Horas después del inicio de la invasión rusa a Ucrania, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía la calificó de “inaceptable” y como una “grave violación del derecho internacional”.
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Tras hablar con su homólogo ucraniano, Volodymyr Zelensky, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, condenó la invasión rusa como un “duro golpe a la paz y la estabilidad regional”.
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La postura turca sorprendió a algunos, pues Ankara y Moscú han sido aliados estratégicos clave en la región del Cáucaso sur desde hace más de una década.
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Ambos regímenes se han apoyado mutuamente manteniendo una política antiestadounidense y antieuropeísta, apoyando a regímenes como el de Nicolás Maduro en Venezuela y estrechando lazos comerciales cada vez más profundos.
Hoy, Rusia es uno de los principales socios comerciales de Turquía, su principal proveedor de gas natural, y el origen de la mayoría de los turistas que llenan las concurridos balnearios turcos en las costas del mar Egeo y Mediterráneo.
La aparente amistad entre Putin y Erdogan ha tenido numerosos altibajos. Ha superado la oposición de visiones en guerras en Azerbaiyán, Libia y Siria, en donde Turquía derribó un caza ruso.
Incluso superó el asesinato de un embajador ruso en Ankara.
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Ter Minassian Taline, historiadora del Instituto Nacional de Lenguas y Civilizaciones Orientales (INALCO) de París, la describe como una amistad “pragmática”.
“Hay mucha ambigüedad en las relaciones entre Rusia y Turquía. Putin y Erdogan se entienden muy bien y entienden los problemas del otro. Son amigos, pero a la vez enemigos.”, le dice a BBC Mundo la especialista en estudios soviéticos y de Medio Oriente.
“Es en realidad una amistad pragmática donde cada quien vela por sus intereses”, prosigue.
Minassian Taline explica que la posición de Turquía en el conflicto ruso-ucraniano es complicada porque Ankara también mantiene una profunda relación con Kiev, especialmente en el ámbito militar.
Esta relación últimamente le ha permitido a Ucrania defender sus ciudades de los bombardeos rusos gracias a decenas de drones de fabricación turca adquiridos por el gobierno ucraniano.
En las últimas semanas se han compartido videos en las redes sociales en los que se ven drones Bayraktar TB2 destruyendo tanques, vehículos blindados y sistemas de defensa antimisiles rusos.
Turquía comenzó a vender estos artefactos a Ucrania en 2019, y Kiev ya los había utilizado para combatir a los separatistas prorrusos en la región oriental de Dombás.
Los drones son producidos por la empresa de defensa Baykar, perteneciente a la familia del yerno de Erdogan.
“A Putin probablemente le enfurece ver que los ucranianos están utilizando drones militares producidos por Turquía”, reflexiona Ter Minassian Taline.
Kiev también ha respaldado en numerosas ocasiones la política extranjera turca.
Aunque no envió armas, Ucrania apoyó diplomáticamente a Azerbaiyán y Turquía durante la guerra del Alto Karabaj en 2020.
Pero en el conflicto actual, Turquía ha decidido jugar un rol mediador, según Dimitar Bechev, experto en Rusia y Europa del Este de la Universidad de Oxford, en Reino Unido.
“Erdogan quiere facilitar el diálogo entre Zelensky y el Kremlin. Lo estaba proponiendo incluso antes del comienzo de la guerra, cuando visitó Kiev en febrero”, dice en entrevista con BBC Mundo.
“La incógnita es si Ankara puede realmente tener éxito en este papel”, agrega.
A principios de marzo, los ministros de Relaciones Exteriores Serguéi Lavrov de Rusia y Dimitro Kuleba de Ucrania sostuvieron reuniones en el balneario turco de Antalya, en el suroeste del país, con la presencia del canciller turco, Mevlut Cavusoglu.
Pero las discusiones no arrojaron resultados concretos.
Una posición “ventajosa”
Pese a ello, el papel mediador de Turquía ha continuado.
El fin de semana pasado, el gobierno turco aseguró que Kiev y Moscú habían avanzado en las negociaciones para detener la guerra y que las dos partes estaban “cerca de un acuerdo”.
Cavusoglu reiteró que Turquía estaba en contacto con los equipos de negociación de ambos países, pero se negó a divulgar los detalles de las conversaciones porque, dijo, “desempeñamos un papel honesto de mediador y facilitador”.
Erdogan ha expresado en varias ocasiones que Turquía no abandonará sus relaciones ni con Rusia ni con Ucrania y destacó la ventajosa posición que tiene Ankara al poder hablar con ambas partes.
Turquía no ha sancionado a Rusia ni ha cerrado su espacio aéreo a los aviones rusos como el resto de los países de la OTAN.
No obstante, sí les suspendió el paso a los buques de guerra rusos por los estrechos turcos que conectan el mar Negro con el Mediterráneo, al imponer las cláusulas de guerra de la Convención de Montreux de 1936 que regula el tráfico marítimo en los estrechos turcos.
Pese a ello, el papel mediador de Turquía ha continuado.
El fin de semana pasado, el gobierno turco aseguró que Kiev y Moscú habían avanzado en las negociaciones para detener la guerra y que las dos partes estaban “cerca de un acuerdo”.
Cavusoglu reiteró que Turquía estaba en contacto con los equipos de negociación de ambos países, pero se negó a divulgar los detalles de las conversaciones porque, dijo, “desempeñamos un papel honesto de mediador y facilitador”.
Erdogan ha expresado en varias ocasiones que Turquía no abandonará sus relaciones ni con Rusia ni con Ucrania y destacó la ventajosa posición que tiene Ankara al poder hablar con ambas partes.
Turquía no ha sancionado a Rusia ni ha cerrado su espacio aéreo a los aviones rusos como el resto de los países de la OTAN.
No obstante, sí les suspendió el paso a los buques de guerra rusos por los estrechos turcos que conectan el mar Negro con el Mediterráneo, al imponer las cláusulas de guerra de la Convención de Montreux de 1936 que regula el tráfico marítimo en los estrechos turcos.
Para el gobierno de Erdogan, Ucrania es importante geopolíticamente porque por muchos años funcionó como un “estado colchón” entre Rusia y Turquía.
“Pero el papel de Ucrania como estado colchón se acabó después de que Rusia anexó Crimea en 2014. No obstante, Turquía sabe que Kiev es un aliado importante para hacerle contrapeso a Rusia en la región”, apunta Bechev, experto de la Universidad de Oxford.
Bechev describe la relación entre Erdogan y Putin como un “matrimonio de conveniencia”.
“Se necesitan mutuamente en varios aspectos y compiten en otros, pero es importante notar que han aprendido a hacer negocios juntos”, explica.
Algunos analistas dudan que la fuerte alianza que mostraron Erdogan y Putin en el pasado se reanude algún día tras la invasión rusa de Ucrania.
“Más allá de la supuesta amistad entre Erdogan y Putin están los intereses de ambos países”, insiste Bechev.
Bechev cree que Moscú y Ankara seguirán teniendo intereses superpuestos, pero persistirá el “temor” que le tiene el gobierno turco al Kremlin.
“Nunca volverá a ser una amistad, pero Ankara no puede permitirse quemar todos los puentes con Rusia y por eso es que no se unió a las sanciones”, explica.
Mientras tanto, Turquía ha resurgido en las últimas semanas como el refugio de miles de rusos que rechazan la guerra y buscan rehacer sus vidas en otro país.
Según el reconocido periódico turco Hürriyet, alrededor de 14.000 rusos han huído a Turquía, donde no necesitan una visa para viajar, desde el comienzo de la llamada “guerra de Putin”.
La experta del Inalco, Ter Minassian Taline, cree que es importante destacar la “ambigüedad” que ha mostrado Turquía en la crisis actual y considera que le conviene.
El gobierno de Erdogan se abstuvo de votar en contra o a favor de suspender el asiento de Rusia en el Consejo de Europa, pero, al mismo tiempo, apoyó una resolución en la Asamblea General de la ONU que condenaba la “agresión contra Ucrania”.
Hace más de medio siglo, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, los líderes turcos decidieron unirse a Occidente porque le tenían miedo a la Rusia de Stalin y querían “estar en el lado correcto de la historia”.
Por eso, el expresidente Mustafa İsmet İnönü promovió la entrada de Turquía en instituciones transatlánticas, como la OTAN.
Hoy, Recep Tayyip Erdogan parece enfrentarse al mismo dilema. Y, para muchos, su “ambigüedad” muestra que ha elegido a Occidente nuevamente, pero evitando molestar demasiado al Kremlin.
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