La presión internacional sobre Rusia por las atrocidades cometidas tras la invasión a Ucrania aumentó con la suspensión de ese país del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. La fuerte medida adoptada este jueves no solo refleja la indignación de la comunidad internacional ante los hallazgos de la guerra, sino que aísla aún más a Moscú, sobre el que ya pesan sanciones económicas que siguen afectando a los rusos.
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La suspensión, votada a iniciativa de Estados Unidos y sus aliados, fue aprobada en la Asamblea General de Naciones Unidas con 93 votos a favor, 24 en contra y 58 abstenciones, lo que significó una fractura de la unidad internacional frente a Moscú.
Entre los argumentos para adoptar la medida se afirmó que Rusia no puede seguir participando en ese consejo cuando está “subvirtiendo todos los principios básicos” de la ONU con su actuación en Ucrania y cometiendo atrocidades contra la población civil.
La indignación internacional creció cuando, tras el repliegue de las tropas rusas en los alrededores de Kiev, se descubrieron cientos de cuerpos de civiles ucranianos ejecutados de manera sumaria. El panorama fue especialmente atroz en el suburbio de Bucha.
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Para el analista internacional Francisco Belaúnde la decisión del consejo representa “un golpe político muy fuerte” para Rusia, uno de los miembros fundadores de las Naciones Unidas, y significa aislar aún más a Moscú de la comunidad internacional.
Aunque Washington afirmó que la suspensión de Rusia del Consejo de Derechos Humanos con sede en Ginebra es mucho más que simbólica, Belaúnde considera que más allá del golpe político, esto no hará retroceder al Kremlin.
“Esta medida obviamente no afecta como las sanciones económicas, que golpean con más fuerza a Rusia. Esto no hace retroceder a Putin, en este caso, no ser parte del Consejo de Derechos Humanos lo hace quedar mal parado, pero Rusia seguirá actuando y funcionando igual”, señala.
¿Más presión?
La respuesta rusa apoya la tesis del experto y no tardó en llegar. A través de un comunicado, el Ministerio ruso de Asuntos Exteriores consideró “ilegal” la suspensión de Moscú por lo que decidió una “rescisión anticipada” de este Consejo.
“Por desgracia, en las condiciones actuales, el Consejo está prácticamente monopolizado por un grupo de Estados que lo utilizan para sus propios propósitos oportunistas”, añadió la cancillería rusa.
Belaúnde afirma que la respuesta de Rusia busca desafiar la medida adoptada en la ONU, como cuando dijo que se salía del Consejo de Europa, un organismo orientado a la defensa de los derechos humanos y que ya preparaba su expulsión, por lo que los rusos se adelantaron y anunciaron su salida.
La pregunta es ahora si la comunidad internacional seguirá presionando a Rusia y qué herramientas le quedan para hacerlo. Al respecto, Belaúnde señala que el problema es que Putin es alguien que está muy empecinado en lograr sus objetivos.
“En general, las sanciones no hacen retroceder a los gobiernos que tienen una actitud determinada, lo hemos visto con Irán, Venezuela, Nicaragua. Es verdad que las sanciones hacen pagar un precio muy alto a los gobiernos, pero no por eso van a retroceder. Si de por medio está su permanencia en el poder o un objetivo ultranacionalista no van a retroceder. Por eso Putin no está cediendo”, apunta.
No obstante, añade, lo que este tipo de sanciones podría generar eventualmente son tensiones internas en Rusia, pero tampoco es algo que se esté viendo mucho en este momento.
Más allá de eso, para el experto es claro que la decisión de suspender a Moscú del Consejo de Derechos Humanos de la ONU tiene que ver con la indignación real de la comunidad internacional por esta guerra y por las atrocidades en Bucha. “Eso ha generado aún más indignación, no es solamente un tema de cálculo político, de verdad hay indignación generalizada por lo que está haciendo Rusia”.
El caso de Libia
El Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, es el máximo órgano de Naciones Unidas en este ámbito y está compuesto por 47 países, elegidos para mandatos de tres años. Se creó en el 2006 para sustituir a la fracasada Comisión de Derechos Humanos.
Desde su funcionamiento, solo otro país había sido suspendido del Consejo: la Libia de Muamar el Gadafi, en respuesta a la represión de las protestas civiles del 2011, aunque meses después fue readmitida. La ocurrido con Rusia ahora significa la primera vez que uno de los cinco miembros permanentes de la ONU es sancionado.
En el caso de Libia la medida se tomó con el apoyo de diplomáticos libios en Nueva York y Ginebra que se habían disociado de las acciones de su gobierno, recuerda el diario “The New York Times”.
El medio agrega que, por el contrario, la suspensión de Rusia se produce frente a sus negaciones de cualquier violación de derechos en Ucrania. El Kremlin había advertido que consideraría los votos a favor de la resolución o incluso las abstenciones como actos “antiamigos” que tendrían consecuencias para sus relaciones con esos países.
“Después de la votación del jueves en la Asamblea General, Rusia seguirá siendo miembro del Consejo, pero no podrá proponer resoluciones, presentar enmiendas o dirigirse al consejo, excepto en las deliberaciones sobre situaciones en las que esté directamente involucrado”, explica “The New York Times”.
La suspensión de Moscú permanecerá en vigor hasta que la Asamblea General decida levantarla o hasta finales del 2023, cuando finalice el mandato de Rusia como miembro.
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