Esta es una imagen referencial de una mujer alimentando a una ardilla en un parque. (Foto: Kristóf Balogh / Pexels)
Esta es una imagen referencial de una mujer alimentando a una ardilla en un parque. (Foto: Kristóf Balogh / Pexels)
César Quispe

Patricia Robinson puede decir que tiene un amigo fiel a su lado. La mujer, que reside en Boston, Massachusetts (Estados Unidos), hace un tiempo atrás, salvó a una ardilla, a quien llamó Bunk. Ahora ambos son inseparables. Ella realmente se ha encariñado con el animalito. Su historia ha conmovido en varias .

Patricia ya tiene 58 años. De acuerdo a , fue en 2016 cuando encontró al roedor. En aquel entonces, se percató que él había sido rechazado por su propia progenitora. “Cuando Bunk trató de acercarse a su madre, ella retrocedió. Levanté a Bunk y él me acarició”, contó.

¿Qué tenía planeado Patricia cuando adoptó a Bunk?

“Decidí criarlo de tal manera que se acostumbrara a la vida salvaje, dándole acceso tanto al interior como al exterior”, agregó después la mujer, siempre según la citada fuente. En un inicio, su plan era que Bunk estuviera a su lado por un tiempo para después liberarlo de nuevo en la naturaleza, pero ella se dio cuenta que eso no iba a suceder. Cuando lo puso en libertad, él regresó a su casa a los cinco días.

Bunk le dejó en claro que no quería vivir sin ella

“Al abrazarlo, se durmió en mis manos. Preparándolo para que se vaya de nuevo, rápidamente descubrí que se negaría a irse”, recordó. “No sabía que las ardillas tenían tanta personalidad, pero mi parte favorita de criar a Bunk fue el tiempo que tuvimos para vincularnos. Lo que más apreciaba era eso”, aseveró.

Como el animal se lesionó una de sus patas, ya no es recomendable que sea liberado en la naturaleza, pues tiene pocas probabilidades de sobrevivir. Es por esa razón que Patricia construyó una casa en un árbol dentro de su propiedad. Usó la madera de unos muebles para que Bunk pueda masticar y trepar.

Patricia ama a Bunk

“Le hice algo que llamo ‘la torre de pantalones’. En esto, esconderé nueces, para que pueda encontrarlas. Es como una búsqueda de huevos de Pascua todos los días para él”, manifestó. “A Bunk le encantan los masajes, lo que hacen muchas ardillas. Activa la glándula babeante y, por alguna razón, le encanta. Es muy divertido. Nunca imaginé que podría amar a un animalito como él, tanto como amo a este pequeño”, recalcó después.


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