Este 2023 que se va no ha sido precisamente uno de paz y armonía. Una guerra empantanada que está lejos siquiera de una negociación, y otra que estalló hace menos de tres meses que tampoco tiene señales de llegar a su fin. Ucrania y la franja de Gaza están lejos en el mapa, pero ambos conflictos confluyen en intereses y sus destinos podrían estar más entrelazados de lo que pensamos.
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¿Persistirán ambas guerras durante el 2024 o será el inicio del fin de las mismas?
Ucrania ha resistido durante casi dos años el asedio ruso y, por momentos, parecía que llevaba la iniciativa para finalmente sacar a los invasores de su territorio. Sin embargo, a estas alturas del conflicto lo único claro es que los ucranianos se encuentran agotados, se están quedando sin armas y sin soldados, mientras que la comunidad internacional se divide entre la indiferencia y el hartazgo.
En el otro lado, los islamistas de Hamas continúan su plan de aguantar los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza, así ello signifique que se sigan sacrificando más vidas de civiles palestinos. Israel ha dicho que no dejará su operación militar hasta “desradicalizar” el enclave, algo que no ha conseguido nunca y que, es muy probable, tampoco logre ahora. Siendo así, la guerra en el Medio Oriente podría tener para rato, a menos que otro intercambio de prisioneros abra el camino para un acuerdo.
Una guerra de desgaste
A casi dos años de haber iniciado la operación militar rusa en Ucrania, el presidente Vladimir Putin se siente confiado. En su última conferencia de prensa se mostró empoderado y seguro del avance de sus tropas, mientras se congratulaba de que algunas potencias occidentales ya le estuvieran demorando la ayuda a Kiev.
Sobre lo primero, en realidad la línea del frente de 1.000 kilómetros apenas se ha movido, pero es cierto que los rusos han tomado la iniciativa en varios puntos, como en la toma de la localidad de Avdiivka, cerca de la capital de Donetsk, un esfuerzo en el que se vienen enfocando a cualquier costo.
Y sobre el cansancio occidental, pues Putin no falló en escarbar la herida. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenski, no cesa en pedir más ayuda en armas y municiones, pero sabe que en Estados Unidos y Europa ya no están al 100% convencidos. Sobre todo, porque desde octubre apareció una gran y peligrosa distracción: la guerra entre Israel y Hamas, que ha captado la atención y preocupación de la comunidad internacional hacia el Medio Oriente y está desviando hacia allá ingentes recursos.
“Habrá paz cuando alcancemos nuestros objetivos. No hay condiciones para mejorar las relaciones con Occidente".
“Para Rusia es muy importante que la guerra en Gaza se desarrolle como se ha venido dando, porque la opinión internacional se vuelca ahora hacia esa región, y también se bifurcan los esfuerzos económicos y financieros para apoyar a Israel, que es importante para Occidente”, señala a este Diario el académico mexicano Arturo Ponce Urquiza, experto en seguridad internacional y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad Anahuac.
Jesús Ágreda Rudenko, internacionalista de la Universidad del Rosario en Colombia, ve un escenario pesimista para el 2024. “No solo debido a la politización del apoyo a Ucrania tanto en EE.UU. como en la Unión Europea, sino porque simplemente ya no es sostenible. Y si no hay resultados militares, es difícil justificar el apoyo”, señala, recordando los pocos logros de la contraofensiva ucraniana hace unos meses. “Sin duda hay un debilitamiento del apoyo en las sociedades occidentales, y que eventualmente se harán visibles en los próximos meses”.
“Al día de hoy, no es pertinente alguna negociación. No veo que Rusia lo esté pidiendo, ni lo veo en sus actos”.
De otro lado, el 2024 será un año electoral en Estados Unidos y ello puede ser un punto de quiebre, sobre todo si Donald Trump regresa a la Casa Blanca. Si a inicios de diciembre, los republicanos en el Senado le condicionaron a Biden el nuevo paquete de ayuda económica para Ucrania, con Trump es casi un hecho que el caño se cierra.
“Si la política del próximo presidente [norteamericano], sea quien sea, es distinta respecto a Ucrania, es decir más fría, o menos generosa, creo que eso tendría un impacto muy fuerte en el transcurso de la guerra”, advirtió Zelenski hace unos días.
“El escenario electoral estadounidense es muy problemático para Ucrania. Si los republicanos vuelven al poder, cuestionarán la necesidad de seguir financiando la guerra”, comenta Ágreda Rudenko.
“A Biden se lo nota muy cansado”, señala Ponce Urquiza. “Pareciera que ya no le da el ‘timing’ para demostrar que puede seguir siendo el líder que debiera conducir los esfuerzos de unidad al interior de la OTAN”.
La otra gran diferencia que está pesando en la balanza es la falta de soldados en el frente ucraniano. Mientras los rusos tienen una notoria capacidad de reemplazo, muchos de los uniformados ucranianos siguen en el frente desde febrero del año pasado y casi no hay nuevos reclutas. El propio Zelenski ha pedido la movilización de alrededor 500 mil soldados para que se unan a los 200 mil que estarían como personal militar activo.
- Otro foco de alerta para el 2024 son las fricciones en el mar de China Meridional entre Beijing y Manila.
- Durante el último mes, China y Filipinas se han acusado mutuamente de provocar enfrentamientos marítimos en una zona que es reclamada históricamente por Beijing.
Rusia, en tanto, tiene 617 mil hombres desplazados en Ucrania, más del triple con los que inició la invasión en febrero de 2022, y cada mes ingresan entre 20 y 25 mil hombres en centros de entrenamiento para unirse a las filas.
“Por primera vez desde que empezó la guerra yo veo una potencial derrota ucraniana”, puntualiza Ágreda. “La contraofensiva ucraniana no logró los objetivos esperados, mientras que la nueva ofensiva rusa sí está dando resultados. Por más que Ucrania tenga apoyo material y económico de Occidente, podría perder porque simplemente se está quedando sin gente para combatir”.
Así, si Zelenski no logra algún resultado militar importante en los próximos meses, no le quedará otra que sentarse a negociar con Putin bajo los términos que el líder ruso le imponga.
La destrucción de Gaza
La masacre perpetrada por el movimiento islamista Hamas el pasado 7 de octubre, que acabó con la vida de 1.140 personas no ha quedado impune, e Israel ha decidido no volver a dejarse humillar.
Su respuesta ha sido una operación terrestre que ya ha acabado con la vida de más de 20 mil palestinos, provocando una crisis humanitaria que pocos quieren asumir y que no parece menguar en este inicio del 2024.
Después de una tregua auspiciada por Qatar, Egipto ha presentado un plan de paz que, por ahora, ha sido rechazado. Sin embargo, tras bambalinas los negociadores vienen trabajando para conseguir más intercambio de prisioneros y bajar la intensidad de las operaciones militares que, a la larga, no benefician a nadie.
“Los servicios de inteligencia israelí se están reuniendo con sus pares en Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Arabia Saudí para buscar que Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, renuncie y se forme un nuevo gobierno con la tutela de estos tres países, pero también con la vigilancia severa de Israel. Entonces, en los próximos seis meses veríamos negociaciones por ese lado”, augura Ponce Urquiza.
Sin embargo, las piezas no serían tan fáciles de cambiar, sobre todo con Abbas tan desacreditado entre los propios palestinos y cuando el apoyo a Hamas entre la población palestina se ha disparado desde el estallido de la guerra. “Difícilmente la acción militar israelí va a poder destruir al grupo, y más bien está provocando que ciertos sectores en Gaza y también en Cisjordania se radicalicen más”, prevé Ágreda.
Y acá, nuevamente, el factor externo es clave. Mientras Hamas cuenta con el apoyo irrestricto de Irán, Israel tiene a Estados Unidos como su mejor e incondicional aliado. Sin embargo, las elecciones también están siendo un factor a considerar y ya está afectando el capital político de Joe Biden, pues muchos demócratas han cuestionado el aval de Washington a los bombardeos israelíes.
“Por eso Israel necesita resultados militares rápidos y por eso Netanyahu está tratando de fortalecer las operaciones para ver si así puede destruir a Hamas lo más pronto posible, antes de que la presión sobre Estados Unidos sea insostenible a nivel doméstico y a nivel internacional”, puntualiza Ágreda.
Las dos guerras principales que se libran entran en un momento decisivo en este 2024 y la primera mitad del año será clave para saber si se seguirán estancando, o si pasarán a un nuevo nivel en el que alguna de las partes tendrá que ceder.
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