Tras la caída (y suicidio) del magnate Jeffrey Epstein, todos los reflectores apuntaron a Ghislaine Maxwell. El papel de la expareja de Epstein habría sido crucial para montar una red de abuso de menores, un escándalo que incluye a varias personas de alto perfil.
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El príncipe Andrés -el tercer hijo de la reina Isabel-, Bill Clinton, Donald Trump, y otros más aparecen en la agenda de contactos o en los registros de viajes del avión de Epstein.
Ahora, en ausencia de Epstein -quien falleció hace dos años en extrañas circunstancias-, a Maxwell se la investiga por el escándalo de tráfico sexual.
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El lunes 29 de noviembre, en Manhattan, se inició el juicio en contra suya. A ella se le acusa de “reclutar a menores de edad para satisfacción sexual del difunto”.
Según la agencia AFP, “la fiscalía asegura que Maxwell participó a veces en los supuestos abusos tanto en su casa de Londres como en las viviendas que tenía Epstein en Manhattan, Palm Beach y Nuevo México”.
“Las denunciantes, cuyos nombres se mantienen en el anonimato, acusan a Maxwell de delitos que ocurrieron entre 1994 y 2004. Dos tenían 14 y 15 años en la época en que aseguran que fueron abusadas”.
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EL JUICIO AVANZA
Jane, la primera testigo de un total de cuatro, declaró en el juicio que Maxwell “estaba a veces presente durante los abusos sexuales”.
Ella contó que conoció a la pareja Maxwell-Epstein en 1994, cuando tuvo 14 años y estaba en un campamento de verano. Ellos se presentaron como “benefactores” del lugar.
Luego la invitaron a su casa, le regalaron dinero y, más tarde, abusaron de ella.
Según la asistente del fiscal, Lara Pomerantz, Maxwell se “acercaba a chicas vulnerables, las manipulaba y las dejaba listas para ser abusadas sexualmente”.
Jane también contó que conoció a Donald Trump cuando Epstein la llevó a Mar-a-Lago, “cuando tuvo 14 años”.
En el juicio también se sumó el testimonio del piloto del avión de Epstein, quien confirmó que había trasladado a “Donald Trump, Bill Clinton y el príncipe Andrés” y a Kevin Spacey, aunque no los acusó de nada.
UNA TERRIBLE REALIDAD
Cuando se habla de tráfico de menores, se hace referencia al “reclutamiento, coerción, transporte, transferencia, albergue o recepción de niños menores de 18 años con fines de explotación”.
La definición que brinda la Unicef calza perfectamente con el ‘modus operandi’ de Epstein y Maxwell, que también habría consistido en llevar a las menores de edad a una mansión ubicada en las Islas Vírgenes.
La procuradora general del lugar, Denise George, investigó al respecto del tráfico sexual y declaró para la versión australiana de “60 minutos”.
“No es [que las chicas que] fueron llevadas a la isla pudieran esconderse, huir o acudir a la policía. Ellas fueron sujetas a violaciones y explotación sexual, a partir de ser amenazadas con mandarlas a la cárcel”.
“En algunos casos, les quitaron los pasaportes. Un buen número de mujeres fueron parte de este esquema hasta el 2018″.
Dicha realidad hace que Epstein y Maxwell se salgan de la regla y complica la situación de las víctimas: según el Trafficking in Persons Report del 2019 del Departamento de Estado de Estados Unidos, el 77% de las personas víctimas de tráfico “son explotadas en el mismo país”.
SE INICIA LA PELEA
El jefe de la redacción del canal “Law & Crime”, Adam Klasfeld, está presente en los juicios contra Maxwell. Él ha contado que la estrategia de la defensa consiste en desacreditar a Jane y hacer dudar sobre su buena memoria.
Las acusaciones contra Maxwell se dividen en tres teorías: ella se encargó de reclutar a las niñas, ella estuvo presente durante los abusos, y ella también cometió abusos sexuales.
Klasfeld dice:
“Hay que recordar que el caso se fundamenta en alegatos sobre lo sucedido entre 1995 y 2004, así que la estrategia de la defensa es encontrar agujeros entre lo que [Jane] dice ahora y lo que declaró antes, sugiriendo que su historia creció por un interés económico, dado que ella ya llegó a un acuerdo con el Jeffrey Epstein Victims’ Compensation Fund”.
Vale recordar que, hasta agosto de este año, el fondo en cuestión había pagado US$ 121 millones de dólares a más de 135 personas a manera de compensación, según “The New York Times”.
“Estamos en medio de los interrogatorios, así que el juicio está elevando su temperatura”.
Pero, en contra de los intereses de la defensa, cuenta Klasfeld, está la misma imagen de Maxwell.
“Por meses, hemos escuchado a sus abogados diciendo que la están maltratando en la cárcel, y cuando apareció frente a la corte, se le vio muy involucrada en su defensa, aparentemente saludable”.
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