Traer un hijo al mundo es una gran bendición y para algunos se convierte en una “medicina” cuando antes te tocó afrontar el momento más doloroso de tu vida. Esta es la historia de Sarah Shellenberger, una mujer de 40 años que vio morir a su esposo, pero que gracias a una decisión que tomaron juntos hoy puede disfrutar del hijo de ambos en sus brazos. Hayes nació 14 meses después de la partida de su papá gracias a la ciencia y le devolvió la alegría y ganas de vivir a su madre, un inolvidable momento que atrajo la atención de muchos tras conocerse el caso en Estados Unidos. Ésta es la singular historia.
El hombre de 41 sufrió un ataque cardiaco mientras estaba dictando clases en la universidad en Oklahoma City, en febrero de 2020. Desde ese momento el futuro y los planes parecían sombríos para la viuda, pero todo cambió cuando pudo traer a un bebé al mundo, aunque su esposo ya no estuviera físicamente aquí.
Historia de amor con trágico final
Sarah y Scott se conocieron mientras estudiaban en Southern Nazarene University, pero comenzaron a salir cuando él la contactó en Facebook en 2017. Fue un romance vertiginoso y luego de cuatro meses se comprometieron. El matrimonio se dio en septiembre de 2018 y empezaron a hacer planes para tener hijos.
“Ambos realmente queríamos al menos tres hijos y estábamos muy emocionados de comenzar nuestra familia”, contó Sarah en entrevista que difunde ‘The Mirror’.
Sin embargo, las cosas no salieron como ellos pensaban y tuvieron dificultades para concebir. Tras algunos intentos su médico les recomendó la Fecundación in vitro (FIV). Este procedimiento tenía un elevado costo en Estados Unidos y decidieron ir al Centro de Fertilidad de Barbados para la extracción de óvulos.
La primera parte del proceso se dio en diciembre de 2019 por lo que completaron la fertilización de un embrión poco antes de que él muriera.
“Estaba molesta y preocupada, pero realmente no pensé que iba a morir (...) Estaba tan sano, en forma y joven”, recordó la mujer sobre el viaje de emergencia que tuvo que hacer tras conocer la noticia del estado de salud de su esposo. Ella llegó al hospital y vio a Scott conectado a una máquina de soporte vital. Un neurólogo le dijo que su esposo tenía muerte cerebral. “No podía creerlo”, agregó.
“No hay palabras para describir ese sentimiento (...) Decidí que quería donar sus órganos, así que llené todo el papeleo. El viernes 21 de febrero tuve que ir a despedirme de él. Eso fue lo más difícil que he hecho”. Scott donó su hígado y riñones, salvando la vida de tres personas.
Nacimiento tras la muerte de papá
Seis meses después de la muerte de su esposo, Sarah Shellenberger quedó embarazada de su primer hijo. “Sostener a Hayes ha sido una buena medicina para mí y me ha curado el corazón de muchas maneras”, dijo la mujer que vio nacer a su pequeño el pasado 3 de mayo sano y rodeado de mucho amor.
La pareja congeló un par de embriones en una clínica de fertilidad de Barbados, pues esperaban el momento perfecto para procrear. El proceso del primer embrión lo pudo vivir Scott, quien se desempeñaba como profesor, pero el segundo resultó una sorpresa, pues una semana después de su funeral, la clínica le dijo a Sarah que tenía un embrión viable más.
“Tenemos estos dos embriones que ya están creados y son nuestros hijos”, expresó Sarah. La profesora de ciencias tiene un embrión congelado más que espera implantar en su vientre próximamente para dar a luz a su segundo hijo.
La viuda estaba convencida de que Scott hubiera querido que ella diera a luz al bebé y quedó embarazada de Hayes en agosto pasado, seis meses después de la muerte. Y es que ambos habían completado unos papeles donde indicaban qué se debía hacer con los embriones si uno de los dos cónyuges fallecía: “Habíamos dicho que queríamos que el cónyuge restante hiciera lo que quisiera con el embrión”
En agosto, Sarah fue a Barbados para la transferencia de embriones. Una semana después, se enteró de que estaba embarazada. “Descubrimos poco antes de Navidad que era un niño. Scott y yo pudimos elegir nombres antes de que muriera y eso fue realmente significativo”.
Sarah Shellenberger compartió su historia en sus redes sociales y recibió mensajes de apoyo de personas de todo el mundo. “Me conmovió tanto que tantos extraños siguieran mi historia: gente de Italia, Francia, Sudamérica y Canadá rezaban por mí y por mi embrión. Me sentí tan apoyado”, agregó a ‘The Mirror’.
Tras pasar por el temor de perder al bebé, ella lo trajo al mundo el 3 de mayo con su madre a su lado. “Es agridulce porque sé que Scott hubiera estado enamorado de él y es difícil experimentar estas cosas sin él (...) Veo absolutamente a Scott en él. Parece que las cosas están empezando a verse más brillantes y que tal vez mi vida no haya terminado y tenga un propósito”, aseguró la valiente mujer.