Una de las declaraciones que más llamó la atención durante la esperada entrevista brindada el jueves 29 a la cadena CNN por la vicepresidenta y actual candidata presidencial demócrata, Kamala Harris, fue la de dejar abierta la puerta a que un republicano forme parte de su gabinete en caso de una victoria.
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“Creo que sería beneficioso para el público estadounidense tener un miembro de mi gabinete que fuera republicano”, dijo Harris a la periodista Danna Bash durante su conversación.
Si bien es común que en todos los gobiernos estadounidenses haya altos funcionarios del partido rival, no es igual de frecuente que esto se aplique a nivel ministerial.
La última vez que esto ocurrió fue durante el gobierno del demócrata Barack Obama, cuando Ray Lahood ejerció como Secretario de Transporte, mientras que Robert Gates y Chuck Hagel estuvieron al frente del Departamento de Defensa, del 2009 al 2011 y del 2013 al 2015, respectivamente.
- Apoyo inesperado -
Pese a la insistencia de Bash, la vicepresidenta prefirió no dar nombres específicos. Sin embargo, las declaraciones suceden a una serie de muestras de apoyo desde las entrañas del partido rival.
Durante la Convención Nacional Demócrata, por ejemplo, sorprendió ver a un grupo de republicanos subir al escenario para apoyar la fórmula Harris-Walz. Entre ellos destacó la exsecretaria de prensa de la Casa Blanca durante la Administración Trump, Stephanie Grisham; la comentarista republicana Ana Navarro; o el seguidor del polémico expresidente Kyle Sweetser.
Posteriormente a la convención, el martes 27 más de 200 empleados de cuatro excandidatos presidenciales republicanos mostraron su respaldo a la candidatura de Harris frente a la de Trump asegurando que un nuevo mandato del magnate neoyorquino es “simplemente insostenible” y “perjudicará a personas reales, comunes y corrientes”.
“Por supuesto que tenemos muchas diferencias ideológicas honestas con la vicepresidenta Harris y el gobernador Walz (...), pero la alternativa es simplemente insostenible”, señala la carta firmada por excolaboradores de George W. Bush, John McCain, Mitt Romney o Mike Pence, entre otros.
Las recientes encuestas le dan una ventaja promedio de cuatro puntos porcentuales a Harris frente a Trump, especialmente en los estados clave de Wisconsin, Pensilvania y Michigan. Sin embargo, la postulante demócrata busca captar un mayor voto entre los independientes y aprovechar a los republicanos que decidieron dejar de apoyar a su partido ante la omnipotencia de Trump.
- Jugada estratégica -
El editor de Política en la revista especializada Washington Monthly, Bill Scher, sugiere en su última columna que el alcalde de Mesa (Arizona), John Giles -quien también habló durante la convención demócrata- podría ser un buen candidato para dirigir el Departamento de Transporte.
“Giles dirige una ciudad aproximadamente cinco veces más grande que South Bend, Indiana, donde el actual secretario, Pete Buttigieg, alguna vez fue alcalde. Además, Giles ha sido un defensor vocal de la ley de infraestructura de Joe Biden y su financiación para proyectos de transporte”, resalta Scher.
Otros nombres que baraja el analista son los del exvicegobernador de Georgia, Geoff Duncan; o los congresistas Jim Greenwood y Dave Trott, de Pensilvania y Michigan, respectivamente, para dirigir el Departamento de Comercio y Servicios Humanos.
Sin embargo, Scher resalta que esta situación podría servirle a Harris incluso como una estratégica jugada política.
De ser electa presidenta, Harris podría elegir a un senador republicano en funciones que represente a un estado con un gobernador demócrata y cuya legislación le permita nombrar un reemplazo demócrata. “Solo hay dos estados donde ese es el caso: Maine y Kansas”, precisa.
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