Javier Martínez, un oficial de policía de Uvalde, intentó llegar hasta el autor del tiroteo en una escuela de ese pueblo de Texas, que dejó en mayo pasado 2 maestras y 19 alumnos muertos, pero nadie lo siguió.
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El ímpetu del esfuerzo por detener al atacante, Salvador Ramos, se perdió, revela un reporte preliminar de la Cámara de Representantes de Texas sobre el tiroteo, que ha evidenciado una “falla sistémica”, lenta y descoordinada de las autoridades durante el ataque.
El reporte de un comité de la Cámara confirma que una falta de liderazgo y fallas de comunicación contribuyeron al fatal desenlace del tiroteo, pero el documento de 77 páginas da cuenta de episodios aislados de comportamiento valeroso de agentes que quisieron actuar con la urgencia que la situación requería.
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Tal fue el caso del teniente Martínez, que estuvo entre quienes inicialmente avanzaron hacia el peligro cuando los agentes convergieron en el edificio de la Escuela Primaria Robb el pasado 24 de mayo.
Martínez se asomó a un vestíbulo entre las aulas donde Ramos, de 18 años, estaba atrincherado, y fue recibido con disparos que le causaron “rasguños en la parte superior de la cabeza provocados por fragmentos de material del edificio”, señala el informe.
El teniente, miembro del Departamento de Policía de Uvalde desde hace casi tres décadas, se replegó hacia un extremo del pasillo al que desembocan las aulas. Otro oficial, el sargento Eduardo Canales, comandante del equipo SWAT, también fue golpeado en un oído por los fragmentos.
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Después de correr en retirada, la cámara corporal grabó a Canales diciendo “Tenemos que entrar allí” antes de pedir refuerzos. Entonces, Martínez dio la vuelta hacia las aulas.
“De acuerdo con su entrenamiento para casos de tirador activo, comenzó a avanzar de nuevo hacia los salones 111 y 112 en un deseo evidente de mantener le impulso y ‘detener la matanza’, pero esta vez nadie lo siguió”, dice el reporte.
Añade que “varios oficiales de policía han sugerido al comité (legislativo) que si otros lo hubieran seguido como respaldo, el teniente Martínez pudo haber regresado a las puertas de las aulas y enfrentado (al tirador)”.
En vez de ello, a Martínez se le encomendó ayudar a evacuar a los niños de las aulas y posteriormente era parte del grupo de oficiales agrupados en un extremo del pasillo cuando agentes federales irrumpieron en el salón donde se encontraba Ramos más de una hora después y lo mataron.
Robert MacDonald, un exjefe de policía de Uvalde, dijo saber que Martínez es “un oficial competente y capaz” y que su tentativa de avanzar hacia el peligro debe ser encomiada, pero que su persistencia no fue suficiente para convencer a sus compañeros de seguirlo.
“La respuesta de pelear o huir entra en juego con el estrés y la adrenalina recorriendo el cuerpo”, dijo MacDonald, citado por la cadena NBC.
“Pero, por alguna razón, se congelaron”, puntualizó.
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