El predicador iraquí Abu Walaa, presentado como el “cerebro” del grupo Estado Islámico en Alemania, fue condenado a 10 años y medio de prisión por un tribunal de ese país por haber radicalizado jóvenes y ayudado a preparar una acción violenta. Ahmad Abdulaziz Abdulá Abdulá era juzgado desde hacía más de tres años por un tribunal de Celle, en un juicio maratónico rodeado de un drástico dispositivo de seguridad.
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Este predicador de 37 años fue hallado culpable de pertenecer a una organización terrorista, financiar el terrorismo y ayudar a preparar acciones violentas. la sentencia del tribunal fue un poco inferior al pedido de la fiscalía de once años.
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Tres cómplices fueron condenados a penas de entre cuatro y ocho años de prisión.
Abu Walaa era, según la acusación, “el representante en Alemania” del Estado Islámico y tenía “contactos directos” con sus dirigentes. También era el “cerebro de la red” que enviaba combatientes a Siria e Irak.
- “Sin rostro” -
Abu Walaa montó en la mezquita de Hildesheim (Baja Sajonia) una empresa de reclutamiento y al menos ocho, “sobre todo gente muy joven”, se fueron, como unos hermanos gemelos alemanes que cometieron un sangriento atentado suicida en Irak en 2015.
El principal acusado llegó a Alemania como solicitante de asilo en 2001 y fue detenido en noviembre de 2016 a raíz de una larga investigación de los servicios de inteligencia.
Era muy discreto y se le conocía o “el predicador sin rostro” porque en sus sermones en la red, muy seguidos, nunca aparecía de cara a la cámara. También se le acusaba de haber predicado la yihad en la mezquita de Hildesheim, actualmente cerrada.
Entre los que frecuentaron el grupo figura al menos uno de los tres adolescentes que, con 16 años, colocaron una bomba en abril de 2016 en un templo sij de Alemania. El atentado se saldó con tres heridos, uno de ellos grave. Todos fueron condenados a prisión en 2017.
Anis Amri, el tunecino que cometió el atentado con camión en el mercadillo navideño de Berlín (12 muertos en diciembre de 2016), parece haber frecuentado esta red y mantenido contacto con uno de los coacusados, el germanoserbio Boban Simeonovic, un ingeniero químico que al parecer lo acogió en una escuela islámica en Dortmund.
El solicitante de asilo tunecino, muerto a tiros de la policía italiana tras huir de Alemania, también estuvo en una mezquita de Berlín conocida por sus vínculos con el yihadismo y donde Abu Walaa predicó. Sin embargo, nunca se estableció un contacto directo entre los dos hombres.
- “Estafador” -
La acusación se basó sobre todo en el testimonio de una fuente de los servicios de inteligencia internos alemanes que durante meses juntó indicios y pruebas contra el predicador iraquí. Como teme por su vida, este testigo fue eximido de declarar ante el tribunal.
Otra fuente clave, un combatiente yihadista decepcionado que regresó de los antiguos territorios del EI, también aceptó cooperar y contar cómo la red de Abu Walaa lo envió a través de Bruselas y Turquía.
Pero para el abogado de Abu Walaa, Peter Krieger, estas acusaciones se basaron en las declaraciones de un testigo que no es fiable porque ha sido condenado como miembro del EI. “El testigo principal es un estafador”, sostuvo.
El terrorismo de ultraderecha se ha convertido en la principal amenaza para la seguridad en Alemania, pero la nebulosa yihadista todavía sigue activa en el país.
Tres hermanos sirios, sospechosos de preparar atentados con explosivos, fueron detenidos a principios de febrero en Alemania y Dinamarca.
Desde 2009, las autoridades alemanas han desbaratado 17 intentos de atentado de este tipo, la mayoría después del ataque de 2016 en Berlín, según el Ministerio del Interior.
El número de islamistas considerados peligrosos en Alemania se ha multiplicado por cinco desde 2013 hasta los 615, según Interior.
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