Si estás afrontando un proceso gripal, sufriste una lesión o no soportas el dolor de cabeza, estoy segura que lo primero que pasa por tu mente en meterte a la cama y dormir un rato. Esos minutos u horas descansando se convierten en reparadores y sientes que ‘eres otro’. ¿Alguna vez te pusiste a pensar por qué sucede eso? Hoy te explico, de la mano de una especialista, qué es la higiene del sueño y 6 pasos simples que te ayudarán a mejorarla para mantener una vida más sana.
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“La higiene del sueño es esencial en la recuperación de cualquier paciente, debido a que un descanso adecuado fortalece el sistema inmunológico y reduce la inflamación y el dolor. Incorporar hábitos y rutinas saludables en el sueño puede hacer una diferencia significativa en el bienestar, ayudando a los pacientes a recuperarse en menos tiempo y con mayor calidad de vida”, explica Nadezhda Cochachi, docente de la carrera de Enfermería del Instituto Carrión.
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Las horas de sueño permiten la restauración física y mental, la reparación de tejidos, el fortalecimiento del sistema inmunológico y la reducción de estrés y ansiedad.
“Para una recuperación efectiva, la cantidad de horas de sueño recomendadas puede variar según la edad y el estado de salud de cada persona. Los adultos, por ejemplo, necesitan entre 7 y 9 horas de sueño diarias, mientras que quienes padecen enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión o ansiedad necesitan un sueño regular de entre 7 y 8 horas para evitar empeorar sus síntomas. Es importante adaptar las prácticas del descanso a las necesidades específicas de cada paciente y reducir factores que puedan interrumpirlo”, afirma la especialista.
Cómo mejorar la higiene del sueño
- Establecer un horario regular de sueño y vigilia: Mantener horarios constantes para ir a dormir y despertar ayuda a regular el reloj biológico del cuerpo, lo que mejora la calidad del sueño y facilita conciliarlo.
- Limitar la exposición a dispositivos electrónicos antes de dormir: La luz azul que emiten las pantallas reduce la producción de melatonina, una hormona clave para el sueño. Evitar estos dispositivos al menos una hora antes de acostarse es ideal.
- Crear un ambiente oscuro y tranquilo: Mantener la habitación oscura, fresca y silenciosa minimiza las distracciones y permite un sueño profundo. Apagar luces y usar cortinas opacas ayuda a inducir el sueño y reducir interrupciones
- Realizar actividades relajantes antes de dormir: Prácticas como la meditación, la lectura o escuchar música suave relajan la mente y el cuerpo, facilitando una transición tranquila hacia el sueño. Tomar un baño caliente antes de acostarse relaja los músculos y ayuda a reducir la temperatura corporal, señalando al cuerpo que es momento de descansar.
- Evitar alimentos y bebidas estimulantes en la noche: El consumo de cafeína, alcohol y cenas pesadas en la noche pueden causar insomnio o sueño interrumpido, así que evitarlos antes de dormir ayuda a mejorar la calidad del descanso.
- Consumir alimentos ricos en triptófano: Alimentos como leche, plátanos, huevos y pescados ricos en triptófano ayudan a incrementar la producción de serotonina y melatonina, hormonas que facilitan el sueño. Además, incluir frutas y verduras como manzanas, espinacas y almendras, que son ricos en vitaminas y minerales como magnesio y vitamina B6, por lo que favorecen la relajación muscular y la regulación del ciclo de descanso.
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