“Hubo una cultura de la ocultación” de los abusos por parte de la Iglesia Católica portuguesa, sostuvo el exministro luso Alvaro Laborinho, uno de los expertos de la comisión que reveló hoy la existencia de al menos 5.000 víctimas en el país.
MIRA AQUÍ: ¿Cómo fue la dramática fuga de la presentadora rusa que criticó la invasión a Ucrania en televisión?
“Hubo inequívocamente ocultación”, insistió el exministro de Justicia, miembro de la comisión independiente que ha investigado durante un año los abusos ocurridos en el seno de la Iglesia Católica lusa desde 1950.
“No dejo de ver en varios miembros de la Iglesia actualmente una deseo de regresar a esta cultura, pero hay también una disponibilidad de apertura”, agregó Laborinho.
Una voluntad, dijo, que se refleja, por ejemplo en el trabajo de esta comisión independiente, creada por la Conferencia Episcopal.
“En vez de hacer sangre por esta ocultación”, añadió, “es importante mirar para el frente, para un proceso más abierto”.
Lo importante, recalcó, es que “es inequívoco que en la Iglesia Católica fueron cometidos abusos sexuales, en una lectura minimalista, cerca de 5.000″.
“Y una cosa son los abusos ocurridos en la Iglesia y otra cosa sería si continuaran a partir de ahora”, apuntó. “Tenemos esperanza de que no sea el caso”, zanjó.
En su primera reacción ante el informe, el obispo José Ornelas, presidente de la Conferencia Episcopal de Portugal (CEP), afirmó: “queremos que sea el inicio de un nuevo comienzo”.
“Es una situación dramática que vivimos, no es fácil superarla”, admitió el obispo de Leiria-Fátima, que quiso enviar una mensaje a las víctimas: “Por ellas hicimos esto también”, dijo en alusión a la creación de esta comisión independiente.
REVISA AQUÍ: Estados Unidos derriba otro objeto aéreo no identificado sobre Canadá
ABUSOS, UN TEMA PARA LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD
También la socióloga Ana de Almeida confió en un cambio tras la investigación y reclamó por el retraso en la apertura de los archivos de la Iglesia para los expertos -solo se abrieron en octubre, diez meses después del inicio del proceso, explicó- y por el silencio de obispos y sacerdotes sobre el tema.
Almeida, miembro de la comisión, invitó a la Iglesia a “tomar la palabra” para prevenir los abusos y se sorprendió por el temor de algunos miembros de la jerarquía católica a que el problema pueda salpicar a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), prevista en agosto en Lisboa con la visita del papa Francisco.
“Hay o no mejor lugar para hablar” del tema, se preguntó la experta. “Esta es una cuestión absolutamente central de la Iglesia” y debería “integrar este discurso en la JMJ”, defendió.
En las conclusiones de su abultado informe -unas 500 páginas- los expertos piden también a la Iglesia que asuma el coste de la atención psicológica a las víctimas.
Durante un año de investigación, la comisión independiente comprobó 512 testimonios de los que se deduce que el número de víctimas reales de abusos en la Iglesia lusa se acerca a los 5.000 “como mínimo”.
La dimensión y la violencia del problema es similar a la de países vecinos, aunque en Portugal los abusos comienzan a una edad más temprana, apenas 11 años como media, debido, según los expertos, al peso específico que los seminarios tenían en el país en la segunda mitad del siglo XX.
Los menores abusados son, en su mayoría, niños, forzados en iglesias, seminarios, casas parroquiales, centros de acogida y escuelas.
El abusador es hombre (96%), sacerdote (77%) y próximo a sus víctimas.
La mayoría de los menores fueron abusados repetidamente, durante un año por término medio y hasta siete años en algunos casos.
El silencio protegió a los agresores. Casi la mitad de las víctimas habló por primera vez de los abusos en esta comisión.
El trabajo de este equipo concluyó hoy pero los expertos pidieron a la Iglesia lusa que cree otra comisión similar para dar continuidad a la investigación.
Contenido Sugerido
Contenido GEC