Una mujer de 87 años se enfrentó a un ladrón que había ingresado a su hogar; sin embargo, tomó una inesperada decisión: le invitó unos cuantos bocadillos antes de llamar a la policía. El hecho se produjo en Maine, Estados Unidos (USA).
Marjorie Perkins estaba dormida en su casa de Brunswick cuando se despertó a las 2 am y se encontró con una escena aterradora: un sujeto estaba a punto de atacarla. “Me desperté y vi a un hombre parado junto a mi cama, diciéndome que me iba a cortar”, dijo la adulta mayor en conversación con News Center Maine.
Rápidamente, la mujer, quien vive sola, se levantó de la cama y se puso los zapatos dispuesta a defenderse. “Me dije a mi misma, ‘si él va a cortar, voy a patear’”, recordó.
El invasor empujó a Perkins contra la pared y comenzó a agredirla, pero ella no se quedó quieta pues tomó una silla cercana para usarla como escudo y golpeó al ladrón repetidamente mientras gritaba pidiendo ayuda.
“Él siguió golpeándome y empujándome”, dijo Perkins al medio Times Record, indicando que terminó con un moretón en la frente tras el forcejeo.
Luego del enfrentamiento, el sujeto entró a la cocina a pesar de que la adulta mayor le decía repetidamente que se fuera de lugar. Allí, empezó a buscar comida.
“Dijo que tenía mucha hambre y que no había comido nada durante bastante tiempo”, señaló la estadounidense. “Y dije: ‘Bueno, aquí hay una caja de galletas de mantequilla de maní y miel. Puedes quedarte con toda la caja. Le di dos botes de Ensure y le di dos mandarinas”.
Mujer de 87 años se enfrentó a sujeto que ingresó a su vivienda
Mientras el intruso comía en su cocina, Perkins marcó el 911 en su teléfono “tan rápido como pudo”. Aunque el adolescente se retiró antes de la llegada de los agente, un perro pudo rastrearlo a unas cuadras de distancia, donde se escondía.
El invasor fue arrestado y acusado de robo, amenazas criminales, asalto y consumo de licor siendo menor de edad.
El nombre del detenido, cuyo nombre no fue revelado, se encuentra recluido en el Centro de Desarrollo Juvenil de Long Creek en el sur de Portland.
Perkins dijo que en realidad reconoció a su presunto atacante como un niño que solía cortar su césped hace muchos años y creía que ahora tenía unos 17 años. “Espero que reciba ayuda”, declaró la mujer.
Perkins, quien es una profesora de primaria jubilada, cree que el menor ingresó a su vivienda empujando su unidad de aire acondicionado colocado en la ventana. Por otra parte, señaló que se encuentra bien a pesar de la terrible experiencia y que se siente contenta de no haber dejado que el miedo la dominara.
“No te sientes y lloren. Mantente listo para patear y recoger una silla y golpear a alguien con ella”, agregó la norteamericana entre risas.