Algunas personas tienen como mascotas a cerdos, pero en Aurora, una ciudad de Colorado, Estados Unidos, está terminantemente prohibido. Por esa razón, la presencia de este animal de más de 180 kilos en las calles causó gran impresión a los ciudadanos. No tenía dueño y, durante los días que fue visto, puso de cabeza a la ciudad con sus “delitos”. Conoce más detalles de la historia de Fred, como lo llamaron sus rescatadores.
El pasado 24 de septiembre, un cerdo fue visto en un jardín de la ciudad de Aurora. Tras los destrozos que causó el animal, una persona se comunicó con las autoridades locales para que puedan atraparlo.
Personal especializado en control de animales acudió a la zona donde se reportó el incidente, pero no encontró al cerdo. Este fue una de muchas aventuras que iba a protagonizar en los días siguientes Fred, como lo llamaron posteriormente los encargados del refugio Aurora Animal Shelter. Detuvo el tráfico, provocó daños materiales en viviendas y asustó a varias personas.
Atrapado en las afueras de centro comercial
Tres días después de ser visto por primera vez en las calles de Aurora, Fred fue hallado en las afueras de un centro comercial, en una rotonda al sureste de East Alameda Parkway y South Chambers Road.
Debido a que el cerdo pesa más de 180 kilos no fue sencillo trasladarlo a un remolque que el refugio de animales había enviado. Según medios locales, los trabajadores demoraron 5 horas para acorralarlo, empujarlo y tirar de él entre ocho personas.
“Definitivamente no quería terminar su caminata. No fue malo al respecto, sólo un poco obstinado. No quería poner fin a sus vacaciones”, dijo a The Denver Post a la supervisora de campo de Aurora Animal Services, Augusta Allen.
Una vez que el cerdo fue trasladado a su casa temporal, personal de Servicios para Animales lo nombró Fred. ¿La razón? Una persona afirmó, a través de una llamada telefónica, que ese era su nombre, aunque no se sabe si en broma o en serio.
Augusta Allen sospecha que alguien pudo haber criado a Fred en el patio posterior de una casa y que, debido a su crecimiento abrupto, fue soltado a la calle. Desde que se tuvieron noticias del animal de dos o tres años, ninguna persona lo reclamó y permanecerá en el refugio hasta que encuentre un hogar definitivo.
“Es súper dulce y súper amigable, así que creo que eso se debe a la idea de que fue socializado. Le encantan los rasguños en la barriga y los Milk-Bones como pequeños obsequios”, refirió Allen.