En otros tiempos, Gianluigi Torzi habría sufrido el azote del látigo del Vaticano, aquel con el desmotivaba a todo aquel que quisiera entrometerse en sus negocios o, peor aún, timarlos.
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Pero el otrora omnipotente poder de la Iglesia Católica ahora solo se puede traducir en una denuncia. Y arrestar al hombre que se atrevió a engañar a los representantes de Dios en el mundo es su nueva meta.
Torzi -en lo que algunos podrían considerar como terrible, mientras que otros lo observarían como justicia divina- embaucó al Vaticano, inflando los precios de una propiedad que querían comprar en Londres.
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Porque la Santa Sede acostumbra (en secreto) a tomar parte del dinero de las donaciones para invertirlos en diversos negocios en el mundo.
En el caso de Torzi, se trató de un lujoso edificio londinense de color ladrillo que se destaca de sus vecinos por estar adornado con enormes ventanas que dejan ver su interior. Se trata del 60 de la avenida Sloane.
Pero hay varias particularidades que hay que tener en consideración al hablar de Gianluigi Torzi. ¿Cómo es que el dueño de una pequeña empresa maltesa dedicada al rubro inmobiliario terminó manejando los fondos del Vaticano?
A su disposición, y tal como lo recoge “El Heraldo”, Torzi manejó la friolera de 177 millones euros y se quedó con 15 de ellos como honorarios. En represalia, se le acusa de “extorsión, malversación, fraude agravado y auto lavado de dinero”.
Según Vatican News, por esos crímenes, Torzi podría pagar hasta 12 años de prisión.
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NEGOCIOS POCO SANTOS
Broker inmobiliario, emprendedor y estafador: hay quienes describen así a Gianluigi Torzi, el hombre nacido en 1979, y cuyas maniobras oscuras no solo se circunscribirían a sus negocios con el Vaticano.
Antes, en la ciudad italiana de Molise, ya había tenido un problema legal junto a su padre, Enrico, y en el que se involucró al entonces gobernador de la región Paolo di Laura Frattura.
Según el portal Primo Numero, siete años atrás, los Torzi idearon una forma de hacer una “rentable operación” con una lujosa villa en la playa Termoli y trabajaron junto a Frattura (uno de los dueños de la propiedad) para lograrlo.
Pero la propiedad había sido alquilada a María Rosaria Cerio, quien un día intentó ingresar, y se dio con la sorpresa de que las cerraduras de la puerta habían sido cambiadas.
El medio anota que Frattura impidió que se hiciera justicia.
Varios meses después, Cerio logró entrar a la casa, pero esta había sido destruida por dentro.
En la investigación para determinar lo sucedido, se detectó que “las puertas” y cierta parte del “mobiliario se guardaban en las instalaciones de una de las empresas administradas por los Torzi (Sacom di Larino)”.
“De ahí la hipótesis de la recepción de bienes robados y la complicidad: el fiscal sostiene, sobre la base de los hallazgos investigativos de la policía, que los bienes allí encontrados podrían utilizarse para encubrir otros delitos”, dice el portal.
Con eso en mente, la misma pregunta cae por su propio peso: ¿cómo es que Torzi logró contactarse con políticos importantes?
Según el Molise Tabloid, Torzi es conocido en Molise por su “actividad empresarial”. Es parte del directorio de la empresa familiar dedicada a la “producción de sistemas de biotecnología verde para uso agrícola”.
Pero Torzi supo pronto que el verdadero negocio no estaba en ese rubro, sino en la intermediación, “llegando rápidamente a realizar actividades de intermediación para grandes empresas del panorama nacional e internacional”.
Para algunos, se trata de un “genio financiero”.
Luego del lío legal con Frattura y con el Vaticano, en el 2019, Torzi fue demandado por fraude “por la compañía de seguros romana Net Insurence” en los que se involucraría bonos del Estado.
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