* Esta nota fue publicada originalmente en agosto de 2017 y actualizada con motivo de la muerte de Theodore J. Kaczynski.
“Es frustrante, pero parece que no puedo hacer una bomba mortal”.
Esto escribía en su diario personal Theodore J. Kaczynski, mejor conocido como Unabomber, un anarquista y genio de las matemáticas que se alejó del mundo para vivir en una cabaña rústica en Montana, Estados Unidos, desde donde se convirtió en uno de los terroristas más buscados de ese país.
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Era el año 1982 y, para entonces, ya había ejecutado más de media decena de ataques contra universidades y líneas aéreas sin lograr ocasionar ninguna víctima fatal.
Este sábado fue encontrado muerto en su celda por los guardias de prisión en las instalaciones de Carolina del Norte, según apuntan medios estadoinidenses citando a funcionarios de prisiones.
El hombre, que tenía 81 años, pasó las últimas tres décadas recluido en prisiones de todo Estados Unidos. Un deterioro en su salud provocó el traslado en diciembre de 2021 al centro donde finalmente falleció.
Su carrera de atentados se extendería entre 1978 y 1995, lo que convirtió su caso en la investigación más costosa y larga que hasta entonces hubiera manejado el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés).
Durante esos 17 años, Kaczynski envió 16 bombas que mataron a tres personas e hirieron a otras 28, algunas de ellas de gravedad.
El drama de estos ataques, unido a la intriga sobre su identidad y a su famoso manifiesto -un ensayo de 35.000 palabras en contra de la sociedad industrial- cautivaron la atención de los estadounidenses que, más de 20 años después de su captura el 3 de abril de 1996, aún mantienen gran interés por Unabomber.
Sobre su vida se han escrito una veintena de libros, se han hecho -al menos- tres películas y en agosto de 2017 se estrenó en EE.UU. una miniserie de televisión llamada Manhunt: Unabomber (Cacería: Unabomber), producida por la cadena Discovery y protagonizada por el actor inglés Paul Bettany, en el papel del terrorista.
Pero, ¿quién era Unabomber y por qué su historia sigue atrapando a los estadounidenses?
Nacido en 1942, Kaczynski fue considerado un genio precoz de las matemáticas.
A los 16 años se graduó de bachiller y obtuvo una beca para estudiar su pregrado en la Universidad de Harvard. Después cursaría la maestría y el doctorado en Matemáticas de la Universidad de Michigan, donde su desempeño académico sorprendió a sus profesores.
Muchos de sus compañeros empezaron a prestar atención al introvertido joven cuando empezó a publicar interesantes artículos en revistas científicas.
En 1967 presentó su tesis doctoral y se marchó a California, donde se convirtió en el profesor asistente más joven de la Universidad de Berkeley.
Dos años más tarde, renunció abruptamente a la docencia y en 1971 se fue a vivir en una pequeña cabaña que él mismo construyó en el estado de Montana, donde vivió casi en aislamiento total del mundo.
Desde ese lugar, Kaczynski se dedicó a planear y a ejecutar un plan en contra de la sociedad industrial.
Para ello, atacó a distintas personas escogidas como objetivos con unos criterios muy amplios: desde un investigador sobre genética hasta un vendedor de computadoras, pasando por algún intelectual, empresarios, estudiantes e incluso los pasajeros de una línea aérea.
En mayo de 1978, comenzó su carrera de terror con el envío de una carta bomba a Buckley Crist, un profesor de ingeniería de materiales de la Universidad Northwestern.
El paquete fue hallado en un estacionamiento de la Universidad de Illinois, en Chicago, con instrucciones de ser “retornado” a Crist, quien -al recibirlo- tuvo sospechas sobre su origen y lo entregó a un guardia de seguridad que resultó herido en una mano al intentar abrirlo.
Cometería otros 9 atentados parcialmente fallidos, incluyendo una bomba en un avión de pasajeros, antes de causar la primera víctima mortal: Hugh Scrutton, el propietario de una tienda de venta de computadoras en Sacramento (California).
Luego realizaría otros cinco atentados, el último de ellos en 1995, en los que causaría otros dos muertos.
Ese año, Kaczynski envió cartas a varios medios de comunicación pidiendo que publicaran íntegro su extenso ensayo llamado “La sociedad industrial y su futuro”, prometiendo que si lo hacían detendría su campaña de terror.
El documento era conocido por el FBI como el “Manifiesto de Unabomber” y en él afirmaba que “la revolución industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la raza humana”, argumentando que esto se debe en parte a que la sociedad moderna ha forzado a las personas a actuar de una forma cada vez más alejada del patrón natural de comportamiento.
Publicar o no el texto representaba un dilema ético para los medios y las autoridades, pues estarían accediendo a las exigencias de un terrorista.
Sin embargo, al final, el FBI y el Departamento de Justicia persuadieron a los diarios The New York Times y The Washington Post para que el manifiesto saliera a la luz pública en sus páginas.
Esa polémica acción fue clave para la posterior captura de Unabomber el 3 de abril de 1996 en la cabaña en la que vivía.
Las autoridades creían que la divulgación del manifiesto podría facilitar su identificación y las autoridades ofrecieron una recompensa de US$1 millón a quien ofreciera información que facilitara su arresto.
El FBI comenzó a recibir centenares de llamadas cada día supuestamente relacionadas con el caso, pero la verdadera pista llegaría por otra vía.
David Kaczynski, el hermano de Unabomber, encontró similitudes entre el manifiesto y algunas cartas que éste le había enviado en el pasado. Entonces, decidió contratar un investigador privado que indagara discretamente sobre la vida de Ted, a quien no veía desde hacía una década.
Luego, entregó el material recopilado al abogado Tony Bisceglie, quien sirvió de intermediario entre el FBI y la familia Kaczynski, quienes buscaban proteger a Ted de morir en una redada policial como ocurre con frecuencia en casos como estos.
Días después de la captura de Unabomber, Bisceglie explicó lo complejo que resultó todo para la familia, que temía que ocurriera otro atentado pero al mismo tiempo tenía la esperanza de que Ted fuera inocente.
“Hubo una gran angustia”, dijo el abogado a la prensa.
En enero de 1998, Kaczynski se declaró culpable de todos los cargos federales formulados en su contra, reconociendo ser Unabomber, a cambio de evitar la pena de muerte y recibir una condena a prisión perpetua sin posibilidad de recuperar su libertad y renunciando a la posibilidad de apelar la sentencia.
Ponía fin así no solo a su carrera terrorista, sino también a un difícil juicio en el que había mostrado tener un comportamiento errático y durante el cual fue diagnosticado por un médico como paranoico esquizofrénico.
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