Así como se dice que “una imagen vale más que mil palabras”, también es cierto que existen gestos y expresiones que en ocasiones suelen servir para avivar la discusión sobre la discriminación por sexo y sobre la necesidad de aplicar un lenguaje más inclusivo.
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Ese lenguaje que intenta evitar el sesgo hacia un sexo o género social en particular para caminar hacia una sociedad más igualitaria, pero que más allá de lo que dicta la Real Academia Española (RAE) con el uso de sustantivos colectivos femeninos y masculinos –por ejemplo– pretende introducir otras variantes.
La discusión más reciente se centra en el uso de la letra “e” como una marca de género inclusivo, pero que la RAE considera “innecesario” porque es “ajeno” a la morfología del español y porque el masculino gramatical ya cumple dicha función como término no marcado de la oposición de género. “No hay que confundir gramática con machismo”, ha señalado rotundamente la institución dedicada a la regularización lingüística.
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Mientras tanto, el uso de términos como “les”, “niñes” o “compañere” –que avivó la discusión de los últimos días– han logrado un efecto contrario y continúan abriendo las brechas hacia las llamadas personas no binarias, aquellas que no se perciben como hombres ni como mujeres, por lo que abogan en favor de un lenguaje que los incluya.
MÁS ALLÁ DEL “COMPAÑERE”
Entonces, ¿qué es esperar del uso del lenguaje inclusivo? Tal como han asegurado en las Naciones Unidas, en el español “es posible utilizar diferentes estrategias para hablar o escribir de manera más inclusiva en cuanto al género”.
En ese sentido, recomiendan:
1. Evitar expresiones discriminatorias
¿Cómo? Evitando expresiones con connotaciones negativas, empleando formas de tratamiento adecuadas mediante el uso de adjetivos y pronombres que concuerden con su género, y evitando expresiones que perpetúen loa estereotipos de género como las vinculadas a los roles socialmente asignados a los géneros.
2. Visibilizar el género cuando lo exija la situación comunicativa
Aquí sugieren emplear pares de femenino y masculino (versión femenina y masculina de la misma palabra); emplear estrategias tipográficas para explicitar el femenino, sobre todo cuando se mencionan cargos sin hacer referencia a la persona; y emplear “hombres y mujeres”/”varones y mujeres” cuando el sentido de la situación comunicativa así lo requiera para hacer explícitos ambos grupos.
3. No visibilizar el género cuando no lo exija la situación comunicativa
Lo recomendable es emplear sustantivos colectivos y otras estructuras genéricas cuando no sea necesario mencionar un cargo u ocupación; usar sustantivos colectivos para referirnos a conjuntos de personas; usar la palabra “persona” y usar adjetivos sin marca de género en lugar de sustantivos