A fines de junio de 2017, todos fuimos testigos: Jovi Herrera Alania, de 20 años, y Jorge Luis Huamán Villalobos, de 19 años, perecieron en un incendio, dentro de un contenedor, en el quinto piso de la antigua Galería Nicolini, en el centro de Lima. Allí, encerrados con candados externos, trabajaban en un taller informal cambiando las marcas de tubos fluorescentes por otras de mayor calidad. En la pantalla podíamos verlos suplicando por ayuda, a través de una estrecha rendija. “Dile a mi madre que no llore. Ya fue ya. Cuida a mi hija. Dile que la quiero”, fueron las últimas palabras de Jovi para su tío, a través del celular.
Un contenedor fue el escenario de una tragedia que motivó a la joven dramaturga María Fernanda Gonzales a escribir una obra contra la precariedad laboral y la incertidumbre en la que viven hoy los jóvenes peruanos. “El fuego que hemos construido”, obra ganadora del octavo Concurso de Dramaturgia Peruana “Ponemos tu obra en escena”, se estrena en el teatro británico para confrontarnos con una historia que quizás hemos olvidado demasiado rápido, y cuyas preguntas siguen resultándonos urgentes: ¿Hubo un tiempo en el que realmente nos importaba la dignidad? ¿Qué más nos falta para reaccionar ante las terribles condiciones laborales de tantos jóvenes? ¿A quiénes se protege para mantener el estado de las cosas? ¿Para quiénes se trabaja? ¿Qué tan poco cuesta nuestra vida?
Si bien los tristes hechos en el incendio de la Galería Nicolini son una inspiración del texto de Gonzales, la directora Patricia Biffi aclara que la obra no representa este hecho de forma directa, si bien trata de cuatro chicos jóvenes que trabajan en un contenedor haciendo fluorescentes bamba. “La tragedia de la Galería Nicolini nos impactó profundamente a todos. Sin embargo, estas condiciones de trabajo no fueron hechos aislados. Se dan todo el tiempo”, señala.
Una precariedad laboral que ocurre tanto en el Perú como en los almacenes de Amazon en Estados Unidos. “Recuerdo haber leído la noticia: tras una alerta de tornado, no dejaron que los empleados fueran a protegerse a sus casas. Los protocolos de seguridad no eran claros, y los trabajadores terminaron escondiéndose en los baños, donde murió gente. Allí no encerraron a los jóvenes con candado, pero sabían que si dejaban su puestos, no los encontrarían al volver”, explica Biffi. “Más bien lo que queremos mostrar en esta obra es cómo las condiciones laborales en todo el mundo capitalista están llegando a estos niveles brutales. Y la gente se ve obligada a aceptarlas porque no tiene muchas opciones para elegir”.
Prohibido olvidar
En “El fuego que hemos construido”, los cuatro protagonistas son chicos jóvenes que aún conservan el deseo, el ímpetu por cambiar las cosas, de querer luchar contra la amenazante realidad, por más que lo que enfrentas sea mucho más poderoso. Se trata de una obra que recupera esa conexión del teatro con su realidad inmediata, y que sin distraerse en símbolos y metáforas, apuesta por la denuncia directa. “Creo que en el teatro vivimos una urgencia. El teatro también es un espacio para enfrentarnos a temas incómodos que muchas veces no queremos ver. Creo que lo interesante del arte es su capacidad de enfrentarnos a las cosas más difíciles de ver. Y esta es una obra que tiene mucha urgencia, porque es algo que está sucediendo ahora”, señala la directora.
La realidad supera a la ficción, dice el dicho. Pero según Patricia Biffi, lo interesante del teatro es su poder para despertar en el público la indignación frente a lo sucedido. “A veces, parece que ya estamos acostumbrados a todo, que ya nada nos sorprende. Sin embargo, a veces el teatro nos devuelve la capacidad de indignarnos. Ciertamente en el país vivimos cosas muy duras, y muchas de ellas queremos olvidarlas. Pero es importante que el teatro las ponga frente a nosotros”, advierte.
Una propuesta joven
María Fernanda Gonzales, autora de la obra, tiene 26 años, mientras que el elenco de actores no supera los 25. Todos ellos son miembros de una generación injustamente considerada por sus mayores como especialmente sensible, “de cristal”, que lo ha tenido todo más fácil y rápido. Sin embargo, “El fuego que hemos construido” nos revela que justamente un signo de la juventud actual es la precariedad, la desprotección frente a los abusos laborales.
“No estoy para nada de acuerdo que se considera a los jóvenes de hoy una generación de cristal a propósito de su mayor capacidad de indignación”, responde enfática Biffi. “Creo que nosotros, como mayores, estamos acostumbrados a muchas cosas que, en realidad, hemos normalizado. Y justamente los chicos hoy tienen otra cabeza. No se ajustan a lo que nosotros considerábamos “normal”: situaciones racistas, machistas, clasistas”, dice.
Por el contrario, en el Perú los jóvenes se enfrentan a una situación mucho más difícil que la vivida por sus mayores. “La cantidad de personas que trabajan en el sector informal es enorme. Para mí, trabajar con chicos tan jóvenes me ha gustado muchísimo. El casting para elegirlos nos permitió descubrir actores nuevos, que se toman esto muy en serio, con mucho compromiso. Yo estoy encantada con esta generación nueva porque es muy profesional”, añade.
Más información
Lugar: Teatro Británico, C. Bellavista 527, Miraflores: Temporada: Viernes y sábados, 8 p.m. Domingos, 7 p.m. Entradas: Joinnus y boletería.
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