A los hijos del narcotraficante mexicano Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, los hermanos Guzmán Salazar (también conocidos como Los Chapitos), les gusta alimentar a los tigres que tienen como mascotas con sus enemigos. También recurren a atroces métodos de tortura para afianzar su liderazgo dentro de la organización criminal que dirigen, que es una facción del Cártel de Sinaloa.
Esos detalles escabrosos de la vida criminal de Los Chapitos están consignados en la amplia acusación federal que fue presentada contra ellos el mes pasado en el tribunal del Distrito Sur de Nueva York. Estados Unidos los señala de liderar la facción más poderosa del Cártel de Sinaloa y de ser responsables del tráfico del fentanilo con el que se inunda el país.
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De acuerdo con la agencia AP, Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Jesús Alfredo Guzmán Salazar son los principales acusados entre 23 socios del Cártel de Sinaloa imputados en Nueva York.
Ovidio Guzmán López, alias ‘El Ratón’, que supuestamente impulsó al cártel hacia el fentanilo, está acusado en otra acta en el mismo distrito. México lo arrestó en enero pasado y el Gobierno Estadounidense ha solicitado su extradición.
Joaquín Guzmán López está acusado en el Distrito Norte de Illinois.
Cuando El Chapo Guzmán e Ismael ‘El Mayo’ Zambada dirigían el Cártel de Sinaloa, la mafia operaba con cierto grado de moderación, dice la agencia AP. Pero ahora que Guzmán está en prisión en Estados Unidos y se cree que Zambada sufre problemas de salud, Los Chapitos apelaron a la violencia para evitar un vacío de poder que pudiera fragmentar al cártel.
“Realmente una ventaja única del Cártel de Sinaloa y de ‘El Chapo’ era la capacidad de calibrar la violencia”, dijo a la AP Vanda Felbab-Brown, investigadora principal del Centro Strobe Talbott para la Seguridad, la Estrategia y la Tecnología del Instituto Brookings.
La Fiscalía de Nueva York señala que en el 2015 la cúpula del Cártel de Sinaloa se reunió en un rancho de Iván Archivaldo Guzmán para discutir cómo quedarían repartidos los territorios que controlaban, teniendo en cuenta que en ese momento El Chapo estaba en una prisión mexicana. El pacto se rompió cuatro años después porque a Los Chapitos no los ayudaron en el rescate de Ovidio Guzmán cuando este fue detenido por unas horas en Culiacán y luego liberado tras hechos de violencia perpetrados en la ciudad por sus sicarios.
La cadena Univisión señala que Los Chapitos tienen ahora un comando armado que es conocido como Los Ninis, cuyos líderes son Néstor Isidro Pérez Salas y Jorge Humberto Figueroa Benítez.
A Los Ninis se les ordenó secuestrar, torturar y matar a todos los líderes del Cártel de Sinaloa que se opusieran a Los Chapitos.
Entre agosto del 2021 y agosto del año pasado,
más de 107.000 estadounidenses murieron por sobredosis de narcóticos, la mayoría por opioides sintéticos.
Las torturas
La acusación de Estados Unidos sostiene que el cártel de Los Chapitos realiza pruebas de laboratorio de su producto, el fentanilo, pero también lleva a cabo más pruebas macabras en humanos, en rivales que fueron secuestrados o en adictos a los que inyecta la droga hasta que sufren una sobredosis.
Además de alimentar a sus tigres con sus enemigos cuando estos todavía estaban vivos, los hermanos Guzmán Salazar torturaron a dos agentes federales mexicanos, desgarrando los músculos de uno de ellos con un sacacorchos y rellenando los agujeros con chiles para después balearlo.
La cadena Univisión detalla que ambos eran agentes de la extinta Procuraduría General de la República (PGR) y fueron secuestrados por Los Ninis. A uno lo agarraron saliendo del aeropuerto de Culiacán y lo llevaron a un rancho de Navolato. Lo torturaron cruelmente hasta el día siguiente. Lo interrogaron y le dispararon en la cabeza. Al otro lo trasladaron a la misma finca y lo torturaron durante dos horas. Le insertaron un sacacorchos en el cuerpo y en las heridas abiertas y en la nariz le pusieron chile. Su sufrimiento terminó cuando Iván Archivaldo Guzmán lo baleó. Los cadáveres de estos policías fueron arrojados cerca de un hotel en Navolato.
Los fiscales también describen el perturbador caso de una mujer a la que debían matar a balazos, pero decidieron someterla a un método más cruel de muerte: le inyectaron varias dosis de fentanilo para alargar lo más posible su agonía, hasta que finalmente falleció por una sobredosis.
“Como resultado de esa violencia, el cártel incrementó su poder y la facción de Los Chapitos creció... han alcanzado casi el control total sobre todas las actividades de tráfico de drogas en muchas partes de México, incluyendo la fabricación y tráfico de fentanilo”, dice la acusación federal.
La “cocinas” de fentanilo del cártel
En cuanto al fentanilo, la acusación sostiene que menos de una década, el Cártel de Sinaloa pasó de desarrollar su primer laboratorio improvisado de fentanilo a tener una red de laboratorios concentrados en el estado de Sinaloa, en el norte de México.
El año pasado, la DEA incautó
más de 57 millones de pastillas con fentanilo que simulaban ser fármacos que requieren receta para su venta, según el acta de acusación contra Los Chapitos.
Basada en la acusación, la agencia AP indica que en un día un solo “cocinero” del cártel puede puede prensar fentanilo en 100.000 pastillas falsificadas para engañar a los estadounidenses, haciéndoles creer que están tomando Xanax, Percocet u oxicodona. Las pastillas son contrabandeadas a través de la frontera para abastecer lo que Iván Archivaldo Guzmán Salazar dijo que son “calles de drogadictos”.
Los fiscales señalan que el fentanilo es tan barato de producir que el cártel obtiene ganancias enormes, incluso vendiendo la droga a 50 centavos la pastilla.
La pureza del fentanilo del cártel “varía considerablemente dependiendo del método y la habilidad del fabricante en particular”, señalaron los fiscales. Después de que un usuario sufriera una sobredosis con un lote, este se siguió enviando a Estados Unidos.
Los otros “negocios” y socios de Los Chapitos
El acta de acusación de Estados Unidos también brinda contexto sobre algunos hechos violentos recientes en México y de las sociedades que forman Los Chapitos con otras bandas criminales.
Univisión detalla que en Culiacán Los Chapitos cobran “impuestos” a otros narcos. También extrorsionan por la venta de cerveza, papel de baño, productos electrónicos y otros artículos. En esa ciudad sus sicarios portan sus armas en público, pero lo prohíben a todos aquellos que no están afiliados a la facción.
En otros territorios de México se han asociado con policías corruptos, han hecho tratos con otros cárteles y pandillas locales. También atacan a los jefes de grupos regionales, algo que según Univisión es llamado “limpieza”.
En Coahuila están aliados con el Cártel del Noreste y en Chihuahua se llevan bien con la pandilla callejera Artistas Asesinos.
Según la acusación de Estados Unidos, en agosto del 2022 los sicarios de Los Chapitos se unieron a los Artistas Asesinos en Ciudad Juárez para destruir negocios que pertenecían a un cártel rival. Provocaron incendios y balaceras donde hubo 10 muertos.
Estados Unidos les atribuye los asesinatos de tres miembros de Los Zetas que capturaron en los límites de los estados de Sinaloa y Durango en mayo del 2017. Los interrogaron mientras les daban descargas eléctricas, hasta que les dispararon frente a Jesús Alfredo Guzmán, alias ‘Alfredillo’.
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