De pie, en medio del escenario del teatro Canout, el productor Efraín Aguilar observa impotente cómo se desmorona una importante parte de su vida. El espacio que albergó durante dieciséis años sus más ambiciosas creaciones, será demolido. El telón cayó ante sus ojos, irremediablemente, pese a cualquier intento por evitarlo. “Lo más triste es que lo van a demoler y me va a doler tanto como cuando se derrumbó la casa de ‘Al fondo hay sitio’. Ese fue un momento demasiado duro para mí, no pensé que algo así se iba a repetir”, nos dice.
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“Aquí está mi vida, todo esto es producto de mi trabajo, de mi esfuerzo. En lo posible trato de no entrar porque cada vez que entro, lloro al recordar toda las cosas que hemos hecho y que pensábamos hacer antes de la pandemia. En estas condiciones, ya no puedo mantenerlo, las deudas crecen y no hay cómo cubrirlas”, argumenta el productor de teatro y televisión.
El 24 de Marzo de 1954, el Canout fue inaugurado por la empresaria Clara Canout Cevallos viuda de Muro en honor a su padre, el ingeniero francés Miguel Canout. Desde entonces, el teatro ha tenido varios administradores. Hace más de década y media, Efraín Aguilar tomó el control del lugar.