchos libros y documentales igual de interesantes. Lo positivo es que los más jóvenes han podido conocer grupos muy importantes. Fuera de eso, queda la reflexión. Estamos en la época con más acceso a la información pero parece que la mayoría se contenta con lo que te ofrece Netflix o Spotify.
¿Cuál sería tu definición de lo que llamamos rock peruano? ¿Es tan uniforme como para agruparlo? ¿Es lo suficientemente diverso para establecer clasificaciones?
Es muy difícil abarcarlo, pues la definición de rock es complicada. Pedro Cornejo, citando al sociólogo Simon Frith, ha recordado que el rock dejó de ser un género musical y que se refiere a una determinada “lógica de producción, consumo y circulación de canciones, discos, videos, etc.”. Diría que hay varios tipos de “rock peruano”: hay metal, hay punk, hay música electrónica, indie, rock alternativo y un largo etcétera. Incluso se podrían agrupar a grupos de música más extrema que para nada estarían interesados en participar de una antología de rock peruano. Ahora, más que nunca, hay muchas escenas independientes, pero también hay un público que escucha rock peruano, que le gusta escuchar Libido, Daniel F o Morbo. Lo único en común de estos grupos es que sus integrantes nacieron en Perú.
¿Hasta qué punto ha tenido gravitación, relevancia o influencia el rock hecho en nuestro país dentro de la escena latinoamericana?
Es por etapas. Desde hace algunos años se están reeditando discos de Saicos, Los Yorks, Traffic Sound o El Polen y otros grupos de los 60 y 70, que han tenido gran difusión sobre todo en mercados de coleccionistas y melómanos. Ya vemos como “Meshkalina” puede aparecer en una serie como “Narcos”. Es una reivindicación tardía, un poco consecuencia de esta idea de “retromanía” que propone Simon Reynolds, de redescubrir joyas del pasado. Ahora se está reeditando mucha cumbia peruana y chicha, que es un sonido único, totalmente peruano, e inspirado por el rock. De otro lado, y aunque muchos no lo quieran admitir, el rock subterráneo tuvo gran impacto en escenas ‘under’ de otros países, fuera de la lógica de la industria. No necesitaron una gran disquera, sino el boca a boca, que es fundamental para la difusión del rock. El casete “Primera dosis” de Narcosis llegó en su momento a Colombia, y el mismo Héctor Buitrago de Aterciopelados era fan. Curiosamente, Narcosis tocó con mucho éxito en Colombia en los últimos años. Son las escenas subtes, underground, alternativas, como quieran llamarlas, las que han estado a buen nivel. Reino Ermitaño es una banda cuyo estilo es incompatible con lo masivo, pero han girado por Europa muchas veces y son conocidos en esa escena stoner/doom metal. Igualmente Mortem, referentes del death metal. Son escenas pequeñas pero valiosas. Lamentablemente, no veo que eso haya pasado con grupos más orientados al pop rock. Creo que en los años 80, la escena del pop rock ‘mainstream’ era demasiado conservadora. Si bandas provocadoras como Sumo, Los Prisioneros o incluso Virus hubieran aparecido en Lima, ninguna disquera se habría interesado por ellos. No les habría quedado mayor opción que ser subterráneos y autoproducirse. Basta comparar la mayoría de discos peruanos de rock comercial de la época con lo que se hacía en Argentina o Chile.
Si tuvieras que mencionar tres momentos de la historia del rock peruano (pueden ser acontecimientos o quizá bandas/artistas específicos), ¿cuáles serían?
Son muchos y acá podemos discrepar, pero sin duda el inicial y en el que hay casi un consenso, es el lanzamiento de “Demolición” de los Saicos en 1965. Ya había grupos antes, muy valiosos, pero que hacían covers. Creo que hay que empezar a referirnos a los Saicos no como los “creadores del punk”, algo que es falso y exagerado, sino como los precursores del rock en español y con composiciones propias. Los argentinos siempre mencionan a “La balsa” de Los Gatos como el tema fundacional del rock en nuestro idioma, pero los Saicos ya estaban antes. Su mérito es enorme. Ellos marcan un antes y un después. Otro hito, y lo digo de manera subjetiva –pues quizás estoy salteándome varios como la aparición de Traffic Sound, El Polen o Frágil– es el casete “Primera dosis” de Narcosis, como ya mencioné. Es una de las mejores producciones no solo de rock sino de música hecha en el Perú. Demostraron que no se necesita de la industria para hacer una producción buena y necesaria. Un tercer hito, más reciente, podría ser el surgimiento de los sellos independientes, pues hace tiempo que no hay grandes disqueras en el Perú y solo queda la autogestión para impulsar al rock y sus derivados.
Justamente sobre el rock peruano de la actualidad: ¿dónde se ubica dentro del panorama regional? ¿Cómo analizarlo?
Volvería a la idea de que hay varios tipos de “rock peruano”. En todo caso, si nos queremos referir a lo masivo, veo que hay bandas muy profesionales no solo en el tema musical sino empresarial, y que están siendo reconocidas en el extranjero. No hay grandes sellos como en los años 80 y lo que toca es la autogestión, seas metalero, indie o pop. En algunos casos, hacer una banda se maneja como tener un pequeño emprendimiento. La radio ya no es tan importante, porque la difusión se da más por Internet. En todo caso, me interesan más las propuestas transgresoras o ‘under’. Lo que hacen sellos como Buh Records o Necio Records, al editar y generar redes con grupos latinoamericanos, es increíble y merece mucha más atención. He visto gente que se ha quejado de que el Perú aparece solo unos minutos en “Rompan todo”. Les preguntaría: ¿cuándo fue la última vez que fueron a ver una banda local o compraron un disco?
Sobre el taller
- Serán seis sesiones: 12, 14, 19, 21, 26 y 28 de enero, de 8 p.m. a 9:30 p.m.
- Se dictará a través de Google Meet.
- El costo es de S/200 (o S/180 hasta el 8 de enero)
- Inscripciones en https://circulodelectores.pe/ o escribiendo al mail info@circulodelectores.pe
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