Las personas del siglo XXI viven con prisa y muchas veces se entregan al estrés de no poder cumplir con dada una de sus tareas. Si bien los momentos de angustia pueden ser repentinos, por lo general, buscamos aliviar sus síntomas con comida: ¿Así es como se define al hambre emocional? Conoce algunas claves para evitar estos ‘achaques’ de comer en exceso y cómo no confundirlo con el deseo de alimentarnos.
Según lo estudiado por Natalia Moragues, dietista-nutricionista, farmacéutica y CEO del Centro de Medicina y Nutrición Alvida, podemos hablar de hambre emocional al conjunto de sensaciones que se obtienen del estrés y la ansiedad, y puede ser en momentos puntuales del día.
¿Cómo saber si siento hambre emocional?
Se dio a conocer que ‘la sensación de comer de más’ puede ser repentina, y nos hace querer cubrir una necesidad de satisfacción con un bocado rápido. Esto no es un hambre real como tal.
Algunas situaciones cotidianas que provocan el hambre emocional serían cuando queremos desconectar o liberarnos del estrés laboral. Es por eso que se hace tan difícil diferenciar este estado psicológico de la necesidad de comer para recobrar energías.
El hambre real proviene del estómago
Una forma sencilla de alejarnos del ‘comer por comer’ es saber identificar cuando tenemos un ‘hoyo’ en el estómago, es decir, una necesidad profunda de comer para solventar un gasto energético.
Sin embargo, si los deseos de comer provienen del pecho, es probable que nos enfrentemos a un cuadro de estrés que buscamos aliviar con comida, mientras más grasosa o azucarada sea mejor.
El hambre real tarda en aparecer
El hambre real o fisiológico comienzas a sentirlo gradualmente, y esto es por que llevamos horas sin llevarnos una caloría a la boca. Este tipo de sensación la podemos controlar y somos plenamente conscientes de ello. La otra cara de la moneda es el hambre emocional, ya que esta suele ser repentina y busca despertar un ‘deseo de satisfacción’ a través de los bocados.
El hambre real llega a saciar
Cuando nuestro organismo pide alimento, por lo general, un poco de carbohidratos y proteínas será más que suficiente. Sin embargo, el hambre a partir del estrés y la ansiedad es difícil detener: “cuando sentimos hambre emocional y comemos, no suele ser así, la comida que tomamos no suele saciarnos del todo”, menciona la especialista.
El hambre real es genuino
Comer para recuperarnos es una de las sensaciones más auténticas que tenemos: nos hace sentir a gusto para continuar con nuestras actividades. No obstante, si uno se entrega al hambre emocional nos dejaremos llevar por la comida rápida, llena de azúcares y componentes tóxicos que buscan solo satisfacer al paladar: “aparecerá un sentimiento de culpa por haber comido”, se explica en el estudio.
¿Por qué comemos en exceso?
De acuerdo a la web especializada Medline Plus, es probable que comamos en exceso a raíz de genes (puede involucrar un trastorno alimentario), cambios en la química del cerebro, depresión o emociones a ‘la baja’, o no tener horarios concretos entre comidas.