Amenazado por un repunte republicano en las elecciones de medio mandato del martes, que podría poner a Donald Trump rumbo a las presidenciales de 2024, el presidente estadounidense Joe Biden se esforzó el domingo en movilizar a sus tropas en torno a la defensa de la democracia.
“Si ustedes van todos a votar, la democracia se salva, no es una broma”, dijo el mandatario demócrata ante un público mayoritariamente comprometido con su causa, en la Universidad Sarah Lawrence, al norte de Nueva York, un estado tradicionalmente demócrata.
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“Ahora es el momento de que su generación la defienda, la preserve, la elija”, insistió, tras recordar el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 por parte de partidarios del republicano Trump.
Este último también eligió el domingo para hablar en un estado favorable a su campo, Florida, en el sur.
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En Miami, Trump siguió alimentando la expectativa en torno a una inminente declaración de su candidatura presidencial en 2024.
¿Trump 2024?
“Probablemente tendré que hacerlo de nuevo”, dijo, con su clásico atuendo de corbata y gorra roja.
Luego, sus seguidores comenzaron a corear “¡Cuatro años más! ¡Cuatro años más!”, en referencia a la duración del mandato presidencial en Estados Unidos. Trump los instó a “mantenerse atentos” a su último mitin de campaña, el lunes en Ohio, un estado del Medio Oeste.
Los destinos elegidos por Biden y Trump demuestran que a dos días de las “midterms” del 8 de noviembre ya no se trata de convencer a los indecisos.
En un país donde las divisiones partidistas son más profundas que nunca, cada campo debe convencer a la mayor cantidad posible de simpatizantes para que acudan a las urnas.
Dinámica
En este juego de movilización, la dinámica estuvo, en los últimos días, del lado republicano.
Biden puede presentarse como un defensor de la clase media, frente a los republicanos a los que pinta como el partido de los ricos, pero en un contexto de inflación galopante esa retórica no genera adhesiones.
El Partido Demócrata también está intentando hacer campaña en defensa del derecho al aborto y la democracia, pero los republicanos se han centrado en dos temas concretos: los altos precios y la inseguridad.
En Pensilvania, uno de los estados que podrían ser decisivos para que los republicanos recuperen el control del Senado, el candidato Mehmet Oz, respaldado por Trump, aplastó el domingo el discurso de la Casa Blanca en estos dos aspectos.
Frente a un público reunido para escucharlo en Bethlehem, ciudad símbolo de la grandeza y luego del declive del acero “Made in USA”, Oz se hizo eco de las preocupaciones de Paul Nelson, un jubilado de 80 años.
“Llamada de atención”
“Todo se está disparando”, se lamentó sobre los precios altísimos, expresando también su preocupación por la inmigración irregular y los “carteles” de la droga.
Según Oz, si el Congreso se inclina hacia la derecha, “entonces tendremos un presidente como Trump, continuaremos donde lo dejó Trump”.
Un cacique republicano del Senado, Rick Scott, pronosticó una “gran noche” el 8 de noviembre, mientras que su correligionario y gobernador de Virginia (este), Glenn Youngkin, dijo que será “una llamada de atención para el presidente Biden”.
Confiados en su triunfo, los candidatos republicanos “aceptarán” todos los resultados de las urnas, ganen o pierdan, prometió en declaraciones a CNN la presidenta del partido, Ronna McDaniel.
Desde hace dos años, los demócratas cuentan con una estrecha mayoría en la Cámara baja y un solo voto mayoritario en la Cámara alta, el de la vicepresidenta Kamala Harris.
Las encuestas auguran una clara victoria en la Cámara de Representantes de los republicanos, que también podrían retomar el control del Senado.
“Respetar” los resultados
Al comprometerse a “respetar” los resultados, la presidenta del partido republicano contradijo muchas declaraciones de candidatos cercanos a Trump, quien nunca admitió la derrota en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.
Según el campo demócrata y analistas, habría unos 300 candidatos republicanos listos para disputar los resultados de los comicios del martes.
El estado de Nueva York, adonde fue Biden el domingo, ilustra la situación del campo presidencial: la gobernadora Kathy Hochul, que busca la reelección, está en dificultades en las encuestas frente a su retador republicano Lee Zeldin, algo muy inusual en este feudo demócrata.
Las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, en las que se renueva toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, además de poner en juego una serie de cargos estatales, se suelen ver como un referendo sobre el presidente en ejercicio. El partido en el poder tiende a perder escaños en el Congreso, particularmente si, como ocurre con Biden, el índice de aprobación del mandatario es inferior al 50%.
Unos 40 millones de estadounidenses ya votaron anticipadamente, según NBC News.
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