El 3 de agosto de 2019, hace exactamente tres años, un joven mató a 22 personas y dejó 20 heridos en un tiroteo en un Walmart de El Paso, Texas. Fue una de las masacres más terribles de oleada de tiroteos que se está viviendo en los últimos años en Estados Unidos.
Solo 20 minutos antes de que una llamada telefónica alertara a las autoridades de un tiroteo en la ciudad fronteriza de El Paso, un mensaje racista, precisamente en contra de los hispanos, fue publicado en un portal llamado “8chan”, conocido en internet por contener post violentos y extremistas.
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Patrick Crusius, la persona a quien se le atribuye el crimen, condujo casi diez horas desde Allen hasta El Paso para disparar a una multitud que compraba en Walmart. Este famoso centro comercial suele ser frecuentado por ciudadanos mexicanos.
Al llegar al lugar, el supremacista blanco, vestido con una camisa negra y pantalones de camuflaje, desenfundó su rifle y empezó a disparar directamente a las víctimas, hiriendo a decenas. No todos murieron al instante, algunos agonizaron y perdieron la vida en los hospitales.
Algunas imágenes grabadas con celulares muestran varios cuerpos tirados en el estacionamiento. En otros videos se ven a compradores aterrorizados corriendo hacia la salida de la tienda mientras se oían ecos de disparos.
Una mujer que se dirigía a hacer compras a Walmart declaró a Fox News que había escuchado “como fuegos artificiales” mientras buscaba un lugar para estacionar. Afortunadamente, dijo que buscó la salida de inmediato.
Crusius fue detenido sin que la policía tuviera que disparar cerca del Cielo Vista Mall, a unos 8 kilómetros (5 millas) del principal paso fronterizo con Ciudad Juárez, México. El detective Adrián García dijo en una declaración jurada de arresto que el atacante salió con las manos en alto de un vehículo detenido en una intersección y les dijo a los policías: “Yo soy quien disparó”.
El tiroteo se produjo menos de una semana después de que un hombre de 19 años matara a tres personas e hiriera a otras 13 en el popular Festival del Ajo de Gilroy antes de suicidarse. Un día después otro tiroteo dejó 10 muertos, incluido el atacante, en Dayton, Ohio.
Solamente en lo que va del 2022 ya se han registrado 354 tiroteos masivos. Los lugares más frecuentes son escuelas, centros comerciales, eventos masivos, restaurantes o iglesias.
Enfermedades mentales
Investigaciones realizadas en Estados Unidos señalan que hasta el 60% de los responsables de tiroteos ocurridos desde 1970 mostraron síntomas de enfermedades mentales. Algunas de estas son paranoia, depresión y alucinaciones.
James Holmes, el responsable de la masacre ocurrida en un cine en la localidad de Aurora (Colorado) en 2012 y en la que murieron 12 personas, estaba siendo atendido por un psiquiatra especialista en esquizofrenia.
“Nuevos datos sugieren que más de la mitad de los casi 200 tiroteos masivos ocurridos en Estados Unidos desde 1900 fueron realizados por personas diagnosticadas con un desorden mental o con signos demostrables de una enfermedad mental grave previa al ataque. Los tiroteos masivos son parcialmente un problema de salud mental, aunque uno pobremente tratado por nuestras leyes y políticas actuales”, dijo a la BBC Sean Philpott-Jones, investigador en temas de salud pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Clarkson (Nueva York), en un artículo publicado por The Hasting Center.
Armas
El control de las armas ha sido durante mucho tiempo un tema de división en Estados Unidos y varios intentos por poner nuevos controles a la venta de armas han fracasado una y otra vez. El expresidente Donald Trump fue un claro defensor de la tenencia de armas entre los ciudadanos. “La salud mental y el odio aprietan el gatillo, no el arma”, dijo el republicano después de la masacre de El Paso.
Un estudio de Small Arms Survey revela que en ese país hay más armas que ciudadanos. En total 120,5 armas de fuego por cada 100 estadounidenses.
El actual presidente Joe Biden, con motivo de la aprobación de la primera gran ley federal de seguridad de armas en tres décadas, dijo que Estados Unidos está “inundado de armas de guerra” y renovó su llamado a la prohibición de las armas de asalto.
Por otra parte, el Congreso ha mostrado poca inclinación a prohibir las armas de asalto después de que expiró una prohibición en 2004. Sin embargo, Biden espera utilizar la creciente indignación de los estadounidenses por los tiroteos masivos para ejercer una mayor presión sobre los legisladores.
La nueva ley incluye disposiciones para ayudar a los estados a mantener las armas fuera de las manos de quienes se consideran un peligro para sí mismos o para los demás. También reprime la venta de armas a compradores condenados por violencia doméstica o denunciados por abusar de sus parejas.
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