Ciudad del Vaticano (AP). El Papa Francisco pidió perdón el viernes a las personas que fueron víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, y prometió que no habrá marcha atrás en la lucha de la Iglesia para proteger a los niños.
Francisco hizo sus declaraciones después de ser objeto de las críticas de los grupos de defensa de las víctimas por una supuesta falta de atención sobre el problema y las exigencias de que sancione a los obispos que encubrieron a los pedófilos.
En su discurso ante los miembros de la Oficina Internacional Católica de la Infancia, una red católica francesa de organizaciones que protegen los derechos de los niños, Francisco dijo que se sentía obligado a “pedir perdón” por el mal que algunos sacerdotes han hecho a los niños.
“La Iglesia es consciente de este daño”, dijo de acuerdo con Radio Vaticano. “No vamos a dar un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas y a las sanciones que se deben poner, al contrario. Creo que debemos ser muy fuertes. Con la vida de los chicos no se juega”.
El mes pasado, Francisco nombró a los primeros miembros de una comisión para que lo asesore sobre las mejores prácticas para combatir el abuso sexual en la Iglesia. La mitad de ellos son mujeres y uno fue agredido sexualmente por un sacerdote cuando era niño.
El Vaticano ha dicho que los miembros redactarán los estatutos de la comisión y se ocuparán de los “deberes y responsabilidades” legales del personal de la iglesia, una sugerencia de que podrían abordar la cuestión fundamental de sancionar a los obispos cómplices. La ley canónica prevé sanciones en caso de que un obispo sea negligente en el desempeño de sus funciones, pero hasta la fecha ningún obispo ha sido castigado por proteger a un abusador.
Francisco nombró a los miembros de la comisión después de ser criticado por no tomar ninguna medida desde que la propia comisión se anunció en diciembre. A los grupos de víctimas también les ha molestado que no se haya reunido con los sobrevivientes y que dijera recientemente a un periódico que la iglesia había sido injustamente atacada por su historial de abusos.