Las historias de vida se construyen con el paso del tiempo. Con personas, con objetos, con libros, con películas, con boletos de viaje, con ropa. Hasta quienes consideran el cuidado en el vestir como una frivolidad tienen una prenda que atesorar: el vestido de bautizo que tejió la abuela, el tocado de novia de mamá, los zapatos de la hermana, la casaca de promoción, el pantalón holgado del primer embarazo. La relación que establecemos entre la ropa y la memoria es la premisa y la constante en ¿Qué me pongo?, la obra de teatro escrita con sensible talento por la dramaturga Mariana Silva y dirigida, por tercera vez, por Norma Martínez.
¿Qué me pongo? —dice la directora— celebra nuestra capacidad para recordar y elegir del interminable archivo de nuestra memoria. “Es significativo volver a montar ‘¿Qué me pongo?’ en este contexto, tras dos años de pandemia, pues es también una apuesta por reencontrarnos con quienes éramos antes del confinamiento, donde no fue relevante hacernos esta pregunta. Hoy, que regresamos a las calles, a la vida, al trabajo, aparece una vez más la inquietud de saber con qué me visto: ¿Un vestido del pasado? ¿Lo que soy hoy? ¿Lo que deseo ser? ¿Algo que represente mi nuevo yo?”, añade.
Es injusto que la preocupación sobre cómo vestir sea considerada una frivolidad. Peor aún: una frivolidad propia de las mujeres. “Los hombres también se enfrentan a demostrar su identidad desde cómo se visten. Yo creo que el vestirnos sí tiene que ver con quiénes somos, con lo que queremos proyectar. Por eso procuramos tener ropa especial para días especiales”, dice Norma Martínez, quien, por ejemplo, atesora una cartera de piel que perteneció a su madre. “No podía permitir que se deshaga de ella, es hermosa. Y tiene una historia, de viajes, de quién era mi madre cuando la usaba...es parte de mi propia historia”, añade.
Tercera temporada
La obra, montada desde el inicio bajo el paraguas de Los Productores, se llegó al público por primera vez en 2015. Entonces las actrices convocadas fueron Yvonne Frayssinet, Ebelin Ortiz, Vanessa Saba, Monserrat Brugué y Mayra Couto. Para la segunda temporada, en 2016, repitieron el plato Mayra Couto y Monserrat Brugué y se sumaron a ellas Ana Cecilia Natteri, Magdyel Ugaz y Tula Rodríguez.
En esta nueva puesta en escena cuenta con las actuaciones de Anahi de Cardenas, Ana Cecilia Natteri, Ebelin Ortiz, Fiorella Penanno y Montserrat Brugué. La temporada empezó el jueves 3 de febrero y continuará hasta el 27 de marzo. Las funciones son de jueves a sábado a las 8:00 p.m. y los domingos a las 7:00 p.m. Las entradas están a la venta en la página de Los Productores; y, para asistir a la función, se pide cumplir protocolos sanitarios que también están especificados en la misma web.
Historias propias
Las actrices encarnan personajes que cuentan historias a partir de los recuerdos que les trae el repasar un closet, propio o ajeno. Esto, por supuesto, también las interpela sobre su propia relación con las prendas de vestir.
Anahí de Cárdenas, por ejemplo, cree que la ropa solo es una excusa para hablar de lo que nos sucede. Ella, por ejemplo, atesora los pañuelos de su abuela. “Cuando mi abuela falleció, me quede con todos sus pañuelos. Ella los usaba para amarrarse bien los ruleros. Cuando me dio cáncer, fueron los que usé en la cabeza durante todo mi tratamiento. Era como si mi abuela me estuviese sosteniendo la cabeza, ayudándome a mantener la cordura, así como se sostenía sus ruleros”, cuenta.
Fiorella Penanno tiene una relación similar con la ropa que antes fue de su madre o de sus tías. “Son prendas que tienen un valor especial porque son telas únicas y que guardo para usar en ocasiones especiales. La ropa de antes estaba mejor confeccionada, duraba más tiempo. Tal vez la hacían con más cariño y menos afán capitalista”, reflexiona.
Ana Cecilia Natteri, por su lado, se confiesa seguidora de moda y de tendencias. “Admiro mucho a nuestros diseñadores peruanos, especialmente cuando incorporan en sus creaciones elementos, formas, texturas de nuestra riquísima cultura, con la creatividad de las manos artesanas. Eso me hace sentir muy orgullosa”, dice.
En las antípodas está Monserrate Brugué, quien considera que la ropa te definde de alguna manera, y por eso mismo se cuestiona sobre la atención que le da a sus gustos y elecciones. “Yo pienso más en lo que me acomode para chambear o para las clases...casi siempre buzos y nada más”, explica.
En ese mismo tenor, Ebelyn Ortiz reconoce que su relación más estrecha la tiene con la ropa con la que va a los ensayos. “Siempre estoy pensando en mi ropa para ensayos. Siempre la ropa es un pretexto para crear”, dice.
Y usted, ¿qué prendas elegiría para contar su historia?