Nadie sabe lo que pasa con el ser humano después de que morimos pero, religiones y creencias aparte, una de las pocas certezas que tenemos es que podemos elegir el lugar de descanso para nuestros restos. Por estos días, ese lugar incluye el espacio exterior si decidimos que nuestro último viaje sea, literalmente, el infinito y más allá.
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Celestis, empresa privada de vuelos espaciales con sede en Houston (Texas), lleva más de dos décadas enviando cenizas y restos de ADN fuera del planeta para quienes quieren una estancia en el espacio para sus seres queridos o para sí mismos. Los restos se ponen en pequeñas cápsulas. Algunas salen al espacio y vuelven. Otras son depositadas en la órbita de la Tierra o llevadas a la Luna por cierto tiempo para un homenaje fuera de este mundo.
Este lunes 8, Celestis lanzará 265 cápsulas conmemorativas que espera que viajen desde Cabo Cañaveral, Florida, hasta aproximadamente 330 millones de km de la Tierra, más o menos más allá de la órbita de Marte. La compañía dice que el viaje será histórico porque por primera vez los restos harán un viaje al “espacio profundo” y se quedarán ahí por toda la eternidad.
La trascendencia de la travesía se refleja en sus pasajeros. Además de ciudadanos y destacadas personalidades, harán el viaje tres fallecidos expresidentes de EE.UU. y figuras emblemáticas del universo de “Star Trek”.
El traslado se realizará a bordo del cohete Vulcan Centaur VC2S, de la empresa United Launch Alliance (ULA), que tras varios retrasos finalmente espera cumplir su misión de certificación con la Fuerza Espacial de Estados Unidos. En esta nave viajan una carga para el programa de la NASA en la Luna –el módulo de aterrizaje Peregrine– y la carga de Celestis, que hace sus desplazamientos en naves espaciales que realizan misiones científicas y comerciales.
- Celestis señala que conserva todo el genoma humano como un polvo, que luego se transfiere a una cápsula llamada Titanium 5, resistente a los extremos del espacio profundo (el calor, el frío y la radiación).
- Apunta que estudios muestran que el ADN encapsulado con una sal permanece estable por décadas a temperatura ambiente y debe durar más tiempo en sitios controlados.
El objetivo de Celestis, que ha bautizado a este vuelo como el Enterprise Flight, es concretar un viaje interminable en el espacio interplanetario por primera vez más allá del sistema Tierra-Luna.
- 2.500 dólares es el precio base que cobra la empresa Celestis para llevar ADN o cenizas al espacio exterior.
- 17 vuelos espaciales conmemorativos ha lanzado Celestis desde 1994.
Tras ser lanzado al espacio y enviar un módulo de aterrizaje lunar hacia la Luna, está previsto que el cohete entre en una órbita estable alrededor del Sol con la carga útil de Celestis Memorial. Al final de la fase de combustión, la nave se convertirá en la Estación Enterprise, que fue nombrada así en homenaje a “Star Trek”.
“Este vuelo histórico llevará a presidentes, celebridades, astronautas y ciudadanos comunes en un viaje que cumple su sueño de volar en el espacio. Esto no solo llevará el primer puesto de avanzada humano al espacio profundo, sino que también llevará sus vidas e historias en un viaje sin fin”, dice la empresa en su sitio web.
Figuras icónicas
Según Celestis, el vuelo Enterprise establecerá la Enterprise Station, un primer puesto histórico que representa a la humanidad en el espacio profundo. Por ello, decidió mandar las hebras de pelo de tres legendarios gobernantes de EE.UU.: George Washington, Dwight D. Eisenhower y John F. Kennedy. El cabello fue brindado por un donante anónimo.
“Sentimos que es un homenaje honorable a esos tres presidentes ponerlos en esta primera misión histórica”, dijo el presidente de Celestis.
También realizarán el viaje los restos o muestras de ADN del creador de la famosa serie de televisión de ciencia ficción “Star Trek”, Gene Roddenberry, su esposa, Majel Barrett Roddenberry, y las estrellas de la serie original Nichelle Nichols, DeForest Kelley y James Doohan. Todos fallecieron entre 1991 y el 2022.
“The New York Times” recuerda que las cenizas de Roddenberry han sido enviadas al espacio varias veces antes, incluso en el primer vuelo espacial de Celestis para transportar cenizas realizado en 1997.
Mirada al futuro
La fascinación humana por el espacio exterior incluye la creencia de que nuestra civilización podría resultarle interesante a algún tipo de vida fuera de la Tierra. También el afán por preservar la historia a través de cualquier medio. La propia NASA ha enviado canciones de The Beatles al espacio en sus esfuerzos por avanzar en la exploración de lo que hay más allá.
Celestis ha afirmado que todos los restos que envía al espacio servirán “como un faro para ‘otros’, una representación de la Tierra, sus costumbres y su cultura para otras posibles formas de vida que puedan existir en nuestra galaxia”.
Defiende que la misión es aún más importante si se considera que hay una discusión sobre la posibilidad de que los humanos se establezcan en un futuro en el espacio profundo.
“El ADN de los presidentes puede decir a las civilizaciones futuras que puedan establecerse en el espacio profundo más sobre los líderes y la cultura desaparecidos, incluso proporcionando una especie de ‘mapa’ evolutivo sobre cómo comenzó y floreció Estados Unidos”.
Nadie sabe qué puede pasar dentro ni fuera de la Tierra, pero todo es posible.
Álvaro Mejía
Presidente de la Asociación para la Investigación de la Tierra y el Espacio Pedro Paulet
El ser humano siempre ha sido curioso y ha querido saber qué hay más allá. Y eso ha sido igual con respecto al espacio. Cuando ya existía el programa Apolo de la NASA, en los años 60, a Wernher von Braun, quien fue gestor de la llegada del hombre a la Luna, le preguntaron por qué gastar en explorar el espacio. Él resaltó que no sabemos qué podemos encontrar, pero que es necesario investigar. De ahí surgen beneficios para la humanidad.
El interés de enviar cosas al espacio tiene que ver con la idea de que haya civilizaciones extraterrestres. Por eso se envían representaciones de nuestra cultura, incluso se han enviado piezas musicales peruanas para mostrar quiénes somos y qué producimos. Siempre ha habido ese deseo de comunicarnos. Sirve preguntarnos qué pasaría si otras civilizaciones, tal vez más avanzadas, ven estas muestras de ADN. Las opciones son infinitas.
La fascinación por una suerte de entierro espacial es la misma que tenemos con nuestros muertos. Nos preguntamos por qué enterrar o cremar a nuestros seres queridos. Es probable que detrás esté el creer en la trascendencia. El ser humano es complejo. Podemos tener un límite físico, pero nuestra mente nos puede llevar a montones de dimensiones. Qué tal si de verdad existe vida en el espacio. Yo no puedo afirmarlo, pero tampoco me atrevo a negarlo.
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