Pasó el esperado primer debate presidencial para las elecciones de noviembre en Estados Unidos y las consecuencias no son buenas para el presidente Joe Biden.
El objetivo principal de Biden en el debate presidencial del jueves ante el expresidente Donald Trump era aliviar las preocupaciones sobre su edad. Sin embargo, el debate las profundizó.
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Entre las reacciones, comentaristas de distintos medios decían haber recibido mensajes de texto de algunos políticos demócratas en los que expresaban la esperanza de que Biden, de 81 años, se haga a un lado en la carrera presidencial.
Algunos habrían planteado la posibilidad de ir a la Casa Blanca y expresar públicamente su preocupación por la permanencia de Biden como candidato.
Este viernes, en un intento de disipar las dudas, Biden celebró un mitin en Carolina del Norte donde apareció con más energía que la noche anterior e insistió en que tiene la intención de “ganar esta elección”.
¿Podría Biden echarse para atrás ahora?, ¿qué pasaría?, ¿y quién podría sustituirlo?
El candidato del Partido Demócrata será elegido oficialmente en la Convención Nacional Demócrata que se celebra en Chicago del 19 al 22 de agosto.
Allí, un candidato debe obtener el apoyo de la mayoría de los “delegados” (representantes del partido encargados de elegir formalmente al candidato).
De acuerdo a los resultados de las elecciones primarias en cada estado, los delegados se asignan de manera proporcional a los candidatos.
Este año, Biden ganó cerca del 99% de los casi 4.000 delegados.
Según las reglas del Comité Nacional Demócrata, esos delegados están “comprometidos” con él y están obligados a apoyar su nominación.
Pero si Biden se retirara, se presume que habría una batalla campal. No existe ningún mecanismo oficial para que él, ni nadie más en el partido, elija a su sucesor, lo que significa que los demócratas se quedarían con una convención abierta.
Presumiblemente, Biden tendría cierta influencia sobre sus delegados comprometidos, pero en última instancia, éstos serían libres de hacer lo que quisieran a la hora de apoyar a un sustituto o sustituta.
Eso podría provocar una contienda frenética entre los demócratas que quieren tener una oportunidad de conseguir la nominación.
Vale la pena agregar que, hasta ahora, Biden no ha dado indicios de que esté considerando hacerse a un lado.
Este es un escenario aún menos factible.
En la era política moderna, un partido importante nunca ha intentado una toma hostil de la nominación y no hay evidencia de ningún plan serio para intentarlo ahora.
Sin embargo, las regulaciones del Comité Nacional Demócrata tienen algunas pequeñas lagunas que, en teoría, podrían hacer posible una eventual expulsión de Biden de la carrera a la Casa Blanca.
Las reglas permiten a los delegados “reflejar con toda tranquilidad los sentimientos de quienes los eligieron”, lo que significa que podrían recurrir a otra persona si los votantes demócratas de todo el país se volvieran contra Biden en gran número.
La vicepresidenta de EE.UU., Kamala Harris, ocuparía automáticamente el lugar de Biden si éste renunciara durante su mandato presidencial.
Pero las mismas reglas no se aplican si Biden se retira como candidato para las elecciones de noviembre, y no existe ningún mecanismo que le dé a la vicepresidenta una ventaja en una convención abierta.
En cambio, Harris tendría que ganar la mayoría de delegados, como cualquier otro candidato.
Como ella ya está en la lista demócrata, Harris ciertamente podría ser la favorita. Pero su popularidad relativamente baja entre la población estadounidense puede opacar esa ventaja.
Su nivel de desaprobación neto es actualmente menor que el de Biden y Donald Trump, según las encuestas publicadas por la organización FiveThirtyEight.
Varios demócratas intentaron desafiar a Biden en este ciclo electoral, incluido el representante de Minnesota Dean Phillips y la escritora Marianne Williamson.
Pero ambos fueron intentos arriesgados y es probable que ninguno llegue a la cima de ninguna lista de “finalistas”.
Se especula que el gobernador de California, Gavin Newsom, o la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, podrían ser sustitutos.
Pero ninguno de los candidatos ha demostrado tener interés en reemplazar a Biden.
“Nunca le daré la espalda al presidente Biden”, dijo Newsom el jueves en la sala de debates de Atlanta.
“He pasado mucho tiempo con él y sé lo que ha logrado en los últimos tres años y medio. Sé de lo que es capaz y conozco su visión y no tengo inquietud”, subrayó.
Ajeno a la rumorología y a las conversaciones tras bastidores, Biden participó este viernes en un mitin en Carolina del Norte donde no mostró señales de estar dispuesto a abandonar la carrera.
“Tengo pensado ganar esta elección”, exclamó Biden, intentando acallar el ruido que generó su cuestionada intervención en el debate.
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