El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se rebeló este jueves contra la violencia de las armas que sacude a todo el país en un encuentro con el alcalde de Nueva York, una urbe impactada por varios homicidios, entre ellos los de dos policías.
“Basta ya! porque sabemos que podemos hacer algo contra esto”, dijo Biden ante un centenar de responsables de la ciudad y del estado de Nueva York, reunidos en la sede la policía a invitación del nuevo alcalde Eric Adams, partidario de la mano dura contra la criminalidad pero con programas sociales para prevenirla.
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Al menos 64 menores han resultado heridos con armas de fuego en lo que va de año y 26 han perdido la vida, aseguró Biden quien llegó a Nueva York acompañado del fiscal general Merrick Garland.
Más allá de las estadísticas, ha sido la multitudinaria presencia de policías el miércoles y el pasado viernes en los funerales de dos agentes asesinados en Harlem, que mostraron el descontento que hay en sus filas, lo que ha puesto la presión en el flamante alcalde de Nueva York Eric Adams, un expolicía, y en Biden.
En línea con el programa presentado por Adams la semana pasada, basado en la “intervención y la prevención”, el plan de Biden es inyectar 500.000 millones de dólares a ciudades y estados, más policía en las calles y programas para prevenir la violencia a nivel comunitario y más legislación para combatir el tráfico de armas.
No se trata, dijo, de “desfinanciar a la policía” sino de “darle herramientas, formación, fondos, que sean socios, protectores” porque “la comunidad la necesita”.
“No estamos desfinanciando, estamos financiando y proporcionando servicios adicionales que se necesitan más allá de tener a alguien con un arma al hombro”, recalcó antes de agregar que se necesitan más trabajadores sociales y más trabajadores de la salud mental.
“Hoy estamos realizando una estrategia integral para combatir el crimen en ciudades como Nueva York, Filadelfia, Atlanta, San Francisco y otras muchas”, dijo el presidente, criticado por la izquierda de su partido y por los republicanos.
“Armas fantasma”
Pero lo primero es “combatir el flujo de armas”, aseguró, en particular el de las “armas fantasma” que se pueden comprar por partes y ensamblarlas en casa y que no tienen número de serie, por lo que oficialmente no existen.
Asimismo, se trata, como están haciendo un grupo de estados del noreste del país, a iniciativa de la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, de elaborar una estrategia para frenar el ingreso de armas por la denominada “Iron Pipeline” (Autopista de Hierro), procedentes del sur del país, más laxos con la tenencia de armas.
Los delitos graves en la Gran Manzana aumentaron 38% en lo que va de año, igual que ocurre en las principales áreas urbanas de Estados Unidos. Según un estudio divulgado en enero por el Consejo de Justicia Criminal, los homicidios en 22 ciudades aumentaron 5% en 2021 respecto a 2020, y 44% respecto a 2019.
Ya sean los robos de autos en Washington DC o los saqueos violentos en grandes almacenes de San Francisco, los noticieros muestran una imagen lúgubre en un país que lucha por recuperar su equilibrio tras los devastadores efectos de la pandemia de covid-19.
Expertos vinculan la ola criminal a las consecuencias sociales que ha dejado la pandemia y al impacto de desastrosas intervenciones policiales contra ciudadanos negros.
No obstante, pese al deterioro actual, las ciudades estadounidenses son en general mucho más seguras que en las décadas de 1980 y 1990.
La culpa del deterioro se la echan a Biden. Según una encuesta de ABC/Ipsos publicada la semana pasada, el 69% de los estadounidenses desaprueba las políticas de Biden sobre violencia armada y el 64% su manejo del crimen.
“Nuestras ciudades son zonas de guerra, nuestro país está en crisis y los policías son perseguidos en las calles. ¿Dónde está, señor presidente?”, dijo el vicepresidente nacional de la Orden Fraternal de la Policía, Joe Gamaldi, en Fox News la semana pasada.
Equilibrio
Biden está bajo presión no solo de la derecha, que lo califica de débil en materia de delincuencia, sino también de la izquierda, que busca reformar e incluso desmantelar los departamentos de policía, sobre todo a raíz del movimiento Black Lives Matter.
Los republicanos, a la espera de tomar el control del Congreso en las elecciones de medio término de noviembre, consideran que culpar a Biden y a los demócratas de “desfinanciar a la policía” les dará rédito.
Asociarse con Adams brinda a Biden la oportunidad de demostrar que puede buscar una tercera vía para ganarse a los partidarios de izquierda y a los críticos de derecha.
“Necesitamos una reforma de la justicia en esta ciudad y en el país pero no deberíamos hacerlo en detrimento de la seguridad pública”, dijo Adams este jueves a la cadena CBS.
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