La policía detuvo a 127 manifestantes en la ciudad estadounidense de Louisville en la noche del miércoles, después de que la justicia no inculpara por homicidio a ninguno de los agentes implicados en la muerte de la afroestadounidense Breonna Taylor, anunciaron las autoridades este jueves.
Las protestas se extendieron a otras ciudades como Nueva York, Washington y Los Ángeles, pero su epicentro fue Louisville, en Kentucky (centro-este), la localidad de Taylor, una joven de 26 años que murió en marzo durante un tiroteo con la policía en su apartamento.
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Tras la decisión judicial del miércoles, miles de personas recorrieron las calles de la ciudad para exigir justicia para esa enfermera, convertida en un símbolo de las protestas contra la violencia policial y el racismo en Estados Unidos.
Las manifestaciones, pacíficas en un primer momento, se volvieron violentas. Varios participantes se enfrentaron a la policía, que usó granadas aturdidoras para dispersar la protesta.
Dos agentes recibieron disparos en los disturbios. Ambos sobrevivieron y están hospitalizados en situación estable, indicaron las autoridades.
“Hubo un total de 127 arrestos durante la protesta de anoche y de esta madrugada”, comunicó a la AFP el portavoz de la policía local, Dwight Mitchell.
Entre esos detenidos hay un sospechoso por los disparos contra los dos agentes, informó la prensa local.
Taylor murió en la noche del 13 de marzo cuando tres policías vestidos de civil entraron a su casa con una orden de registro. Después de que el novio de la fallecida abriera fuego contra los agentes, según él tras haberlos confundido con ladrones, éstos dispararon y varias de sus balas impactaron a la joven.
Más de seis meses después, un gran jurado decidió el miércoles inculpar a uno de esos policías, Brett Hankison, por poner en peligro la vida de los demás, en este caso tres vecinos de la víctima.
Pero ni Hankison ni los otros dos agentes que usaron sus armas en el domicilio de Taylor fueron imputados por su muerte.
“Nada parece mostrar que Breonna importaba”, dijo este jueves Ben Crump, el abogado de la familia de la víctima, en el programa de televisión NBC’s Today.
TOQUE DE QUEDA
Las autoridades de Louisville impusieron un toque de queda entre las 21H00 locales de este jueves y las 06H30 del viernes. Gran parte del centro de esa ciudad de 600.000 habitantes está cerrado al tráfico, y varias tiendas protegieron sus vitrinas con tablones ante la posibilidad de nuevos disturbios.
“Va a haber más violencia esta noche. La gente está cansada”, dijo a la AFP Marcus Reede, de 52 años, dueño de un restaurante en Louisville.
El presidente estadounidense Donald Trump, que ha hecho del lema “ley y orden” uno de los motores de su campaña rumbo a las elecciones del 3 de noviembre, tuiteó que “rezaba” por los policías hospitalizados.
Durante los últimos meses, Estados Unidos ha sido escenario de manifestaciones exacerbadas por varias muertes de ciudadanos negros a manos de la policía, por la polarización política y por la retórica incendiaria del mandatario republicano.
“Breonna Taylor merece que se haga justicia”, dijo Decorryn Adams, un afroestadounidense de 17 años en Louisville. “Nada va a cambiar si no nos mantenemos unidos”, añadió.
Según medios locales, Hankison se presentó en una cárcel del estado y luego fue puesto en libertad tras el pago de una fianza de 15.000 dólares, una suma muy baja en relación a casos similares. Despedido por la policía de Louisville en junio, podría ser condenado a hasta 15 años de prisión.
Los dos agentes que lo acompañaban en casa de Taylor, Jonathan Mattingly y Myles Cosgrove, no fueron inculpados de ningún cargo al haber actuado en estado de legítima defensa, según el fiscal general de Kentucky, Daniel Cameron. Ambos policías también habían sido destituidos en junio.
La muerte de la joven “es una tragedia”, dijo Cameron, consciente de que “no todos iban a estar satisfechos” con el fallo judicial.
La semana pasada, la familia de la fallecida llegó a un acuerdo civil con la ciudad de Louisville para recibir una indemnización de 12 millones de dólares.
Ese acuerdo reflejó la presión social y la conmoción que rodeó la muerte de Taylor, ocurrida dos meses antes del fallecimiento de George Floyd, un afroestadounidense que murió estrangulado por un policía blanco en Minneapolis (Minesota, norte).
El caso de Floyd desató multitudinarias manifestaciones contra el racismo y la violencia policial en todo el país.
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