Historias | En las calles de Kabukicho, el barrio rojo de Tokio (Japón), conviven bares, prostíbulos y hoteles por horas con una iglesia evangélica luterana dirigida por un pastor de 39 años y pelo largo, Kazuhiro Sekino, que lleva catorce años intentando acercarles la salvación a sus vecinos a través de la música rock.
"La mayoría de los japoneses no ha conocido pastores en su vida y nunca hubieran imaginado que un pastor vistiera así, fuera a clubes nocturnos o tocara en una banda de rock", explica en una entrevista con Efe.
El pastor, fanático del conjunto de heavy metal surgido en los años ochenta Metallica, lo cuenta desde los bancos de la iglesia que regenta, con su melena cayendo sobre la correa del bajo eléctrico rojo de la marca Gibson que lleva colgado al cuello.
Su estrategia para difundir la Biblia a los habitantes de este distrito es actuar en bares y clubes con la vestimenta tradicional de religioso y cantando canciones que no hablan explícitamente de Dios, para que lleguen también al 99 % de japoneses que no se consideran cristianos.
“Si tocamos en la iglesia nadie viene, pero si tocamos en los clubes nocturnos, la gente se interesa mucho”, afirma el religioso, que asegura que después de sus actuaciones es común que se acerque gente preguntándole si pueden confesarse o acercarse a su iglesia a escuchar su mensaje pese a no ser cristianos.
Kazuhiro Sekino, que prefiere que le llamen “Pastor Kaz”, actúa tanto en solitario como con un conjunto formado por ministros evangélicos luteranos como él llamado “Boxi Rocks”, un juego de palabras en japonés que traduce como “banda de rock de pastores”, y también ha tocado en ocasiones anteriores con otro grupo nipón formado por monjes budistas.
“Como pastor, como roquero, quiero llevar el amor y la libertad de Cristo a la gente corriente que no ha escuchado el mensaje de Jesús antes. Ese es el objetivo de mi vida”, señala Sekino, que con ese planteamiento ha logrado que prostitutas, expresidiarios y personas sin hogar se acerquen a su iglesia del barrio rojo tokiota preguntando por el pastor roquero.
JESUCRISTO EN EL BARRIO ROJO
¿Cómo sería Jesucristo si habitara en Japón en la actualidad? El pastor Kaz quiere ser la respuesta andante a esa pregunta y define al fundador del cristianismo como un “amigo de los pecadores, contra su sociedad y la religión tradicional” con un mensaje “lleno de poder, amor y misericordia”, lo que le convierte en “completamente una estrella de rock”.
"Yo no sé seguro si tenía el pelo largo o no, pero tenía unos treinta años, hablaba con agresividad y llegaba a la gente pobre, se quedaba con los enfermos. Su vida es la de un músico de rock. Para mí es natural vestir así, llevar el pelo largo y una guitarra eléctrica. No es especial, es la manera tradicional de ser pastor", reflexiona.
Desde que su hermana pequeña, con síndrome de Down, casi muere de diabetes cuando él tenía veinte años, Sekino decidió dejar su sueño de ser estrella del heavy metal y dedicar su trayectoria al cristianismo como una evolución “natural” de una vida rodeado de gente con dificultades y debilidades.
El barrio de Kabukicho, en el distrito tokiota de Shinjuku, fue el siguiente paso y asegura que la convivencia con sus vecinos le ha enseñado qué es la Biblia, quién fue Jesús y cómo debe ser un ministro de Dios.
"Como pastor, es fácil pensar que el cristiano tiene a Cristo en su mente. Esto es parcialmente verdad, pero puedo encontrar a Jesús viviendo en los más pobres entre los pobres y en los más débiles entre los débiles. Es lo más importante que he aprendido en esta zona", argumenta el pastor Kaz, que asegura que ve a los personajes de la Biblia en los habitantes de Kabukicho.
A LA CONQUISTA DEL PÚBLICO ESTADOUNIDENSE
Con todo, este pastor nacido y criado en Tokio se mudará tras catorce años de servicio en el barrio de Kabukicho el próximo mayo a Estados Unidos para una estancia formativa en un hospital en la ciudad de Mineápolis, con lo que busca tanto seguir aprendiendo en contextos nuevos como -según confiesa- dejar atrás la estricta sociedad japonesa, a la que critica.
"Los japoneses respetan la cultura y la armonía, pero al mismo tiempo no tenemos mucha libertad, especialmente los jóvenes. La gente cree que tenemos que comportarnos todos iguales, que tenemos que pensar lo mismo y hablar de la misma manera", sostiene.
“No pueden expresarse. Para mí, tocando rock puedo decirles: ‘Somos libres. Somos creados para ser libres’”, defiende el pastor.
Según destaca, sus métodos han sido recibidos entre la minoritaria comunidad cristiana de Japón con apoyo, críticas -lo que califica de “duro”- o indiferencia.
“Por tocar música rock, mi banda se está haciendo un poco famosa aquí. He publicado muchos libros y un número de cristianos en Japón me conoce. Ahora voy a Estados Unidos y nadie me conoce. Es un buen reto”, plantea el pastor Kaz, que se propone “impactar a la gente estadounidense”.
Y buscará lograrlo con la Biblia en una mano y el bajo eléctrico en la otra.
(Demófilo Peláez)
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