¿Qué son las bombas de racimo que EE.UU. envió a Ucrania, cómo funcionan y por qué están prohibidas en más de 100 países?

Estados Unidos confirmó que su nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por 800 millones de dólares contiene bombas de racimo, causando gran sorpresa y controversia en el mundo. ¿La razón? Estos proyectiles están prohibidos en más de 100 países por los terribles daños colaterales que suelen causar, especialmente entre los civiles.

En una entrevista con CNN, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, justificó el envío de las bombas de racimo y dijo que fue una “difícil” pero necesaria decisión, ya que “los ucranianos se están quedando sin munición”.

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Agregó que no será una medida permanente, pues solo estará en vigor mientras Estados Unidos asegura un suministro suficiente de artillería de 155 milímetros.

“Esta guerra es sobre las municiones, y se están quedando sin esa munición, y a nosotros nos queda poco”, reconoció Biden. Indicó que las bombas de racimo aportarán una solución temporal que contribuirá a detener los tanques rusos.

En este último fin de semana, el Pentágono anunció que las controvertidas bombas ya se encuentran en Ucrania. El lugarteniente Douglas Sims, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto, confirmó en una conferencia de prensa telefónica que esa munición llegó a su destino.

En Estados Unidos, la decisión generó diversas reacciones. Algunos legisladores demócratas censuraron el plan y varios republicanos lo respaldaron.

El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump,

dijo que la decisión de suministrar bombas de racimo a Ucrania podría arrastrar a su país hacia una Tercera Guerra Mundial.

En Ucrania, el presidente Volodymyr Zelensky elogió la medida y agradeció a Biden. Dijo que el paquete de asistencia “acercará a Ucrania a la victoria sobre el enemigo, y a la democracia a la victoria sobre la dictadura”.

En cuanto a los aliados, tanto España como Alemania se han mostrado en contra del envío de las bombas de racimo.

Mientras que las organizaciones defensoras de los derechos humanos como Human Rights Watch rechazaron la decisión. En un comunicado, la ONG dijo que tanto Ucrania como Rusia ya habían matado a civiles con el uso de bombas de racimo.

¿Cómo son las bombas de racimo y por qué es tan controvertido su uso? En esta nota te lo explicamos.

Las bombas de racimo son proyectiles que transportan en su interior decenas o incluso cientos de bombas más pequeñas, también conocidas como submuniciones. Estos proyectiles pueden lanzarse desde aviones, misiles o dispararse desde artillería, cañones navales o lanzacohetes, entre otras formas, precisa un informe de CNN.

Una vez disparada, a una altura preestablecida la bomba de racimo se abre y las pequeñas submuniciones que están en su interior se esparcen por un área determinada.

Las bombas de racimo

se utilizaron por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial, entre 1939 y 1945.

Estas bombas pequeñas llevan una espoleta de retardo para que exploten en un momento indicado, cuando estén más cerca o en el suelo, esparciendo así su metralla que está diseñada para matar soldados o eliminar vehículos blindados como tanques, precisa CNN.

Un número significativo de las pequeñas bombas no explotan inicialmente, sobre todo si caen sobre suelo húmedo o blando, explica BBC Mundo.

Estos proyectiles pueden explotar después al ser recogidos o pisados, matando o mutilando a la víctima, que en muchos casos llegan a ser civiles.

Al defender la decisión de Estados Unidos, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, dijo que las bombas de racimo estadounidenses tenían un porcentaje de falla inferior al 2,5%, lo que describió como muy inferior al porcentaje de falla de las rusas, que se sitúa entre el 30% y el 40%.

En este punto, BBC Mundo precisa que la legislación de Estados Unidos prohíbe la transferencia de bombas de racimo con tasas de falla superior al 1%, pero el presidente Biden puede saltarse esta norma.

Human Rights Watch recuerda que las bombas de racimo fueron diseñadas específicamente para efectuar bombardeos a gran escala sobre formaciones masivas de tanques e infantería.

Agrega que en la actualidad los conflictos se desarrollan de manera creciente sobre o en las inmediaciones de zonas urbanas habitadas, consideradas un entorno inapropiado para el uso de bombas de racimo.

“La utilidad militar de las bombas de racimo se ve con frecuencia sobrepasada por los costos humanitarios que conlleva su uso, incluida las bajas entre civiles al momento del ataque y mucho tiempo después, así como el impacto social y económico a largo plazo que implican las peligrosas submuniciones no detonadas”, anota Human Rights Watch.

Por su parte, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos pidió a los países que no utilicen bombas de racimo, argumentando que eran peligrosas.

“Las bombas de racimo esparcen pequeñas bombas por una amplia zona, muchas de las cuales no explotan de inmediato”, dijo la portavoz de la oficina, Marta Hurtado. “Pueden matar y mutilar años después. Por eso su uso debe cesar”.

CNN reportó que Estados Unidos tiene una reserva de bombas de racimo conocidas como DPICM, o Municiones Convencionales Mejoradas de Doble Propósito, que ya no usa luego de tomar la decisión de comenzar a eliminarlas de manera gradual desde el 2016.

Estas bombas se disparan con obuses de 155 mm y cada proyectil lleva 88 minibombas. Cada submunición tiene un alcance letal de unos 10 metros cuadrados, por lo que un solo proyectil puede cubrir un área de hasta 30.000 metros cuadrados, dependiendo de la altura a la que libere las pequeñas bombas.

En un artículo publicado en un sitio web del ejército de EE.UU. se señala que las submuniciones de un proyectil DPICM pueden también ser de carga hueca, un tipo de ojiva antiblindaje especializada que, al golpear un tanque o vehículo blindado, “crea un chorro de metal fundido que perfora el blindaje”. Agrega que se pueden necesitar 10 o más submuniciones para destruir un vehículo blindado, pero puede ser necesario una sola para desactivar las armas del vehículo o dejarlo inmóvil, precisa CNN.

El departamento de Defensa de Estados Unidos dijo que el nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania “proporcionará sistemas de artillería y municiones adicionales, incluidas Municiones Convencionales Mejoradas de Doble Propósito (DPICM) altamente efectivas y confiables, sobre las que la administración llevó a cabo extensas consultas con el Congreso y nuestros aliados y socios”.

Pero un informe de HRW indica que las bombas de racimo presentan limitaciones e inconvenientes que pueden entorpecer las operaciones militares. Indica que la presencia de fragmentos sin detonar puede poner en peligro la seguridad de las tropas de las propias fuerzas y reducir su movilidad. Agrega que informes elaborados tras las guerras del Golfo, Kosovo, Afganistán e Irak resaltaron el impacto negativo generado por las bombas de racimo tanto sobre las fuerzas aliadas como sobre las tropas de paz.

HRW anota que en la Guerra del Golfo de 1991, las fuerzas de los Estados Unidos vieron su movilidad impedida y sufrieron bajas cuando operaban en zonas contaminadas por sus propias submuniciones sin estallar. Al menos 80 bajas del ejército estadounidense fueron atribuidas a sus propias bombas pequeñas que no estallaron en su momento.

La ONG también cita un informe elaborado por la Tercera División de Infantería de los Estados Unidos tras sus operaciones en Irak en el año 2003, donde calificó a las bombas de racimo como uno de los “perdedores” de la guerra. El informe se preguntaba: “¿Es la DPICM una reliquia de la Guerra Fría?” Los comandantes “vacilaban en utilizarla... pero debían hacerlo”, pues no contaban con armas alternativas. El informe señala que dichas armas no “deben ser utilizadas en zonas urbanas”. Los oficiales de campo estaban especialmente preocupados por el alto índice de submuniciones sin estallar de las DPICM, que resultó más alto de lo esperado.

Sí, tanto los ucranianos como los rusos han usado bombas de racimo desde el inicio de la invasión en febrero del 2022.

CNN refiere que últimamente Ucrania ha comenzado a usar municiones de racimo proporcionadas por Turquía.

Un informe de HRW señala que en abril del 2022, un misil balístico ruso equipado con una ojiva de bombas de racimo estalló sobre la abarrotada estación de ferrocarril de Kramatorsk, en el este de Ucrania, provocando la muerte de al menos 58 civiles.

Mientras que un reporte de marzo de este año de Naciones Unidas sostiene que las fuerzas ucranianas usaron bombas de racimo en el 2022 en la ciudad de Izium, en el este de Ucrania.

Desde el año pasado, Ucrania venía presionando a Estados Unidos para que le proporcione sus bombas de racimo, argumentando que eso daría más municiones a los sistemas de artillería y cohetes proporcionados por Occidente y ayudarían a reducir la superioridad numérica de Rusia en artillería.

“Ucrania se ha comprometido a realizar esfuerzos de desminado tras el conflicto para mitigar cualquier daño potencial a los civiles y esto será necesario independientemente de si Estados Unidos proporciona estas municiones o no, debido al uso generalizado de bombas de racimo por parte de Rusia”, dijo el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.

Un total de 123 países han ratificado la Convención sobre Municiones en Racimo de la ONU del 2008. Entre los firmantes figuran Reino Unido, Francia y Alemania, aliados que proporcionan ayuda militar a Ucrania.

La convención prohíbe todo uso, producción, transferencia y almacenamiento de municiones en racimo. Además, establece un marco de cooperación y asistencia para garantizar una asistencia adecuada a los sobrevivientes y sus comunidades, limpieza de áreas contaminadas, educación para la reducción de riesgos y destrucción de existencias.

Tanto Estados Unidos, como Ucrania y Rusia, no han firmado la Convención sobre Municiones en Racimo. Tampoco lo han hecho potencias militares como China e Israel.