Con sumo cuidado. Con la llegada de un bebé no solo surgen los sentimientos más puros y nobles por parte de los padres, sino también aparece la preocupación, los miedos e inquietudes que crecen constantemente convirtiéndose, en algunos casos, en un obstáculo para disfrutar de esta maravillosa etapa. Uno de los principales temores cuando el recién nacido está en casa es el baño. Para que este sea un momento de relax y totalmente seguro, aquí te dejamos unos trucos sencillos que puedes seguir. Así que toma nota.
Los primeros días en el hogar están llenos de nuevas experiencias y tareas que se pueden volver caóticas. Uno de ellos es el ponerlo en la tina, un instante que debe ser de alegría y relajo para ambos y que también fomenta la creación del vínculo afectivo.
Sabiendo esto, el doctor y especialista en pediatría Roberto Somocurcio, junto a WaterWipes, crearon el libro “¡Ya llegó mi bebé! ¿Y ahora qué?”, “una herramienta para que los papás primerizos enfrenten una paternidad sin miedo y empoderados con conocimiento real y con herramientas. Cuando un bebé llega hay mucha alegría, mucha emoción, pero también miedo y con este libro tratamos de ayudarlos”.
Consejos para un baño seguro del bebé
El especialista indica que para aprovechar al máximo este momento es necesario considerar algunos consejos de seguridad.
- Ten listos todos los accesorios previamente: bañera con agua tibia (33 a 35° Celsius) con no más de 5 cm de altura del nivel del agua. También shampoo y jabones dermatológicamente aprobados, algodón o esponja suave y la toalla.
- No es necesario usar demasiado jabón o shampoo y procura usar una esponja suave o algodón para la limpieza, sobre todo de los pliegues que es donde se acumula la suciedad. Puedes usar las toallitas húmedas WaterWipes, que tienen 2 ingredientes naturales (99.9% agua y una gota de extracto de fruta) en la limpieza tanto del bebé como del cordón umbilical.
- Inicia lavando su carita, evitando que el agua entre a la boca. Prosigue con todo el cuerpo terminando en el área genital. Recuerda que en las niñas la limpieza debe ser de la vagina hacia el ano y no viceversa para evitar infecciones urinarias. En el caso de los niños no circuncidados, solo retrae el prepucio hasta donde lo permita y no trates de bajarlo más allá.
- Evita los asientos de tina y nunca dejes a tu bebé solo.
- Seca y mantén al bebé caliente, sobre todo durante las primeras semanas donde son más susceptibles a los cambios de temperatura.
- En cuanto al abrigo después del baño, durante los dos primeros meses lo mejor es “ni tanto para que transpire, ni tan poco como para que llore de frío”. El sobre abrigo hará que traspire y aparezcan erupciones y eritema en la piel.
- Para saber si la temperatura del bebé es la adecuada basta con tocar el pecho, pues las manos y pies no son buen termómetro ya que muchas veces están fríos, al menos los primeros meses.
- En cuanto a las uñas, al inicio estas se desprenden fácilmente. Luego de un mes ya agarran dureza y pueden ser cortadas con un cortaúñas de bebé. El truco está en presionar la piel que está debajo de la uña y en ese momento cortarlas rectas. No hay que jalar los pellejitos que puedan quedar, pues puede favorecer la aparición de infecciones.
¿Cómo limpiar el cordón umbilical?
- La recomendación es usar alcohol de 70% o agua y jabón. La limpieza se debe hacer mínimo tres veces al día y debe repetirse todas las que sean necesarias para mantenerlo limpio y libre de secreciones.
- El doctor Roberto Somocurcio aconseja mantener esta rutina durante el tiempo que demore en caer (de 1 a 2 semanas).
- En algunos casos, luego de la caída, puede seguir saliendo secreción amarillenta que dura de 2 a 5 días más. Mantén la limpieza.
- Si notas que han pasado más de 20 días y el cordón no se ha caído o si luego de caer continúa saliendo líquido o sangre escasa por más de 7 días, acude al pediatra.
¿Cuántas veces a la semana debo cambiar las sábanas?
La doctora Lindsay Browning, psicóloga colegiada, neurocientífica y experta en sueño, recomendó en la BBC cambiarlas una vez a la semana o, como mucho, cada dos semanas.
A pesar de que nos duchemos, durante la noche suelen acumularse bacterias y ácaros, los cuales provocan que no descansemos de forma adecuada. Por esta razón, es muy importante cambiar las sábanas y las fundas de las almohadas de manera regular, sobre todo en verano.
“El sudor entra en las sábanas, lo que hace que no solo tengan un olor desagradable, sino que también se obstruyan bastante”, mencionó Lindsay.
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