Como experto en la Guerra Fría, James Hershberg observa varias semejanzas entre aquel período y el pulso que Occidente y Rusia tienen hoy por la invasión de Ucrania, pero coincide con quienes advierten que el presente podría ser más peligroso.
“La acción de (el presidente ruso, Vladimir) Putin es tan irracional y su amenaza nuclear es tan provocativa que va más allá de lo que ocurrió durante la Guerra Fría”, dice Hershberg, profesor de historia y relaciones internacionales en la Universidad George Washington, a BBC Mundo.
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Y señala que en “estamos en medio de una segunda crisis de los misiles de Cuba en cierto modo”, en alusión al momento de 1962 en que Washington y Moscú estuvieron cerca de ir a una guerra nuclear.
Lo que sigue es una síntesis del diálogo telefónico con Hershberg, quien dirigió el proyecto internacional sobre la historia de la Guerra Fría en el Centro Woodrow Wilson y es autor de varias publicaciones sobre la carrera de armas nucleares.
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¿Estamos asistiendo al inicio de una nueva Guerra Fría?
Claramente en algunos aspectos. Hay importantes similitudes pero también diferencias entre lo que estamos iniciando y la antigua Guerra Fría.
En cuanto a las similitudes, no hay duda de que la agresividad de Putin y Rusia al invadir Ucrania está estimulando una reacción del resto del mundo, en especial de Occidente, es decir de Europa y Norteamérica, muy comparable a la que hubo después de la Segunda Guerra Mundial en respuesta a la agresividad soviética en Europa del Este y en Medio Oriente.
Eso, combinado con el bloqueo de Berlín por parte de Stalin, fue lo que estimuló la creación de la OTAN en 1949. Y como escribí en un artículo en Foreign Affairs, Putin ya está creando una OTAN más fuerte, más unificada y probablemente más grande que se acercará a sus fronteras.
Ahora bien, una diferencia importante con la Guerra Fría es que la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial supuestamente defendía una ideología de marxismo, leninismo, socialismo y comunismo, mientras que Putin no defiende nada más que el poder ruso. Por lo tanto, no hay ningún atractivo en las ideas que Rusia representa más allá de la propia Rusia.
Por supuesto que hay otras diferencias.
Algunos académicos sostienen que este nuevo enfrentamiento entre Moscú y Occidente podría ser aún más peligroso e imprevisible que la Guerra Fría. ¿Coincide?
Es muy posible. Putin está haciendo que incluso (el exlíder soviético) Nikita Khrushchev parezca relativamente estable y un actor racional comparado con él. La acción de Putin es tan irracional y su amenaza nuclear es tan provocativa que va más allá de lo que ocurrió durante la Guerra Fría.
Además, la tecnología ofrece más oportunidades para acciones internacionales e incluso globales al alcance de Moscú, sobre todo por internet.
Incluso Stalin fue relativamente cauto. Cometió errores como autorizar el bloqueo de Berlín o autorizar a Corea del Norte a atacar a Corea del Sur, pero se cuidó mucho de no provocar una guerra con Occidente, en especial con Estados Unidos, que tenía una fuerte superioridad nuclear.
No está claro cuán desesperado se volverá Putin. Porque no va a admitir la derrota, que sería una completa humillación para él, así que es muy posible que intensifique.
Usted es especialista en la crisis de los misiles en Cuba. Acaba de mencionar a Khrushchev. ¿Diría que las tensiones entre Washington y Moscú están ahora en su nivel más alto desde aquel momento en 1962?
Sí. Es decir, estamos en medio de una segunda crisis de los misiles de Cuba en cierto modo.
Ahora bien, una cosa importante es que (el presidente estadounidense Joe) Biden y la OTAN han dejado muy claro que no van a participar directamente en acciones militares en o sobre Ucrania.
Pero está claro que también van a proporcionar y están proporcionando armas al gobierno legítimo de Ucrania.
Si Putin se desespera y no tiene éxito en una guerra que se prolonga, nadie podría decir si usaría la fuerza, por ejemplo, a lo largo de la frontera entre Ucrania y países de la OTAN como Polonia y Rumania, donde podrían infiltrarse armas.
Mientras que en 1962, si bien Khrushchev cometió un claro error de provocación al enviar armas nucleares a Cuba, una vez descubiertas las armas actuó de forma más o menos coherente para intentar reducir los riesgos y evitar una guerra nuclear, aunque el peligro de una escalada accidental hacia la guerra nuclear existió en la crisis de los misiles.
Desde el punto de vista de Rusia, la expansión de la OTAN hacia el este tras el fin de la Guerra Fría perjudicó la relación de Moscú con Occidente. ¿Esto podría haberse evitado?
Es difícil decirlo. Curiosamente, a principios de la década de 2000, poco después de convertirse en líder de Rusia en sustitución de Boris Yeltsin, Putin hizo una serie de comentarios en los que aceptaba la expansión de la OTAN como legítima. Incluso dijo que dependía de Ucrania si quería unirse a la OTAN.
Es difícil hacer un juicio completamente negativo, porque Hungría y la antigua Checoslovaquia habían sido invadidas por la Unión Soviética. Polonia había sido amenazada con la invasión y la Unión Soviética presionó al gobierno comunista de Varsovia para suprimir el movimiento sindical Solidaridad en 1981.
Y los países bálticos fueron incorporados por la fuerza a la Unión Soviética en 1940, tras el pacto Hitler-Stalin.
Los rusos tienen razón en que George H. W. Bush prometió a Mijaíl Gorbachov en 1990 que la OTAN no se movería hacia el este. Pero también es cierto que los países que pidieron entrar en la OTAN tenían razones históricas para sentirse amenazados por tener a Rusia como vecino.
Así que era una elección difícil en cualquier dirección. ¿Provocas a Rusia? ¿O niegas la protección a los países que fueron víctimas de Rusia durante la época soviética? Era un dilema difícil.
En su artículo en Foreign Affairs sostiene que Putin ahora repite los errores soviéticos. ¿Por qué?
No está claro. Cito a Putin diciendo en 2000 que admitía que la invasión soviética de Hungría en 1956 y de Checoslovaquia en 1968 fueron errores graves que contribuyeron al crecimiento de la “rusofobia” en Europa del Este.
Y él tiene que ser consciente de que su acción contra Ucrania va a profundizar la “rusofobia” en toda Europa del Este, así como en la periferia rusa.
Por eso hay quien sospecha que el verdadero objetivo de Putin podría no tener tanto que ver con la OTAN, sino con que Ucrania estuviera girando su orientación social, cultural y económica hacia el oeste, hacia Europa, y alejándose de Rusia desde 2014 con la revolución de Maidán y que Putin, por su legado, quisiera envolver a Ucrania como parte del Imperio Ruso.
No está claro cuánto de su motivo es defensivo y cuánto agresivo, queriendo que el Imperio Ruso incorpore a Bielorrusia, Ucrania y posiblemente más.
Aquí es donde la cosa se pone muy peligrosa, porque hay minorías rusas en muchos de los países que formaban parte de la Unión Soviética, pero que ahora son países independientes que rodean a Rusia, no sólo en el Báltico, sino en Asia Central, Moldavia y el Cáucaso.
Usted también señalaba momentos de la Guerra Fría que considera errores soviéticos, como la invasión de Corea del Sur por parte de Corea del Norte, llevando a Occidente a aceptar que Alemania Occidental se armara. O la invasión de Hungría en 1956, que “le recordó a la alianza (OTAN) por qué existía”. O la guerra en Afganistán, que debilitó a la Unión Soviética. ¿Contempla resultados similares ahora?
Es muy pronto para predecir resultados similares. Pero hay algunas dinámicas comparables, porque la invasión de Ucrania ha fortalecido a la OTAN cuando estaba muy debilitada tras su fracaso en Afganistán y el impacto de cuatro años de presidencia en Estados Unidos de Donald Trump, que odiaba a la OTAN.
Putin ha hecho que la OTAN sea mucho más eficaz en sus acciones y probablemente la hará más grande, ya que al menos uno o más países que han sido neutrales desde el fin de la Segunda Guerra Mundial pueden sentirse suficientemente amenazados como para unirse a la OTAN. Finlandia es el ejemplo más importante.
En muchos sentidos, eso sería una represalia perfecta para demostrar a Rusia lo contraproducente que fue esto.
En cuanto a Afganistán, si esta guerra se convierte en una ocupación rusa de Ucrania, seguramente habrá una insurgencia ucraniana que podría durar años. Y al igual que la mayor operación en la historia de la CIA fue para enviar armas e infiltrar combatientes muyahidines en Afganistán, con la ayuda de los otros países, esa podría ser la dinámica de la infiltración de combatientes y armas a través de los países de la OTAN que limitan con Ucrania, como Polonia y Rumania.
El increíble espíritu de resistencia que están mostrando los ucranianos indica que la misión rusa de derrotar militarmente a Ucrania es extremadamente difícil.
La Guerra Fría fue por cierto muy caliente en lugares como América Latina, donde hubo enfrentamientos armados entre fuerzas respaldadas por ambos bandos...
Esta es una diferencia interesante, porque Putin no defiende nada más que el poder de Rusia, mientras que durante la Guerra Fría, la Unión Soviética y luego la República Popular China de Mao Tse Tung apoyaron la causa de la revolución, enviaron armas a los movimientos antiimperialistas y anticolonialistas en África, Asia e incluso en un grado limitado investigaron hacerlo en América Latina.
No va a haber movimientos pro Putin o pro rusos que busquen el poder en ningún otro lugar del mundo. Puede haber algunas circunstancias limitadas como Corea del Norte o Irán, donde Rusia tiene una relación basada en realidades de poder, pero no hay una dimensión ideológica en eso.
Así que no veo que surja ahora la dinámica de la Guerra Fría de conflictos más pequeños que llegaban a diferentes continentes, en los que Estados Unidos y la Unión Soviética apoyaban a bandos opuestos.
¿Cuál será el lugar de China en todo esto?
Es una pregunta muy interesante, porque China está intentando un acto de equilibrio: no quiere apoyar abiertamente la invasión y alienar a los países de Europa y Norteamérica hasta el punto de poner en peligro su comercio con ellos, pero tampoco está dispuesta a oponerse directamente a Putin, a la invasión y a respaldar las sanciones contra Putin.
Así que tratan de conseguir ambas cosas. Pero en cierto modo, y esto es más especulativo, mucha gente ha sospechado que si Putin fuera capaz de invadir y tomar Ucrania y salirse con la suya, eso podría de alguna manera animar a (el presidente chino) Xi y a los chinos a invadir y tomar finalmente Taiwán.
Pero a la inversa, la ferocidad de la resistencia ucraniana y la intensidad de las sanciones contra Rusia por parte del resto del mundo creo que podrían tener un efecto disuasorio para Pekín.
Si estaba pensando seriamente en utilizar la fuerza para intentar conquistar o reconquistar Taiwán, creo que ahora es menos probable que lo haga porque está viendo lo costosa que se ha vuelto la aventura de Putin.
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