Casi dos meses después, Rusia aún no consigue sus objetivos en Ucrania. Por eso, ha decidido lanzar una ofensiva total en el este del país, en la peleada región separatista del Donbás, con el fin de tomarla y tener bajo su control las provincias de Lugansk y Donetsk.
Lo que ahora busca Vladimir Putin es anexarse ambas provincias, que ya se habían declarado repúblicas independientes del poder de Kiev, y “liberarlas”.
El Donbás, una zona conocida históricamente por sus minas de carbón, es una región ucraniana limítrofe con Rusia con salida al mar de Azov donde en el 2014 estalló un conflicto armado entre el Ejército ucraniano y las milicias prorrusas, que, según la ONU, ha causado más de 14.000 muertos en ambos bandos, entre militares y civiles.
Es en esta región, además de la estratégica ciudad de Mariúpol al sureste de Ucrania, donde se están concentrando ahora las batallas más encarnizadas del conflicto, luego que Rusia no lograra controlar Kiev, la capital, y decidiera replegarse.
“La operación en el este de Ucrania tiene como objetivo, como ya se anunció, la liberación completa de las repúblicas de Donetsk y Lugansk. Esta operación continuará, la siguiente fase de esta operación especial está comenzando”, dijo este martes el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
La misma Ucrania calificó esta etapa de la guerra como “La Batalla del Donbás”, donde ambos países están concentrando su artillería y que será definitiva para saber quién termina claudicando.
Hasta el momento, Moscú ya ha conseguido tomar Kreminna, una ciudad de 18 mil habitantes en Lugansk. “Kreminna está bajo el control de los ‘orcos’. Han entrado en la ciudad”, dijo este martes el gobernador ucraniano de la provincia, Sergiy Gaidai, refiriéndose a los rusos.
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“Esta ofensiva en el Donbás y en la región adyacente, en la costa del mar de Azov, es una nueva etapa de la guerra. En la primera etapa, Putin estaba convencido de que iba a ocupar Ucrania en una guerra relámpago, conquistar Kiev en pocos días e instalar un gobierno satélite”, comenta a El Comercio el analista internacional Roberto Heimovits.
“Pero han pasado ocho semanas y el plan fracasó por la resistencia del ejército ucraniano, el mal desempeño de las fuerzas armadas rusas y la ayuda militar que Estados Unidos y Europa le están dando a Ucrania”, agrega.
Por ello, es que Putin ha decidido cambiar de estrategia y concentrarse en el Donbás y en Mariúpol, un puerto estratégico en el mar Negro que lo conectaría con Crimea.
“¿Qué pretende Putin con esta nueva etapa? Busca pelear en un terreno más abierto, y como Rusia tiene superioridad material (con tanques, aviones, artillería y una industria militar que le da municiones) Putin espera generar una guerra de desgaste, desgastando a las fuerzas ucranianas hasta derrotarlas”, explica Heimovits.
Necesidad de victoria
Putin está luchando contra el tiempo. Para el 9 de mayo en que se conmemora el Día de la Victoria (día nacional que recuerda el triunfo de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi), Rusia quería celebrar con bombos y platillos que había logrado doblarle la mano a Occidente con su operación militar en Ucrania.
Sin embargo, las fuerzas armadas ucranianas demostraron mayor resistencia de la esperada y el líder ruso aún no puede mostrar ante su país un logro contundente con la invasión.
Como señala la agencia AP, “si tiene éxito, la ofensiva le daría al presidente Putin una pieza vital de Ucrania y una necesidad de victoria que podría esgrimir ante el pueblo ruso, mientras crecen las bajas de la guerra y las penurias económicas derivadas de las sanciones occidentales”.
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¿De qué va a depender el éxito de Rusia en esta nueva etapa? Para Heimovits, se trata principalmente de un factor: que Estados Unidos y la OTAN le den más ayuda militar a Ucrania.
“La ayuda que la OTAN le está dando a Ucrania es importante pero no es suficiente. En el último paquete de ayuda aprobado por Joe Biden de 800 millones de dólares se contempla la entrega de 18 cañones de 155 milímetros a Ucrania, y eso es completamente insuficiente. Esta es una oportunidad histórica para Estados Unidos y la OTAN de detener el expansionismo ruso. Ucrania es el segundo país más grande de Europa, y si cayera en manos rusas, su ejército estaría a 600 kilómetros de las fronteras de la OTAN. Estarían muy cerca de Polonia, Eslovaquia y Hungría”, afirma.
En estas ocho semanas de conflicto, el ejército ucraniano ha sobrepasado largamente las expectativas al resistir el poderío militar ruso. Sin embargo, los ucranianos saben que no es momento de subestimar y que la guerra está aún lejos de terminar.
“Si la OTAN se propusiera ayudar en serio a Ucrania, dándole misiles antiaéreos de largo alcance, drones y más artillería, realmente Ucrania podría derrotar a Rusia sin necesidad de una intervención directa de la OTAN”, finaliza Heimovits.
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