Al anunciar que miles de soldados serán retirados de Afganistán, el presidente Donald Trump contentó a la opinión pública de Estados Unidos, pero también abrió la puerta a una creciente -si bien todavía limitada- influencia de países adversarios, según expertos.
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Irán, China, Rusia, Pakistán e India tienen intereses complejos y a menudo contrapuestos en Afganistán, donde Estados Unidos, respaldado por los aliados occidentales, ha sido indiscutiblemente el poder extranjero más influyente en los casi 20 años transcurridos desde su invasión.
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Lo que podría surgir ahora no es tanto un “Gran Juego”, como se conoció a la batalla en el siglo XIX por la influencia en Asia Central, sino más bien un gran desorden, con Estados Unidos retirándose a medida que los talibanes podrían incrementar la violencia para derrocar al gobierno de Kabul, apoyado internacionalmente.
“Nadie va a asumir el papel de Estados Unidos porque nadie tiene las mismas aspiraciones y objetivos”, dijo William Wechsler, un exfuncionario de alto rango del Pentágono.
“Pero lo que sucederá es que a medida que nos retiremos, todos los demás jugadores tratarán de lograr sus mucho más limitados y específicos objetivos, que es lo que llevó, en gran parte, a que Afganistán se convirtiera en un desastre en primer lugar”.
El gobierno de Trump dijo el martes que sacaría 2.000 soldados de Afganistán y otros 500 de Irak para mediados de enero, poco antes de la toma de posesión del presidente electo Joe Biden.
Trump ha prometido poner fin a las impopulares “guerras eternas” y Biden ha abogado durante años por que se ponga fin a la intervención en Afganistán, la más larga de la historia de Estados Unidos, que comenzó tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Intereses contrapuestos
Trump trata a Irán y China como implacables adversarios de Estados Unidos, prometiendo desafiarlos en todo el mundo.
Pero Irán logrará una meta codiciada durante mucho tiempo cuando se retiren del país vecino las tropas estadounidenses, que ya expulsaron a dos de los principales enemigos del régimen clerical, los talibanes y Saddam Hussein.
“China, Rusia e Irán, y probablemente Pakistán en menor medida, comparten el interés de que las tropas de Estados Unidos se vayan de la región, pero no abruptamente”, dijo Scott Worden, director de los programas de Afganistán y Asia Central del Instituto de la Paz de Estados Unidos.
“Nadie quiere ver un colapso y una nueva guerra civil y no quieren tener refugiados o terroristas cruzando desde Afganistán”, dijo.
La principal preocupación de Irán son las tropas estadounidenses, pero a Teherán “definitivamente le gustaría evitar que los talibanes tomen el control de Afganistán, y una retirada apresurada de Estados Unidos hace que eso sea más probable”, explicó.
Irán ha intensificado los contactos limitados con los talibanes al aumentar las tensiones con Estados Unidos, pero se espera que Biden busque la vuelta a la diplomacia con Teherán.
China, por su parte, ha tratado de aumentar las inversiones en Afganistán como parte de su estrategia para acaparar la infraestructura mundial”.
“A China le gustaría continuar recibiendo gratuitamente la seguridad que Estados Unidos proporciona (en la región) tanto tiempo como sea posible”, dijo Wechsler.
“Pero a China también le gustaría aprovechar la partida de los estadounidenses para expandir su influencia y ampliar su narrativa de que ellos son dignos de confianza y que los estadounidenses no lo son”, explicó.
Rusia -que en tiempos soviéticos fue humillada en Afganistán por una guerrilla islámica respaldada por Washington- se siente incómoda con la presencia de las fuerzas estadounidenses tan cerca de su territorio, pero tampoco querría una victoria de los talibanes.
“Rusia y China ciertamente quieren que Estados Unidos se vaya, pero tampoco les importa que Estados Unidos esté preocupado y amarrado allí”, dijo Vanda Felbab-Brown, un alto miembro de la Institución Brookings.
Rivalidad India-Pakistán
La potencia regional con la postura menos ambigua es India, que ha vertido 3.000 millones de dólares en Afganistán con la esperanza de estabilizar el gobierno y derrotar a los talibanes, que han dado cobijo a los extremistas islamistas que se oponen ferozmente a Nueva Delhi.
Pakistán, junto con los Estados árabes del Golfo, había apoyado al antiguo régimen talibán y la élite de la seguridad en Islamabad ve Afganistán a través del prisma de la rivalidad con la India.
Los expertos aseguran que la retirada de Estados Unidos, que Trump quiere que se complete a mediados de 2021, permitiría a Pakistán avanzar su poderío en Afganistán, pero paradójicamente podría debilitar la influencia de Islamabad cuando las fuerzas estadounidenses ya no necesitan su ayuda logística.
Incluso después de retirar a sus tropas, Estados Unidos conservará mucha influencia en Afganistán a través de su ayuda, sus diplomáticos y su continua asistencia en materia de seguridad.
Felbab-Brown dijo que es “razonable” que los adversarios de Estados Unidos sientan “un estímulo moral” con la retirada de las tropas estadounidenses sin que hayan logrado derrotar a los talibanes.
“Pero también está el otro lado de la credibilidad de Estados Unidos: no es que Estados Unidos no permanezca, sino que permanece envuelto en un conflicto más allá de cuando sirve a los intereses estadounidenses”.
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