El movimiento de los “chalecos amarillos” obtuvo su primera gran victoria en el pulso que lo enfrenta al presidente de Francia, Emmanuel Macron, luego de que el Gobierno anunciara la suspensión de varias medidas fiscales para intentar salir de la crisis ocasionada por las violentas manifestaciones que sacuden el país desde hace tres semanas.
Pese a ello, los manifestantes han considerado insuficientes las medidas y se han convocado nuevas movilizaciones para este fin de semana.
El Comercio conversó al respecto con el analista internacional Francisco Belaunde Matossian.
—¿Cómo se puede definir el movimiento de los “chalecos amarillos”?En realidad es una confluencia de sectores bastante diversos ante una acumulación de descontento. Sobre todo son sectores rurales y de pequeñas ciudades que se sienten abandonados por el Estado. La gota que rebalsó el vaso fue este impuesto ecológico que buscaba hacer más caro el uso de contaminantes, y para estos sectores que viven con cierta estrechez esto ya fue demasiado.
—¿Cuál es la principal crítica hacia Macron?Ha tenido una manera de gobernar un poco arrogante, que no escucha. Entonces esto ha generado un coctel explosivo. Cuando se hacen las encuestas, una mayoría aplastante de franceses apoya al movimiento de los chalecos amarillos porque hay un sentimiento de cólera muy profunda.
—¿Pero las críticas hacia él son por su estilo de gobernar o por una mala gestión? Él ha hecho reformas y a veces suelen generar problemas. Ha reformado el sistema de trenes, sobre todo en las pensiones de los conductores de tren. También ha habido cambios en el sector educativo. Eliminó un impuesto sobre la fortuna y eso fue mal visto; eso contribuyó a que a Macron se le considere ‘el presidente de los ricos’. Y también está su estilo. Ha dado algunas declaraciones, como cuando hizo la referencia a la dificultad que hay en Francia para hacer reformas o que los programas sociales cuestan mucho dinero. Ha ido gobernando de manera aislada porque confía en un pequeño círculo de consejeros, entonces ha ido concentrando el rechazo hacia él.
—¿Este rechazo hacia Macron puede abonar a favor de la extrema derecha?Claramente, la extrema derecha, y también la extrema izquierda, quieren recuperar terreno entre la población, pero también están un poco confundidos porque este movimiento de los chalecos amarillos ha nacido de manera absolutamente espontánea, no tiene un líder y es una cosa inorgánica y muy diversa. Hay algunos representantes de los “chalecos amarillos” que dijeron en un comunicado que había quedarle una puerta de salida al Gobierno, pero después dijeron que ya no porque habían recibido amenazas de muerte de otros miembros del movimiento.
—¿Se podría hablar de una salida anticipada de Macron?Lo que han estado pidiendo algunos en la extrema derecha y la extrema izquierda es que se disuelva el Congreso para que haya nuevas elecciones y un nuevo Congreso. Es una manera de darle una salida electoral a este problema. Ahora, hay reclamos de parte de estos ‘chalecos amarillos’ que piden que Macron se vaya. Pero vamos a ver qué pasa este sábado con las nuevas movilizaciones, pues con el transcurrir de las semanas también ha ido disminuyendo la cantidad de gente en las protestas. Lo que pasó el último sábado es que las protestas fueron muy violentas y se ha dado una visión dantesca. El Gobierno ha decidido recular pero probablemente un grupo va a querer mantener la presión. La cosa puede aún desestabilizar.